18 agosto 2015

Cenizas

Esta rabia envenenada
pudre todo lo que toca
ansiaba
ser como el agua
y se ha
convertido en roca.

Este oscuro presentimiento
escondido entre las dunas
y las cuevas
que decoran mi desierto.

Me consumo hacia dentro,
con el soplo de su viento.

Mis vigas no son de madera
pero igual están ardiendo.
Soy la torre más alta
construida sin cimientos.

Esta ira contenida
esta a punto de quebrar
las paredes de cemento
que no pueden soportar
la inmensa carga de este peso
que es ser hielo para fuera
y ser cenizas hacia dentro.





Transformación

Te miro firmemente, sin miedo
 y mientras me recojo el pelo.
Me acerco y coqueteo, tú juegas con los hielos.

Este ambiente que hemos construido comienza a estar cargado,
de tus ganas y mis ganas rodando por el suelo.

Siento en mis costillas las huellas de tus dedos
que en un audaz intento han salido de paseo.

Comienzo a temblar inundada de deseo,
mirarte me basta para convertirme en fuego.

Es tan profundo este momento, justo antes de ofrecerte
lo que tengo, justo antes de tomar lo que me debo.
Cuando puedo saborearte en cada uno de los besos.

Mi carne se hace verbo entre tus juegos de palabras,
mi sujeto preferido es sentirte a mis espaldas.
Las fuerzas perdidas por el empuje de las ganas,
y las caricias desmedidas contenidas en la cama.

Tu expresión de deseo estalla mis cadenas,
solo lava hirviendo por los cauces de mis venas.




12 agosto 2015

Residuos

Dejaste un residuo de dolor en mí,
que no consigo limpiar.
Los días pasan, y han pasado los suficientes
para convertirse en años.
Estoy invadida de temor y de cansancio.

No hay un día en el que al menos una vez,
no regrese a mí tu recuerdo amargo.
Da igual lo que haga o lo que hagas tú, para evitarlo.

Siento un nudo en el estomago, correoso y apretado,
si te veo reír me jode, y me jode verte preocupado.

Estúpido satélite que solo sabe vivir rotando.

Ojalá te doliese tanto el alma como a mi.
Ojalá tu cielo se estrellase en mi jardín.

Ojalá mi memoria explotando por los aires.
Ojalá mirar y que no quedara nadie.

Dejaste tan secas las raíces , que ya no crece nada,
cobardes y egoístas tus puñaladas por la espalda.

Tu compañía fue una trampa,
una zancadilla involuntaria
un crujir de huesos tras una buena cara.

Dejaste posos de crudeza en mi existir,
te llevaste los colores que teñían mi perfil,
apagaste la luz que desprendía
y lo volviste todo gris.







El silencio

Hay silencios que pueden gritar muy alto.
Hay silencios que lo llenan todo con su peso.

Me gustaría que supieras que tu silencio habla más claro que tú.

Tu silencio me recuerda a algo viejo,
ese antiguo cosquilleo,
cuando interpretaba erróneamente cuales eran tus motivos.

Tu silencio me recuerda que venimos de mundos distintos,
que es imposible que podamos hacer con esto algo bueno.


Silencio.

Más silencio.

Creo que te has ido.

Pero todas las certezas se quedan conmigo.

Silencio espeso y contenido.

Más silencio entre mi ruido.






Lo que dure


          Tiendo a encerrarme en un hermético envase,
de donde nada puede salir,
          donde no dejar que nada pase.

          Suelo pensar que ya es muy tarde
para las ideas que se me ocurren,
          mis entrañas arden en llamas,
 pero mi cabeza siempre se aburre.
Morirá por el camino
                           dure lo que dure.


Solo sabe navegar por estas nubes,
oscuras y cargadas,
y hace pompas mientras sube.


Rabia

Esta furia se ha hecho grande,
ha crecido por instantes
y en mi alma ya no cabe.

Se golpea en las paredes,
clava las uñas en los salientes,
cuanto más la disfrazo, 
en realidad más me duele.

