28 diciembre 2015

Igual solo lo pareces




Igual no eres tan fuerte
igual solo lo pareces.

El amor es una cosa de valientes.

Cuando el tiempo te suceda y ya no quedes
sobrevivirá solamente el amor que siembres.

Igual nadie te enseñó
y has aprendido solo, mal y tarde.

Decirle a alguien lo que te hace sentir
es hacerte vulnerable.
Los sentimientos no son para cobardes.

Disfrazarlo y esconderlo hasta que olvides que lo tienes
sin darte jamás la oportunidad de sentirlo.

Da igual si es un te quiero,
o un ya no,
o un tengo miedo.

Me he roto desperdigando los fragmentos.
Nunca estuve entero.
He perdido cosas y ha quedado un agujero.

Igual no eres tan fuerte
igual te pesa mucho esa coraza que te has puesto.

Ama la vida y ámala contigo dentro.
No escatimes en esfuerzos.
Encuentra lo que te importa y corre tras ello.


Igual estás cómodo así, con los trozos que te faltan
y te damos piezas todo el tiempo, pero a ti no te encajan.

El resto no podemos vivir la vida por ti.
Ya tenemos suficiente con la nuestra.
Si te empujo a la ventana y tú no miras
de nada servirá si tú no te das cuenta.

Lo más bonito que hay en ti
son las piezas que te quedas.











De espaldas

  Ilustracion: Marcos Severi.




                                           Altiva,   me di la vuelta,
aguanté la respiración y las lagrimas que amenazaban con derramarse.

Conté los pasos para tener la mente ocupada.

1, 2, 3, 4.....  568...   Seguía pensando demasiado.

La distancia es irrelevante si te llevo conmigo.


Indiferente, me pareciste al girarte en silencio, sin aspavientos,
y sin contar los pasos.

Mi cuerpo me pidió que regresara, 
que extendiera los brazos en la dirección en que estabas.

No imaginas lo difícil que es convencer a un corazón para que
deje de querer.

Mis piernas tensas como agujas clavadas en la lana
se negaron a cambiar de rumbo para que fueses tú quien se girara.

Sentí que nos llamábamos, sin decirnos nada.

Le he contado un cuento a mi cabeza para que pueda dormir.

Si no consigo que descanse acabara por volverse loca.

Para no decirte lo que siento, me llevo las manos a la boca.













El camino a casa

Dibujé un camino hasta mi puerta
para que siempre pudieras volver.

Le puse luces que alumbraban el camino
por si volvías de noche
cuando aún no había amanecido.

Quité las vallas y la cerca del jardín que limitaba la entrada.
Abrí las puertas y las ventanas
y quité el llamador para que supieras
que no era necesario que llamaras.

Me quede a vivir afuera
por si adivinaba tu contorno
en el perfil de las laderas.

Me deshice de todo
lo que ocupaba el espacio
y decoré las paredes exteriores
con poesías y relatos.

Arranqué de mi vida
los recuerdos inexactos
los limpiaba un poco cada noche
y acabé por borrarlos.

Seguía esperando.

Rocé la plenitud por un momento
cuando vi que podía estar
enamorada de un recuerdo.

Nunca hizo falta que volvieras
yo era feliz solo con eso.

Sabía que algún día volverías
aunque yo no estuviese allí todavía.

Supe que las luces
que puse en el camino
al final te guiarían.

Cuídame las rosas que han crecido desde entonces,
puedes cerrar ahora las ventanas y las puertas;
tú no estás esperando a nadie.

















Contando


Contando,
así transcurren ahora los días.

Contando

veces que aguanto sin buscarte
días que paso esperando.

Contando

los minutos que compartimos
para que no resulten demasiados

Contando

gestos de tu cara
como el que cuenta dardos
que se han clavado en la diana.

Contando

veces que domino mis impulsos
voces que te escondes
convertidas en murmullos.

Contando

Segundos desde que te acercas
hasta que me invades.
Los minutos animales
en que somos inmortales.

Contando

las lineas
de tus huellas dactilares.

contando
las veces que te arrepientes,
y los ladrillos que has levantado
en este último rato.




Como




Como quien camina sin dirigirse a ningún sitio,
así caminaba.

Como quien ya empeñó todas sus fuerzas en otra batalla,
así besaba.

Como las hojas trepando hasta llegar a una ventana.

