01 julio 2013

Una cuerda floja.


Caminar por una cuerda floja y pararse a respirar.
Creo que si no lo hiciese, sería imposible continuar.

Este aire que me tomo me está ayudando a entender 
que nada duele suficiente como para querer caer,
que las veces que creí estar escuchando una verdad, 
no me daba cuenta que esta siempre es relativa.

Siempre hay que saber cuándo cerrar una puerta 
y cuando tirarla a patadas.

Este respirar está lleno de vida, porque es corta,
yo demasiado intensa, porque es efímera y voluble 
me importa mucho más lo que tengo 
que lo que tendré o lo que tuve.

Me importan más las veces que te quedas, pero no te quedes sin estar.
Este respirar me eleva hasta la cima.
Le da prioridad a mis días, convierte en un suspiro todas las heridas.

Es una cuerda floja, lo sé, después de cien caídas se aprende a caminar por ella.
Sigo prefiriendo mi cuerda a la firmeza de tu suelo.

Caminar por una cuerda floja y no querer parar.