23 octubre 2014

Arrastro



Arrastro el tacto de tus manos,
el coraje de tu empuje, nuestras almas resbalando.
Arrastro lo ronco de tu voz, lo cavernoso de tu aire,
lo que podías adentrarte en los confines de mi carne.

Arrastro la crudeza de tus gestos,
y lo cobarde que se hacía tu piel
entre mis dedos.

Los segundos ardiendo que llenábamos con algo, mientras tanto.
Tus bocanadas helando mis entrañas,
pieles de gallina y respiración entrecortada.

Arrastro las cosas que decías cuando tu cuerpo se evadía,
y solo quedaba esa esencia que retumba todavía.

Arrastro ese recuerdo que pesa toneladas,
una puerta entreabierta y humedad en el alma,
tú vistiéndote de gigante y yo convertida en agua.