Tenía noches sombrías dando vueltas a su mirada
en espacios confinados trituraba las desgracias.

Así se dibujaba.

Ausente y cerrado.
Contenido y manchado.

Roto por el medio y vacío de neuronas para abajo.

Como quien tiene vía libre a la belleza para hacerlo todo feo.
Así te siento.

Abstracto y disuelto
con el rostro impasible y los trozos cayendo.

Como quien puede permitirse prescindir del afecto
caminando hacia atrás en un túnel del tiempo.

Como quien nunca escucha sus cuerdas cuando vibran
como el viento polar que arrastraba sus noches frías,
así vivía.


Sentirse lejos



Me siento lejos de ese resto que orbita a mi alrededor.
Me siento lejos de esas mascaras que llevan puestas,
del olor a alcohol y de que la búsqueda finalice en la carne de cualquiera.

Me siento lejos de ese frío que proyectan.
Me siento lejos de esas conversaciones superfluas.

Me siento lejos de esas pieles descubiertas
del ruido de los vasos acallando la conciencia.

Me siento lejos, como si fuera agua
y ellos solo piedras.

Me siento fuera de ese círculo vicioso
de apariencia.

Me siento lejos del rumor que se crea
cuando la piel se ahoga oculta tras su careta.

Las palabras ya no expresan esas realidades que tanto desconciertan
y este abecedario de adjetivos está cerca de la z.

Me siento lejos de los hombres
aún más lejos de la tierra .




Granos de arena


La vida a veces se parece a un inmenso castillo de arena.

Lo construyes cerca de la orilla,
terminas con los dedos sucios de escarbar la tierra.

Con cuidado, voy construyendo algo consistente que soporte los golpes de viento.

Pero siempre vuelves.

Te acercas y lo observas,
te miro asustada esperando una aprobación que nunca llega.
Siempre me parece insuficiente lo que he creado en este tiempo.

Me lanzo en picado a tu destrucción con una venda en los ojos.

Lo has hecho de nuevo.

Y vuelvo a comenzar, otra vez grano a grano, 
con una fuerza que ya no sé de dónde saco
consigo levantarlo.

Pongo más esmero, quiero hacerlo aún más resistente,
por si acaso vuelves.

Siempre estoy esperando que vuelvas a echarlo abajo.

Todas las veces que vienes
me arrancas algo.

Ya no puedo.
Ya no quiero esta arena ni esta playa.

Me acerco a la orilla
con mis magulladuras y mis marcas
sumerjo mis tristezas en el agua.

Ya no sé modelar la arena
y empiezo a estar cansada de tener los dedos sucios
y las manos magulladas.

Ya no me sirven esta arena y esta playa.

La próxima vez que vuelvas
te encontraras una montaña. 


Cuando no estás

Siempre he sido destructiva, la abogada idiota de las causas perdidas,
especialista en explosivos y en paracaídas.

Veo la fragmentación a la primera,
y me lanzo a ella de cabeza.
Junto de nuevo los pedazos de lo roto.
No sé hacerlo de otro modo.

Doy mil vueltas en el taxi, cambio de opinión demasiado rápido a juzgar por sus giros bruscos.

No quiero ir.
No, no,no; me repito tercamente.
Le digo el nombre de tu calle mientras doy golpes en mi frente.

Ahora estás aquí, te miro inquisitiva
Pareces alguien diferente.

He decidido venir, me convenzo,
en el fondo soy valiente.

No creas que estoy nervioso, me sueltas fríamente.
El ruido de las bolas de billar
chocando estrepitosamente.

Sobra gente.

Sonrío, sonrío. ( Dientes, dientes )

Aparto la mirada para sentirme fuerte.
Eres un tren de mercancías y yo me he puesto enfrente.

Me tiemblan las manos. Eso es evidente....
para fingirme relajada te voy siguiendo la corriente.

El tono de tu voz
es mi sonido detonante.
Si levanto la mirada y se estrella con la tuya
comenzaré a evaporarme.

Pretendo estar distante,
pero mi cara de estúpida
empieza a delatarme.

Sonríes demasiado y has comenzado a relajarte.
Me gritan mis defensas desde los fondos neuronales.
Ya no puedo concentrarme.

Recuerdo tus manías y sonrió,
no sabes como me jode
lo que me gusta estar contigo.

