23 noviembre 2014

Domingos de lluvia

A ti,
a tu silencio,
al amanecer de hielo que es mi templo.

Echo de menos la absurda forma,
en que huyeron de mi cuerpo.

A ti, a tus trayectos,
a las abruptas formas de ser sinceros.

A mí después, a ti primero,
se nos murieron las ansias de hacerlo eterno.

Echo de menos la terquedad,
que nos llevó a ser los buenos,
no había malos en nuestro cuento.

A ti, a tu extrañeza,
a lo que queda en esta puerta abierta
que se ha convertido en fortaleza.

A los vaivenes inconstantes que
atormentan mi cabeza.
A las promesas.

A ti, a tu silencio y a tus cadenas.




20 noviembre 2014

Posos de café.

Me miró ... y le miré.

Y volvió a surgir la magia de la primera vez.
Y habían pasado días,
habían pasado años,
tormentas, huracanes y tornados.

Habían pasado heridas,
nos habían crecido enanos,
se nos habían roto los sueños
 y nos temblaban las manos.
todo había pasado por nosotros,
y nosotros tan cansados.

Habían crecido cumbres y se habían secado  ríos,
se había hecho de noche y había amanecido.

Me miró... y le miré.

Solo somos posos de café.






Me gustas

Todas las puertas de par en par,
y tu detrás, respirando el aire compartido.
Me gusta tu forma de despertar al mundo cada mañana, 
y si te observo en silencio desde la cama, puedo entender 
porque volvería a elegirte entre cualquiera.
Por tu intelecto, por tus maneras, por tu soberbia fortaleza,
por la forma abstracta en que funciona tu cabeza.
La luz apagada que te hace dormir, 
esa a la que tanto me cuesta acostumbrarme,
la dulce caricia de buenas noches, 
el beso de empuje del buenos días, como me miras,
como sostienes sin cansarte mis castillos en el aire.

Nuestros tropiezos tan predecibles aunque nos pillaran por sorpresa,
nuestro empeño en caminar cuando nos fallaron las piernas.

Me gustan tus despistes, hechos de la sal que te hace inconfundible,
tu terquedad imprevisible, el olor de tu cuerpo, 
la rapidez con que te vistes.
Me gusta la forma en que ríes, y perderme en tus pestañas,
tu sabor, tu complejidad, el constante empeño de sostenernos.

Me gustan tus matices, tus manías, todas esas cosas tuyas, 
que he tomado como mías,
ese espacio en los armarios que has perdido, 
los que he llenado con mis telarañas y mis líos.
Tu infinita paciencia y comprensión que no cabrían en una frase.
Todo lo que sientes y aún más como lo haces.

Todas las puertas de par en par, 
yo soltando lastre y tu cargando sin parar.
Tu mente lógica contra mi caos emocional.


19 noviembre 2014

A veces dueles





A veces dueles,
como duelen las cosas que uno quiere.
A veces la inspiración trepa por mis paredes.
¿Cuanto dura la voluntad si nunca puedes?

Para ti.

Siempre caminé de frente, con la verdad descarnada y evidente,
mostrando mis cartas a las primeras de cambio,
haciendo evidente la debilidad, la tristeza, el enfado.

Me di cuenta que los demás siempre están del otro lado,
caminando de puntillas con su perfil desdibujado
y entonces aprendí a guardarme cosas para mí,
no tendría sentido la vida de no ser así.

Siempre imaginé un lugar mejor, un rincón distinto
lleno de vida y de color,
pero el vivir es apagado, un charco sobre el fango,
un romperse el alma a cada paso,
y a veces, tal vez en el mejor de los casos,
un continuo caminar que no lleva a ningún lado.

Quería darte algo luz,
para que supieras lo que eres para mí.

¿ Como puedes empeñarte con una mujer así?

Una que se rompe demasiado,
que siente oscuro a cada rato,
esa que coses sin descanso,
esa que lo hace todo complicado.

Hoy quería que supieras que aunque las palabras son oscuras
la razón es que las sangro.
Pero detrás de ellas hay un alma transparente,
que es feliz al verte,
que te ha amado desde siempre,
que no sabe hacerse grande sin tenerte.

Quería que supieras que hay luz en mi certeza,
porque tú estás en ella.
Que dormir a tu lado cada noche es la mayor de mis riquezas,
que soy feliz cuando me piensas,
que llenas de vida el dolor de mi existencia.



Poesía de otros para pensamientos propios.

Hoy me apetece compartir unas letras que no son mías, la autora es Elvira Sastre, la podéis encontrar en You Tube y otras plataformas con facilidad.
Lo leí y me enamoré, y como todo lo que produce amor debe ser compartido.... aquí la dejo.


