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26 noviembre 2016
Lo que sucede contigo
Quiero contarte lo que sucede cuando tu cuerpo se acerca al mío,
para que te hagas una idea de lo que ocurre contigo.
No encuentro palabras.
No creas que es sencillo describirlo.
Es lo más parecido a dejar de pertenecerse.
El mundo deja de girar, así, de repente.
El tiempo ya no corre
y podría tenerte en mi interior eternamente.
Apagas el interruptor que alimenta mi parte consciente.
Eres como un huracán que lo arrastra todo
y ya no sé manejarte.
Te siguen quedando capas que controlan lo que haces
y mi instinto me pide que provoque a tu lado salvaje.
Cuando comprendí el efecto
que tu presencia tenía en mí
apagué mis neuronas y elegí sentir.
Sé que no durará para siempre.
Que tiene caducidad, que un día todas esas locas hormonas
se sentaran a observarte en silencio y ya no saltaran.
Por eso pienso que cada minuto que tu cuerpo no está
cerca de mi cuerpo, son minutos goteando en el desierto.
-Solo nosotros sabemos hacer esto-
Me susurras al oído y yo ya he soltado el freno.
Me gustas tanto que voy desnuda a tus infiernos.
Este traje contra el fuego que llevo años construyendo
resiste los golpes pero se evapora con un beso.
Estaría en tu cama por los restos de los restos.
Pararía el mundo en tu mirada de deseo
y siempre espero que te quedes quieto cuando te tengo dentro.
A veces pienso lo que nos hemos complicado
con lo sencillo que parece todo cuando estamos pegados.
Cuando deslizas los dedos por debajo de mi ropa
se hace evidente el maremoto que provocas.
-Eso es demasiado poder-
te digo ya sin voz.
Porque no hay nada de mi cuerpo que no te pertenezca
porque en ese momento no hay nada que no quisiera darte
porque se me ocurren mil locuras que ofrecerte
nos encadenaría a tu cama y tiraría la llave.
Demasiado poder,
porque nadie más puede hacer eso.
Y encuentro en los demás lo que te falta
pero siempre tengo ganas de tu sexo.
Cada vez que volvemos a tocarnos
es mejor que la anterior y dejan de importarme
todas las cosas que hemos puesto alrededor.
En tu saliva reside la sustancia
que le resta a este desastre su importancia.
Debo confesarte que cada vez que cierro los ojos
siento tus manos pasearme
que el placer lleva tu nombre
y me da igual si el mundo arde.
29 octubre 2016
Sin roturas
Hay veces
en las que sólo
quiero verte,
tentando con ello
al dolor y a la suerte.
No me importan
las heridas
ni siento cuánto duelen,
entre poder acariciarte
y este constante vivir ausente
sin dudar un segundo
me quedo con la muerte.
Hay veces
en las que sólo
quiero ser
para tu lengua un sorbo
y que acabes
desplomado en mi cuerpo
al tiempo que estalla todo.
Y lloro
porque quiero todo roto
y en tus profundidades
perderme
pero tú no estás aquí
y sin ti
no sé romperme.
No me importan
las heridas
ni siento cuánto duelen,
entre poder acariciarte
y este constante vivir ausente
sin dudar un segundo
me quedo con la muerte.
Hay veces
en las que sólo
quiero ser
para tu lengua un sorbo
y que acabes
desplomado en mi cuerpo
al tiempo que estalla todo.
Y lloro
porque quiero todo roto
y en tus profundidades
perderme
pero tú no estás aquí
y sin ti
no sé romperme.
07 agosto 2015
Huracanes fugaces
Tu lluvia está empapando mis cristales.
Me miras a los ojos,
me muero por besarte.
Dejas tu olor en mi piel,
y solo puedo respirarte.
Nunca me repongo
de tus fugaces huracanes.
La ropa por el suelo
junto a los disfraces.
Deseo tanto tocarte, beberte, remontarte...