No quiero resistirme,
mi fuerza frente a ti se vuelve incombustible.

Nunca quise irme.
Soy feliz cuando estás tan cerca
que puedo oírte respirar
No cabe duda que dolerá.
Pero duele más cuando no estás.








Asonante




Soy la excusa perfecta que pones por delante
soy la condición determinante.

En este paraíso de complejos engranajes
lleno de cuevas y recónditos parajes.

Eres el pulso que marca como late
esta propensión convertida en disparate.

En este lugar confuso y salvaje.

En el que somos marionetas vestidas de culpables.

Soy la marca que deja en la piel el oleaje
cuando ya no hay fuego pero a ti igual te arde
somos almas abocadas al desastre.

Quebrados y en suspenso
como el polvo en el aire.

Somos los despojos que ya no quiere nadie.
El confeti por el suelo, cuando se ha acabado el baile.

En este subterráneo de aire irrespirable
lleno de densidad y de cosas que no caben.




Susurrando en viernes



Estás tan lejos que si me voy no te darías cuenta.

Como si nuestros abismos se miraran a distintas distancias.

Como si tú no me vieras
y yo solo te rozara.

A veces pienso que lo que hay en medio solo es tiempo.
Que si dejo pasar el suficiente, ya no estaremos.

Es un túnel con entrada y sin salida
en el que empiezo a conformarme con las manos vacías.

Quedan posos de amor todavía,
flotando en este charco que somos ahora.

Quiero casi siempre respirar ese aire que respiras,
me repito que solo es una necesidad absurda 
de sentir desnuda tu piel contra la mía.

Ese momento que me queda,
del que cuelgo todo el tiempo,
de entrar en tu universo
a través de los jadeos.

De tanto intentarlo
lo estoy consiguiendo.

Y si he de ser sincera,
me da mucha pena.

Esas arrugas que se formaban en tus comisuras
ya no están.

Esa picardía en la mirada
ahora va vestida de tristeza.

Aquel impulso con el que me subía a girar en tu mundo
se ha convertido en protocolo, acomodado e insulso.

Créeme, me he esforzado mucho.

Y ahora tengo un agujero que no llena nada.
y tengo una dulzura atravesada entre las costillas y las alas.

Porque yo
de verdad te amaba.

Con todo lo que ello comportaba.

Y te admiraba con tanto empeño
que puse tu existencia primero.

Y ahora siento
que el día que tenga
la valentía para hacerlo
tú ni siquiera vas a darte cuenta.

















Flores marchitas



Tengo en la mesilla un jarrón de flores marchitas.
Me hacen compañía en este estado de letargo 
que ahora es mi vida.

Arrastro el peso de este barco
encallado en la orilla.

Me estoy acostumbrando a maquillarme la sonrisa.

El teléfono suena de fondo a lo lejos
pero no sé donde lo he puesto.

La luz del día filtrada por las rendijas de la persiana
y mi cuerpo inerte oscilando sobre la cama.

El polvo se acumula en el suelo
puedo ver las huellas del trayecto
del baño a la cama, de la cama al baño
y vuelta a empezar de cero.


Paro los relojes.
No me interesa saber qué hora es.
Pierdo la noción del tiempo.

Mi organismo trabajando a ralentí
sin el empuje y sin la fuerza que gasté
por correr detrás de ti.








El punto de partida



Créeme cuando te digo 
que he buscado la manera
de hallar el equilibrio 
y no saltarme tus barreras.

He cambiado tanto 
mi disfraz y mi careta
para poder encontrar
al llegar, la puerta abierta.

Me aprendí de memoria
la contraseña.
"Pasar liviana por tu lado
y dejarlo todo fuera"

Créeme lo que te digo
esta vez seré sincera
mis músculos se tensan,
las piernas me tiemblan.

Yo quería ser la hoja
y que el viento me moviera
tener la esperanza intacta
y batallar por mis quimeras.

¿Qué sentido tiene pedir
que no te quieran?
¿Qué sentido tiene 
pelear por que lo hagan?

Yo quería ser la magia
y ahora soy cualquiera
la que te baila el agua
apoyada en la encimera.

Me quito los zapatos
para no ensuciar tu alfombra
y escondo lo que siento
por si la esencia te estorba.

Finjo ser fuerte, mientras
me invade la zozobra.
Me trago las ganas
porque sé que están de sobra.