Esa ira que albergaba 
escondida en los rincones, 
se va inflando
y me ha dejado sin espacio.

Va estallando las arterias a su paso,
dejando un reguero de desastre 
y de fracaso.

Esa impotencia de sentir que te has mudado
a vivir en otra piel que quema demasiado.

Esta rabia que por fin ha colapsado
que me está clavando a martillazos.

Me hago un ovillo,
cruzo los brazos,
esta oscura necesidad
acoplada a mi regazo


No ha dejado nada a salvo.

10 agosto 2015

Cuerpos




Mi cuerpo se ha salido del contexto,
va con el tanque lleno pero sin ruedas de repuesto.
Ha perdido intensidad con el correr del tiempo,
ya no siente como solía, su cansancio más frecuente,
camina muy despacio y a cada paso se entretiene.
No sabe si va o viene.
Le aburre lo evidente.

Mi cuerpo ya no concuerda con mi mente,
ya casi ni se entienden,
se arrastran como lastres
que no siguen la corriente.

Esta decrepitud tan insistente,
que se cierne sobre mí a cada instante,
ha conseguido que al final
todo deje de importarme.

Mi cuerpo y sus volcanes.
Mi cuerpo y sus mitades,
expandido y contraído
por diversos avatares.

Se ha encontrado conmigo
en la esquina de esa calle,
tan semejante en apariencia
al más común de los mortales,
tan diferente en esencia de
lo que pueda serlo nadie.

No ha sabido qué decirme,
me mira avergonzado,
apenas puedo reconocer
la debilidad de su tacto.

¿ Pero qué has hecho conmigo? 

Le pregunto asombrado.

Vivirte... que ya es demasiado.







07 agosto 2015

Insignificante





Hay noches sin estrellas, como esta, en las que solo piensas en huir,
desparecer de este mundo que parece que ahora fuera solo tuyo.

Me conformaba con cosas insignificantes,
escribirte mensajes en una nota que puedas leer después
cuando estés a solas o recibir nublados mares sabiendo que son tu paisaje.  
Cosas normales.
Sentir que entre tus rígidas reglas, tus horarios y pesares
yo era algo importante.

Pero no soy nadie.

Yo en verdad quería salvarte.
No pedía nada a cambio salvo que me prestaras en tu lienzo
un espacio en blanco y llenarlo de colores.
Yo quería importarte.

No puedes imaginar el tamaño del nudo de mi garganta

cuando digo esa frase.

Por el camino hasta ti fui matando mis esencias fundamentales
modificándome a cada paso para que nada te estorbase.

Tus monstruos tan grandes y yo cada vez más pequeña.

No quiero molestarte, no quiero respirar y que mi respiración pueda cansarte.
Así me veo de insignificante.

Quiero estar escondida 
y ni siquiera pensarte.

Que me reharé lo sé
que te lo pondré sencillo, lo sabes.

Me levantare de esta 
como lo hice antes.

Ahora no me importa que lo sepas,
como te he querido yo jamás va a hacerlo nadie.

Ahora solo necesito que te marches.
Que este espacio que has pedido se haga inabarcable.

Recuperar el recuerdo limpio 
antes que lo tocases.

Saborear la vida
volver a renacer de las cenizas, fortalecida
que si vuelves a buscarme alguna vez
y me veo al borde de la inevitable caída
sea este infinito dolor el que me lo impida.







Esas cosas de mí que no sabes

No me gustan los sonidos estridentes,
no confío demasiado en los criterios de la gente,
y por las noches, mientras duermo, rechino los dientes.

No creo en la opinión de la mayoría
me preocupa ser común  
y se me da peor la práctica que la teoría.

La burocracia me desespera,
mis mariposas se transforman en neuronas
cuando menos lo deseas.

Me entretengo con cualquier tontería,
pienso que lo frágil hay que llevarlo escondido.
En el fondo de mis pozos vive una niña
y siempre prefiero que piensen que soy fría.

Todas esas cosas que no sabes de mí
están creciendo en nuestro muro.

Para mí 3 son una multitud
los formalismos me dan arcadas,
y prefiero un sentimiento negro
a lo profundo de la nada.