Jamás podré cansarme.
Me escurro entre tu cuerpo
siguiendo tus surcos
logras desatarme....
el empuje de tu dureza hace estragos en mi carne.
Me ardes en la piel a cada instante.
Amo tus lunares.
La oscuridad de tu mirada salvaje.
La forma en que me deshaces.
Tu seguridad, porque lo sabes.
Las turbulencias que creas en mis recónditos canales.
Tu forma de desnudarme
el ansia con que lo haces.
Me convierto en otra cuando me tocas.
Mi piel se vuelve insaciable,
se va disolviendo en gotas.
Inhalo aire ardiendo en los pulmones,
el aire espeso y bronco que expulsas
ha derribado mis temores.
Deseo quedarme a vivir en ese momento,
cuando no importa nada más que la cercanía de tu cuerpo.
Tu intensidad lo hace perfecto.
Somos almas carnales destruyendo el universo,
quiero quedarme a vivir en el último beso.
Me miras a los ojos,
me muero por besarte.
Dejas tu olor en mi piel,
y solo puedo respirarte.
Nunca me repongo
de tus fugaces huracanes.
La ropa por el suelo
junto a los disfraces.
Deseo tanto tocarte, beberte, remontarte...
Jamás podré cansarme.
Me escurro entre tu cuerpo
siguiendo tus surcos
logras desatarme....
el empuje de tu dureza hace estragos en mi carne.
Me ardes en la piel a cada instante.
Amo tus lunares.
La oscuridad de tu mirada salvaje.
La forma en que me deshaces.
Tu seguridad, porque lo sabes.
Las turbulencias que creas en mis recónditos canales.
Tu forma de desnudarme
el ansia con que lo haces.
Me convierto en otra cuando me tocas.
Mi piel se vuelve insaciable,
se va disolviendo en gotas.
Inhalo aire ardiendo en los pulmones,
el aire espeso y bronco que expulsas
ha derribado mis temores.
Deseo quedarme a vivir en ese momento,
cuando no importa nada más que la cercanía de tu cuerpo.
Tu intensidad lo hace perfecto.
Somos almas carnales destruyendo el universo,
quiero quedarme a vivir en el último beso.
Desconcierto
Esas manos frías
que son mas hueso
que piel,
se enredan ansiosas en mi pelo,
llenan mi boca de veneno
y me dejo hacer.
La voluntad desnuda
desperdigada por el suelo
viste de negro.
Llena mi reflejo de sordidez
Igual que ayer
o hace un momento.
Ruletas rusas y desconcierto,
quebrados suspiros,
dolor de pecho.
Agua salada por todas partes,
zigzagueando por mis canales.
El recuerdo confuso que dibujé,
débil, rota y abrumada
decido darte la batalla por ganada.
que son mas hueso
que piel,
se enredan ansiosas en mi pelo,
llenan mi boca de veneno
y me dejo hacer.
La voluntad desnuda
desperdigada por el suelo
viste de negro.
Llena mi reflejo de sordidez
Igual que ayer
o hace un momento.
Ruletas rusas y desconcierto,
quebrados suspiros,
dolor de pecho.
Agua salada por todas partes,
zigzagueando por mis canales.
El recuerdo confuso que dibujé,
débil, rota y abrumada
decido darte la batalla por ganada.
23 octubre 2014
Arrastro
Arrastro el tacto de tus manos,
el coraje de tu empuje, nuestras almas resbalando.
Arrastro lo ronco de tu voz, lo cavernoso de tu aire,
lo que podías adentrarte en los confines de mi carne.
Arrastro la crudeza de tus gestos,
y lo cobarde que se hacía tu piel
entre mis dedos.
Los segundos ardiendo que llenábamos con algo, mientras tanto.
Tus bocanadas helando mis entrañas,
pieles de gallina y respiración entrecortada.
Arrastro las cosas que decías cuando tu cuerpo se evadía,
y solo quedaba esa esencia que retumba todavía.