Créeme cuando te diga
que este intento es uno más
y aquí la vida es menos vida.















No te preocupes



No te preocupes
solo nosotros sabremos
hacer bien esto.
Quise escuchar tu verdad
y me guardé mis secretos.

No te preocupes
se nos escapa a la razón
por qué las cosas ocurren.

Pero suceden
de todos modos.

Esta montaña rusa
nos está dejando rotos.

Prefiero no ver nada
a ver solo los despojos.

No te preocupes,
creo en nosotros
somos el mapa del tesoro.

Caminaremos
y ocultaremos
los destrozos.

Te dejo aquí 
en la bifurcación que nos ha salido
con el cuerpo me quedo quieta
y con el alma te acaricio.

Ya hemos tenido suficiente sinsentido
tu lado invadido junto al mío
y mi cariño vertiendo el contenido.

Espacios y distancias que por fin
hemos tenido el valor de convertir en palabras.

No te preocupes.
Ya no puede herirnos nada.

He utilizado la claridad para preguntar ¿ que te pasa ?
y por fin has respondido.

Así era de sencillo.

Te he pedido que descanses
y yo haré lo mismo.

Nada merece tanto empeño 
tanto miedo
tanto abismo.

A cada segundo precioso le sigue un cataclismo
la invasión, el movimiento, las dudas y el desconcierto.
Todos ellos alimentados por el miedo.

Ha crecido tanto que ha llegado hasta mí.
Y no quiero ser la pata que cojea.
No quiero romper ese equilibrio que tanto te cuesta mantener.

No te preocupes.
Era inevitable.

Demasiada intensidad
y demasiado tarde.




20 diciembre 2015

20D



Hace un radiante domingo.
En un diciembre casi agotado, el sol no quiere marcharse.

Entre todos mis desbarajustes ha nacido algo que tiene sentido.

Hoy, un papel en una caja de cristal me da la vana sensación de que puedo tomar parte,
de que puedo elegir.

Intento que mi cabeza, tendente al caos, tome la mejor decisión,
pero es como si le diesen a elegir cuatro objetos con los que ser golpeada.

Ninguno. No me vale ninguno.

Al final elijo que la decisión la tome alguna otra parte.

Aquella que suele tomarlas siempre.

Me gustaría que no hubiese personas buscando en los contenedores.
Me gustaría que dos personas que se aman puedan hacer oficial lo que sienten.
Que una mujer pueda elegir que vida tener sin que otros se la impongan.
Me gustaría que el dinero no fuese una ventaja frente al intelecto.
Que a los gobiernos les preocupara de verdad en lo que estamos convirtiendo
el planeta que habitamos.

Los idealistas siempre morimos de realidad.

El problema no son ellos.
El problema somos nosotros.

Ya lo tenemos sucio todo.

Me olvido de hacer las cosas de forma útil.
Sus opciones no encajan en mis moldes.

Somos minoría.
Por eso sabemos que estamos en lo cierto.










19 diciembre 2015

El día que tu monstruo se escapó



El fondo del agujero no era como yo lo imaginaba.
Resultó ser un habitáculo enmoquetado con paredes de cristal.

Allí, sin que te dieras cuenta o quizá si, se rompieron los vendajes que 
chapuceramente cubrían las heridas.

Aquel día tu monstruo se escapó y vino a por mí.

Nunca antes de aquel día había recogido el amor entregado 
transformado en disparos y golpes bajos.

Nunca me repuse.
Ese tobogán acababa en precipicio.


Luego, con el tiempo, reordenando los pedazos, comprendí que no te
cabía el dolor en el cuerpo y fui el vertedero donde vaciarlo.

No supe limpiarme ese dolor. Se me quedó incrustado.

-Tengo tanta rabia y tú tienes la culpa - Me gritabas con esa expresión desencajada que
robó de golpe la belleza de tu cara.
Agarrada al pomo de la puerta, por si la fragilidad que escondía me quebraba las piernas.

Desde aquel momento ya nunca pude quitarme el miedo.

Perdoné aquellas palabras escupidas que me atravesaban,
porque el rencor ocupa un espacio que no es bienvenido en mi alma.

Paredes de cristal. Ambos de pie.
Odiándonos más fuerte de lo necesario.

Cerré esa puerta y te dejé allí dentro.

Y creo, con tristeza, que allí sigues estando.