Mi voluntad es caprichosa,
tiro siempre de la almohada,
me gusta andar descalza
y prefiero las mañanas.

Son esas cosas que no sabes de mí
las que siembran cactus en el jardín.


Soy tan profunda aguas adentro,
soy tan fría aguas abajo.
Siempre olvido guardar la leche en la nevera
y tengo la cabeza llena.
Escondo mis penas y para evitar el hundimiento
no soporto las cargas de cualquiera.

Adoro la soledad y la belleza,
brillo más si soy sincera.
No me gustan nada las barreras ni las celdas.

Mi capacidad de razonar en inconstante
Mi encadenada amígdala, demasiado dominante,
puedo ser tremendamente idiota,
soy sensible y destructiva a partes iguales.

Esas cosas de mí que no sabes,
haciendo juegos malabares.

Lo que ves de mí es la fachada,
reconstruida cien veces con las piedras que encontraba.

No sé decir adiós, nunca he sabido.
La fragilidad ajena es mi defecto favorito.
Los sitios silenciosos me parecen más bonitos.
A mi alma remendada no le queda sitio.

Esas cosas de mí que no sabes
porque me imaginaste desde el principio.








El espejo

Esa parte de ti que escondes siempre
es lo más bonito que tienes.

Deberías mirarte en un espejo mientras ríes,
tu rostro se transforma de un modo indescriptible.

Deberías mirarte en un espejo
cuando te gusta lo que ves...

¿Por qué si sabes la teoría lo haces todo del revés?


Ese perfil de curiosidad que tomas cuando escuchas,
ese mirar al techo para visualizar el concepto,
de esos hilos dorados estás hecho.

Esa parte de ti tan protegida con muros,
ese tú que no es tuyo.
Ese gélido silencio con que acallas los murmullos
ese, tampoco es tuyo.

Cuando sueltas lastre eres gigante,
una roca indestructible con puntas de brillante.

Te he visto tantas veces ser insignificante...
Escondido tras los filtros que te pones delante.

Claro que puedes solo.
Claro que ahí dentro está todo.

Prueba a cambiar los modos.

Deberías mirarte en un espejo cuando ríes,
tu sonrisa sincera, a partes iguales hecha
de reserva y de belleza.

Tu mirada son dos oscuros ventanales
profundos fondos abisales.
Ya te dije una vez que cuando entras ahí,
ya nunca sales.

Están tan repletos de cosas fascinantes.


No cambies nada de la esencia,
no te hace falta.
Mírate más a menudo.
¿ Eres sincero contigo?  ¿ Estás a gusto ?

Si estás sonriendo al leer esto,
corre, vete al espejo.








Eres mejor cuando te sueño

Eres mejor cuando te imagino.
Cuando no tropiezas tanto
cuando brotas como gotas en mis sueños.

Allí donde resides no hace falta equivocarse
no hay rehenes, damnificados ni cobardes,
allí donde vives nunca es demasiado tarde.

Eres más guapo cuando mis recuerdos te dibujan,
tímido y reservado, protegiendo tu castillo disfrazado de malvado.

Eres mejor cuando no hablas tanto,
cuando no mides las distancias que separan nuestros actos.

Eres gigante cuando te pienso,
cuando me olvido del dolor vivido,
cuando escondo tus defectos tras el velo de mi cariño.

Yo no sé estrellarme así, a cada paso y en cada muro,
las migajas que han quedado ya ni siquiera me alimentan.

Eres mejor cuando mi empatía te justifica,
cuando cubro de excusas tu mezquindad.

Cuando te quito el disfraz,
cuando ya no tienes nada que esconder.

Pero se hace corpórea tu existencia,
y eso ya.... no puede ser.


Lo que queda de mí


Lo que queda de mí es poco.
Aunque quisiera ser la mujer que fui,
ya no puedo.

La mujer aquella que abría puertas, 
solo para que tú pudieras cerrarlas.

Jamás dos cosas pueden ser iguales,
lo que había ya nunca podría volver a ser.