Arrastro ese recuerdo que pesa toneladas,
una puerta entreabierta y humedad en el alma,
tú vistiéndote de gigante y yo convertida en agua.
19 noviembre 2013
Recuerdos
Tengo recuerdos de las huellas de tus dedos,
tengo recuerdos de mi piel erizada por tus besos.
Echo de menos ese silencio entre tus labios y mis pechos,
esa calidez que tenias en el pliegue de tu cuello,
aún no lo puedo evitar, pienso en ti y se me excitan los recuerdos.
Echo de menos tus caricias, y el rumor de los jadeos,
mis suspiros en tu oído y el ritmo de los cuerpos.
Añoro la oscura mirada que mi excitación despertaba.
Añoro la ronca voz con que me susurrabas.
Cierro los ojos e imagino que me abrazas por la espalda,
la dureza de tu sexo, la calidez de tu cama.
Tengo recuerdos cristalinos del sabor de tu boca,
del tacto de tus curvas, de casi todas tus cosas.
De mi pelo en tu pecho a ritmo lento
de tus dedos en mi lengua, de los huesos de tus manos,
de lo negro de tus ojos, de lo hermoso de tus rasgos.
Tengo tu mirada anclada en mis entrañas,
oscura, profunda y desalmada y tengo recuerdos mojados
que no me dejan centrarme en nada.
Añoro tus dedos agarrados a mi piel,
mi voz temblorosa y la forma ansiosa en que me empujabas a la pared.
Tengo recuerdos de lo que ahora es un cuerpo ajeno,
uno que fue la cima de mi montaña en aquel instante.
Tengo recuerdos
y ya no sé qué hacer con ellos.
Original 19/11/2013
15 marzo 2013
Almas que arden
El arranque de tu sexo es tan perfecto,
el calor de tu piel sobre mi cuerpo.
El deslizarse lento de las yemas de tus dedos.
Me miras, te miro, tiembla el deseo,
pasean por tu lengua las aristas de mi pecho,
puedo sentir tu aliento abrasándome en el cuello.
Se hace mar la orilla que contengo,
mi saliva arde caliente sobre la raíz de tu sexo.
Dejan de existir la tierra y el cielo,
me contienes, te muerdo,
sudor salado y huracán en movimiento.
Me incorporo lentamente para que puedas observarme,
solo importa lo que quiero darte.
Tu mirada se oscurece, me obliga a cabalgarte
Tus manos se hacen roca y solo ansían sujetarme
arqueo la espalda, las gotas resbalan,
tu lengua se hace fuego, la mía se hace agua.
Caemos lentamente a lo que viene después,
solo tiempo pasando hasta volverte a tener,
mi cuerpo se estremece y necesita caer.
El aire se hizo desierto en nuestra cama aquella tarde.
Solo pueden entenderlo las almas que arden.
el calor de tu piel sobre mi cuerpo.
El deslizarse lento de las yemas de tus dedos.
Me miras, te miro, tiembla el deseo,
pasean por tu lengua las aristas de mi pecho,
puedo sentir tu aliento abrasándome en el cuello.
Se hace mar la orilla que contengo,
mi saliva arde caliente sobre la raíz de tu sexo.
Dejan de existir la tierra y el cielo,
me contienes, te muerdo,
sudor salado y huracán en movimiento.
Me incorporo lentamente para que puedas observarme,
solo importa lo que quiero darte.
Tu mirada se oscurece, me obliga a cabalgarte
Tus manos se hacen roca y solo ansían sujetarme
arqueo la espalda, las gotas resbalan,
tu lengua se hace fuego, la mía se hace agua.
Caemos lentamente a lo que viene después,
solo tiempo pasando hasta volverte a tener,
mi cuerpo se estremece y necesita caer.
El aire se hizo desierto en nuestra cama aquella tarde.
Solo pueden entenderlo las almas que arden.
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