Me quedó una fea cicatriz que no quiero enseñarte.
Y agujeros oscuros de regalo por tu parte.

Ese pozo de cristal que veo cada día,
trae a mi memoria lo peligroso de amar un concepto inventado
que en nada se asemeja a la realidad.











17 diciembre 2015

Atascados



Tengo algunas de tus palabras atravesadas en la garganta
y llevo atravesados en el pecho la mayoría de tus silencios.
Me complico a veces la existencia preguntándome como
serías si no fueras como eres.

Siempre me dicen que soy perfecta
para encontrar causas perdidas y
perdí también la cuenta
de los pozos y las cimas.

En mi mundo se baja cuesta arriba.

Tengo tu gravedad atravesada en la barriga
acumulas 1000 años en tu ser y yo a penas soy una niña.

Me pones el peso del mundo encima
y yo solo quiero que nos hagamos cosquillas.

Ando saltando en busca de tu sonrisa
pero siempre te pillo corriendo,
y yo no sé querer deprisa.

Es más fácil, parece,
que yo vaya a tu tristeza
y tu no llegues a mi risa.

A veces me pregunto si encontraremos
el centro a este circulo vicioso,
si hallaremos un equilibrio
entre mis nubes y tus fosos.

Yo solo quiero brillar
en la noche oscura en la que vives.
Que cuando pienses en mí sonrías o te excites.

Tengo tus espacios delimitados por sectores
y de los lados cerrados me topé con los peores.

Me pediste claridad y desde entonces
ya no encuentro palabras para llenar las voces.

Que te rías
que respires
que la puta vida son dos días.

Que salgas a cenar
que te vayas a un concierto
que no se exprime la vida
haciendo siempre lo correcto.

Que te vayas de viaje a mediados de febrero
que dejes de pensar en el camino que conoces
que seas valiente y te preguntes lo que quieres
que no lleves la vida sujeta con alfileres.

Que tropieces.
Que disfrutes
que te rompas
que suspires
que te olvides
que camines.











Salir en silencio


Solté tu mano cuando vi que no me estaba agarrando.

El tiempo no pasa igual para ambos.
Yo cuento los días, los minutos y las horas
que consigo resistir sin llevarte a todas partes.

Para ti el tiempo no transcurre.

Siempre apareces en el lugar en que te quedas.
Como si no pasara nada en lo que te ausentas.

Sentada, hice bailar una copa
mientras tu vivías
sumergido en tus cosas.

Me sentí una pieza inerte en tu salón
ocupando un espacio que no llama tu atención.


Cerré la puerta despacio una noche
en que vi que en tu mundo no quedaba espacio.
Todo estaba ordenado
era imposible que escondieras
lo que estaba buscando.

Se me cerró el corazón en un portazo.
Pero nunca hago ruido cuando salgo.

Caminé de puntillas por la casa hasta alcanzar la puerta
con la manos temblando, rogando que no me oyeras.


Bajé deprisa los escalones sin a penas respirar,
como el que sabe que ese no es su sitio, y lo mejor
es escapar.

Te pedí perdón por marcharme sin avisar.


Luego me reí de mi misma. Porque tú no estabas allí.
No en el mismo lugar.
 Y me supieron amargas las disculpas.



Me vi escapando a escondidas,
arañándote minutos de tu compleja vida,
haciendo saltos mortales en equilibrio
sin la red de protección.

Nadando en la superficie
sin sumergir nunca la cabeza.

Y salí en silencio.







14 diciembre 2015

Curarte

Mi intención es curarte.

He comenzado por las heridas grandes
esas que huelen a hierro y saben a sangre.

Sabes que nunca fui muy buena
y nunca quise cuidar de nadie.

Las busqué y terminé por encontrarlas
unas sobre otras mal curadas.

Con cuidado las limpio y giro la cara
no quiero que se llenen de lágrimas.

Con afán reconstructor
me transformo en costurera.

Se rompen las agujas por la dureza de tu piel,
acostumbrada a los golpes, se ha convertido en pared.

No dejas de moverte, y sé que los puntos te escuecen.
Me gritas y me empujas porque las prefieres abiertas.

Abiertas e infectadas te recuerdan 
que todos los que pasan dejan huella.

Cuando sientes que pueden curarse
metes el dedo y las remueves para que nunca cicatricen.