Autor  Elvira Sastre

Te veo venir por el pasillo
como quien camina dos centímetros por encima del aire
pensando que nadie le ve.
Entras en mi casa
-en mi vida-
con las cartas y el ombligo boca arriba,
con los brazos abiertos
como si esta noche
me ofrecieras barra libre de poesía en tu pecho,
con las manos tan llenas de tanto
que me haces sentir que es el mundo el que me toca
y no la chica más guapa del barrio.
Te sientas
y lo primero que haces es avisarme:
No llevo ropa interior
pero a mi piel le viste una armadura.
Te miro
y te contesto:
Me gustan tanto los hoy
como miedo me dan los mañana.
Y yo sonrío
y te beso la espalda
y te empaño los párpados
y tu escudo termina donde terminan las protecciones:
arrugado en el cubo de la basura.
Y tú sonríes
y descubres el hormigueo de mi espalda
y me dices que una vida sin valentía
es un infinito camino de vuelta,
y mi miedo se quita las bragas
y se lanza a bailar con todos los semáforos en rojo.
Beso
uno a uno
todos los segundos que te quedas en mi cama
para tener al reloj de nuestra parte;
hacemos de las despedidas
media vuelta al mundo
para que aunque tardemos
queramos volver;
entras y sales siendo cualquiera
pero por dentro eres la única;
te gusta mi libertad
y a mí me gusta sentirme libre a tu lado;
me gusta tu verdad
y a ti te gusta volverte cierta a mi lado.

Tienes el pelo más bonito del mundo
para colgarme de él hasta el invierno que viene;
gastas unos ojos que hablan mejor que tu boca
y una boca que me mira mejor que tus ojos;
guardas un despertar que alumbra las paredes
antes que la propia luz del sol;
posees una risa capaz de rescatar al país
y la mirada de los que saben soñar con los ojos abiertos.

Y de repente pasa,
sin esperarlo ha pasado.
No te has ido y ya te echo de menos,
te acabo de besar
y mi saliva se multiplica queriendo más,
cruzas la puerta
y ya me relamo los dedos para guardarte,
paseo por Madrid
y te quiero conmigo en cada esquina.
Si la palabra es acción
entonces ven a contarme el amor,
que quiero hacer contigo
todo lo que la poesía aún no ha escrito.
Elvira Sastre

La nostalgia transformada.

.... Me quedé dudando si tal vez esta nostalgia estancada podría con esfuerzo convertirse en otra cosa.

A veces me transporto a otro lugar, te observo aprovechando este poder de invisibilidad que me has concedido, observo tus cansados movimientos, tu falta de luz, la desgastada forma en que te mueves por el mundo como si ya no formases parte de el... y me siento tan triste.
No por mí.... por lo que fuiste.

Tu sonrisa lo llenaba todo, 
el brillo con que me mirabas cuando compartía mis locuras contigo.
¿ Dónde está ese brillo ? ¿En qué rincón perdido ?   ¿En qué parte oscura está escondido?

A veces me camuflo en tu aplastante indiferencia, hago eso que tan bien hacía, analizar hasta la mas ínfima molécula de tu esencia, tus gestos, la oscuridad que vistes, el peso invisible que aplasta tus hombros, como si vivieses encerrado en ese cuerpo y tu alma hubiese muerto,
 y me hundo hacía dentro.

Eras tan grande cuando yo te miraba, tan inmensas las alas que te desplazaban,
tan intensa la materia que nos conformaba.

Puedo divagar durante horas, durante regueros y regueros de palabras que me arden dentro, aquellas que no pude verter en su momento,
aquellas que aún a veces me golpean con fuerza pero en silencio.
Aunque no lo veas, me esfuerzo mucho en parecer cordial, en parecer distante,
en mantener esas correctas formas que para ti son importantes, 
me empeño con obsesión en demostrar que si tú eres de piedra, yo más,
  pero no es verdad.

Sé de sobra el sentido de que carece mi empeño, sé el lugar oscuro donde acaba todo esto,
nunca supe rendirme a tiempo.

Casi todo te lo he dicho,he intentado durante todo este tiempo que miraras de otra forma lo que llevabas mucho viendo, pero no puedo seguir creyendo que terminaras por ver lo que yo veo.
En algún momento cerraré esta puerta, seré distinta y me llenaré de fuerza.
En algún momento aprenderé de nuevo, que jamas debes correr tras aquello que se lleva el viento,
que lo que compartes con otros solamente es tiempo.


Me quedé dudando si llegará ese día en que no recuerde lo que sentía, en que no me pesen las palabras que no diría.
Te vas licuando por los renglones de mis palabras, libero carga de esta montaña que es mi tristeza.
Se va disolviendo lo que fue el recuerdo, y van quedando pequeños trozos de desconcierto,
porque yo maduro lento.
Me vengo arriba y tú, tú te vas cayendo.
Porque los columpios de mi parque siempre están en movimiento
y los tuyos se oxidaron de tanto llorar en ellos.