Hemos hecho tan inestable este rincón
que se ha vuelto inhabitable.

Ahora somos otros, 
con más lluvia en los ojos.

Lo que quedan son despojos.
un residuo de nosotros.

He transformado la belleza del "quiero conocerte"
por el dolor del "ya te conozco".

Esos ratos que tanto añoras,
esos que quieres recuperar
estaban construidos sobre unos cimientos
que ya no están.

Quería conocerte, quería saber quien eras,
adentrarme en tus mareas, curar tus cicatrices.

Como si fuera posible.


Ojalá pudiera llevarte en mis alas donde ya no duela nada,
pero no sé llegar.
Mi brújula se ha roto.
Entre todas las bellezas que arrasó tu terremoto
estaba mi confianza y el brillo de mis ojos.


Lo que queda de mí es muy poco.

Cuando pasó el tornado, quedaba solo polvo
y cristales rotos en el fondo.







La Puerta

1.

Has abierto la puerta, aunque parecía que en nuestras separadas estancias 
se respiraba mejor.
Tienes tantas cosas amontonadas en tu rincón que ya no caben.
No sabes ordenarlo y pones cosas limpias encima de lo sucio, que acaban por mancharse.

Has pensado que quizá si abres la puerta, ganes espacio nuevo.

2..

Con la puerta abierta entran ganas de asomarse.
Con cautelosa curiosidad me acerco lentamente, me gustaría ver como has 
redecorado tu espacio, si habrás cambiado algo.
La última vez que me asome era un sitio oscuro y atestado.

3...

Cuando ya estoy cerca y tengo el valor de mirar,  cierras la puerta.
No echas la llave porque no eres tan valiente.  Solo la cierras para que no vea tu desorden.

Me quedo perpleja frente a esa puerta.

Hubiese jurado que hace un segundo estaba abierta.

Me doy la vuelta porque he notado que de tanto abrir y cerrar se están soltando las bisagras.
Si de verdad me interesara la echaría abajo a patadas.

4....

Como ya he perdido el interés por asomarme, vuelves a abrirla, casi entornada dejas que entren la luz y el aire, en cambio, nada sale.
Así cubres tus necesidades.

Como mi puerta no tiene cerrojos la empujas cuando quieres, la abres y la cierras a tu gusto, nunca te da por preguntarme.
Tu vanidad y tu egoísmo son monumentales.


5.....

He decidido poner llave.
Yo tengo claraboyas e inmensos ventanales, no necesito de tu aire.

Cada vez que abres la puerta tu suciedad entra en mi casa.
Estoy cansada de limpiarla, cuando vienes, rompes todo y nunca siembras nada.



6......

He tapiado la puerta y en el muro he pintado un arco iris.

Me recuerda la belleza que crea la lluvia,
que siempre hay un sol tras cada tormenta.

Tanto que he olvidado
  que ahí alguna vez hubo una puerta.





Cada vez que yo me pierdo



Mi alma se acompasa con la tuya.

Bajito, sin ruido , como hacemos nosotros las cosas.
Me despierto junto a ti y nuestras mariposas.

Te veo crecer según recorres el camino,
me encanta crecer cuando lo hago contigo.
Con la dulzura que envuelve mi locura.

Mi piel se funde con la tuya.

Compleja y limpia como ninguna.

Eres siempre mi principio,
cuando me giro asustada
a mis oscuros precipicios.

Tu luz es tan potente que ha cegado a mis demonios.

Han pasado 10 otoños
entre tus hojas y mis hojas
esto es un bosque inmenso.

Pero siempre logras encontrarme
cada vez que yo me pierdo.






Huracanes fugaces

Tu lluvia está empapando mis cristales.
Me miras a los ojos,
me muero por besarte.

Dejas tu olor en mi piel,
              y solo puedo respirarte.

Nunca me repongo
de tus fugaces huracanes.

La ropa por el suelo
junto a los disfraces.

Deseo tanto tocarte, beberte, remontarte...
Jamás podré cansarme.