Recojo el instrumental que llevé para curarte
y te miro con una tristeza que ya me queda grande.







12 diciembre 2015

36 preguntas



El psicólogo estadounidense Arthur Aron creó en 1997 una batería de 36 preguntas con las que pretendía demostrar que dos personas desconocidas a solas, respondiéndose a dichas preguntas habrán creado un vinculo al finalizar el cuestionario.

Las 36 preguntas giran en torno a desnudarse el alma.

Son preguntas encaminadas a tener una conversación sincera y profunda.


-Para ti, ¿cómo sería un día perfecto?
-Si pudieras cambiar algo en cómo te educaron, ¿qué sería?
-¿Cuál es tu recuerdo más valioso?
...

El experimento fue un éxito.

Vino a demostrar que liberados de los filtros sociales y empujados a conectar con otro ser humano el resultado es amor o una versión modificada de este.
Como mínimo las parejas salían de allí siendo amigos.

Cuando le cuentas a alguien cual es tu mayor temor o cuales son tus sueños esa persona deja de ser un extraño.

Lo que el test de Aron demuestra es que para conocer e intimar con alguien lo que hace falta no es tiempo si no profundidad.

En la vida cotidiana, donde no tenemos guiones, conocer la respuesta que alguien que nos interese daría a esas preguntas puede llevarnos meses e incluso años.

Os dejo el enlace del experimento en su versión española, realizado en el programa El Hormiguero y os animo a que os fijéis no tanto en las preguntas como en el lenguaje corporal de dos seres humanos descubriéndose.








Para saber más

https://en.wikipedia.org/wiki/Arthur_Aron
http://verne.elpais.com/verne/2015/01/27/articulo/1422378751_604705.html



11 diciembre 2015

No me doy cuenta



A veces la vida sucede
y no me doy cuenta.

Las cosas pasan
pero yo no miro
me resulta difícil
saber que van conmigo.

Te pido perdón
porque no estaba mirando
¿si no sé lo que hago mal
cómo puedo repararlo?

Te pones en frente
de esta indiferencia
que he aprendido a proyectar
por años de experiencia.

Tu te dueles
porque te hago pequeña
pero una vez más
no me he dado cuenta.

A veces aunque lo intente
no percibo tu tristeza
si sonríes todo va bien,
así funciona mi cabeza.

Nunca supe ver a través de las grietas,
y las nubes de tu pelo pesan como piedras
para mí es pasado, ya hice borrón y cuenta nueva
saliste corriendo
y te dejaste sin querer la puerta abierta.









06 diciembre 2015

No lo soy contigo



Tengo tanta intensidad
y tanta dulzura
atrapadas en las redes
que pones frente a tu cara.

Soy divertida y espontanea
pero no lo fui contigo.

Soy dulce y paciente
pero no lo fui contigo.

Soy ágil e inteligente
pero no lo fui contigo.

Contigo dosifico lo que digo
tu control resulta asfixiante
le ordeno a mis manos
que no se extiendan para tocarte.

Tus ásperas paredes de afilados salientes
llenan de gravedad mi parte inconsciente.

Yo que soy vapor y humo
bajo empujada por la fuerza
que desprenden tus corrientes.


Yo siempre quiero reír,
y que algo de tu piel
   este tocando en mí.
No sé que más puedo pedir.

Pero si no puedo soltarme
estas cadenas
no sabrás quien soy
ni sabrás
si merecí la pena.









Amor es una palabra

Me metí en la ducha y sentí
que el agua me empapaba
que arrastraba tus huellas y tu olor
y esa idea me asustaba.

Nunca estuve enamorada,
amor es sólo una palabra.
Amé momentos y circunstancias
me invitaron a ser normal
pero elegí mis alas.

Me elegí a mí misma
antes que a nada
construí fronteras claras
en mi burbuja cristalizada.

Me llamé egoísta
y descuidada
escogía con esmero lo imperfecto
y me sentía rara
comparada con el resto.

No sé ponerle nombre a esto.
No aprendí a categorizar como
el mundo suele hacerlo.

Te echaba de menos,
es inevitable seguir viviendo,
reír, saltar y compartirse con otros
emocionarse con algunas miradas
perderse en otros ojos.

A veces cojo los recuerdos
y los uso como armas
azotándome con ellos
mi rabia se descarga.

Otras veces tengo frío
y me sirven de manta.