Me escurro entre tu cuerpo
siguiendo tus surcos
logras desatarme....
el empuje de tu dureza hace estragos en mi carne.

Me ardes en la piel a cada instante.

Amo tus lunares.

La oscuridad de tu mirada salvaje.

La forma en que me deshaces.

Tu seguridad, porque lo sabes.

Las turbulencias que creas en mis recónditos canales.
Tu forma de desnudarme
  el ansia con que lo haces.

Me convierto en otra cuando me tocas.

Mi piel se vuelve insaciable,
                  se va disolviendo en gotas.

Inhalo aire ardiendo en los pulmones,
el aire espeso y bronco que expulsas
ha derribado mis temores.

Deseo quedarme a vivir en ese momento,
cuando no importa nada más que la cercanía de tu cuerpo.

Tu intensidad lo hace perfecto.

Somos almas carnales destruyendo el universo,
quiero quedarme a vivir en el último beso.






Tropiezos

Tropezar
hace que durante un rato camines más concentrado.
El primer instinto:
girarse a comprobar que nadie lo ha visto.

Es duro tropezar sólo por ser uno mismo.

Comienzo a entender el mecanismo.
Si voy mirando al cielo, no me fijo en el camino.

Por eso somos distintos.

Si me caigo, me levanto, así de sencillo.

Debes entender que en mi cielo hay mucho brillo.

Tropezar,
porque empiezas a estar cansado,
tampoco llevas el calzado adecuado.

Te entretienes con las nubes y su forma,
con el aire que te roza....
con la esencia de las cosas.

Tropezar por estar concentrado en una prosa.
        tropezar de vez en cuando con personas.

Telarañas

Me gusta verte llegar,
me estremezco cuando pasas.

Hay tanto amor que recibir entre tus telarañas.

Tienes tantas cosas buenas que no hace falta contarlas.

Si consigo al final que las veas,
habrá merecido la pena.

Me gusta tu discreción, la forma en que te concentras,
tu torpeza distraída y tus rarezas.

Tu profundidad inmensa
escondida entre las piedras.

Me gusta verte llegar
y que lo sientas.

Hay tanta luz con que llenar todas tus grietas.

Equilibra2

equilibrio
nombre masculino
  1. 1.
    Estado de inmovilidad de un cuerpo sometido a dos o más fuerzas de la misma intensidad que actúan en sentido opuesto, por lo que se contrarrestan o anulan. Q
    ue se mantiene en reposo sobre su base o punto de sustentación.


A ti te importa mucho el equilibrio,
mis pies se vuelven torpes cuando caminan a tu lado.

Tropezar no siempre es algo malo.

En un tropiezo descubrí tus luces y tus sombras,
en un tropiezo aprendí cuánto falta y lo mucho que nos sobra.

El equilibrio solo es un estado inmóvil,
por eso te gusta tanto.

Yo siempre me estoy balanceando.

El equilibrio es quedarnos donde estamos.
Este estanque en apariencia sosegado,
que parece que está vacío
pero lo tiene todo guardado.

A ti te importa tanto tenerlo todo controlado,
pero mis pasos son más firmes cuando me dejas ir descalzo.

Siempre estoy rodando por los suelo,
y veo cosas nuevas cuando caigo.

Desde tu cómodo equilibrio
tú siempre ves lo mismo.

Así son las cosas, siempre igual desde el principio.

Yo te animo a que te caigas conmigo.

Quizá nos magullemos, tal vez nos hagamos nuevos desperfectos,
pero a lo mejor descubrimos como funciona todo esto.





Desconcierto

Esas manos frías
que son mas hueso
que piel,
se enredan ansiosas en mi pelo,
llenan mi boca de veneno
y me dejo hacer.

La voluntad desnuda
desperdigada por el suelo
viste de negro.
Llena mi reflejo de sordidez
Igual que ayer
o hace un momento.

Ruletas rusas y desconcierto,
quebrados suspiros,
dolor de pecho.

Agua salada por todas partes,
zigzagueando por mis canales.
El recuerdo confuso que dibujé,
débil, rota y abrumada
decido darte la batalla por ganada.