No sé encajar en sus
cuidadas divisiones,
mis complejos sentimientos
no llevan ningún nombre.

Amar solo es una palabra
lo que importa son los vellos
que a su paso se levantan.

Lo que importa es la sinceridad
las risas y las charlas.

Que se quede a dormir
para acariciarte la espalda.

Que no te sientas endeudado
cuando llegue la mañana.

Amar son los minutos de mi vida
que te he dado
lo que has ido dejando en el camino
y lo que te has quedado.

























03 diciembre 2015

Hola pequeña

Hola pequeña,
tengo tu amor enredado en las arterias.

He buscado tu cadera en otros cuerpos
me he vaciado la existencia y no ha quedado nada dentro.

Las demás mujeres no me arden como tú, a fuego lento.

Me dejaste roto el mecanismo y mal encauzado el sentimiento.

Bebo y fumo demasiado.
mirando a través del fondo del vaso
viéndolo todo distorsionado.

¡ Joder, pequeña !
Menudo desastre has dejado.

La ropa sucia se me acumula en una silla.
El olor a tabaco y a bebida delatan mis trayectos
en busca de un recipiente que me haga compañía.

Soy el zapato de cenicienta y no encuentro pies a mi medida.

El despertador te ha reemplazado en la misión de comenzar mi día,
y su estridente sonido no se asemeja a tus caricias.

Ay pequeña,
te has llevado el placer y las risas,
el cuaderno viejo en el que escribías,
y al salir ha quedado espacio para la monotonía.

Todas las pieles que toco
me contaminan.

Cabalgan mi cuerpo con los ojos abiertos
pero yo los cierro.
Porque el placer era tu cara y no quiero otro recuerdo.

Pequeña.
Tengo tu dulzura tendida en una cuerda
que he puesto tan alta
que nadie puede alcanzarla.



                   






01 diciembre 2015

No ha sabido hacerlo nadie


A ti
que llenas los huecos 
y pones las piezas
en el lugar correcto.

Gracias.





Tengo tanta imperfección almacenada
en esta cabeza loca y desorganizada.

Una imperfección a la que tú llamas belleza.

Contigo parezco menos loca, menos rota, menos imperfecta.

Te has acostumbrado tanto a mis rarezas
que has terminado por decir que no podrías vivir sin ellas.

Con los años has logrado convencerme 
de que es magia y no locura.

Tengo tanta oscuridad y tanta desmesura
y una torpe forma de digerir la ternura.
Una hambrienta curiosidad que todo lo desnuda
y un orgullo absurdo incapaz de pedir ayuda.

Tú soplas en el aire y lo llenas de burbujas.
y despejas con caricias el terreno 
donde yo siembro mis dudas.

Contigo me parezco más a mí.

Sumas cualidades y matizas los defectos
haces más brillante la luz de mi reflejo.

Reparas conmigo las heridas que otros hacen
y mirarte es una clase magistral de ser valiente y ser gigante.

Tu amor, tu paciencia y tu cariño
han dibujado un sendero por el que siempre puedo volver
cuando me pierdo.

Solo tú has resistido hasta encontrarme
debajo del maquillaje y de los disfraces,
y eso, no ha sabido hacerlo nadie.













30 noviembre 2015

Soy





Soy la flor que ya no riegas
la marchita presencia que decora tu encimera.

Soy la voz que ya no escuchas
haciendo eco entre otras muchas.

Soy la puerta abierta que golpea con el viento
contando los días y quedándose sin dedos.

Soy el enredo de tu pelo
pasándome las manos arrastro tu recuerdo.

Soy el agua que ya no te moja
resbalando gota a gota por tu raíz y por tus hojas.

Soy las palabras que se han quedado dentro
a falta de aire que las haga vibrar.

Soy la botella vacía que recogiste al naufragar.

Soy la humedad que se filtra por tus grietas
el placer con que alimentas la humanidad que te queda.

Soy la fiera domesticada y eso ya no te interesa.

Soy el cuerpo que habitabas
cuando el deseo traspasaba
las pesadas capas que tu cuerpo soportaba.

Soy el hueco en el que encajan
todas tus tormentas.

La pared que golpeas cuando llega la tristeza.

Soy la zona confortable
que aún resiste tu desastre.






Providencia




Llegó mi turno de entrar en la habitación.

Aquella señora de piel acartonada, cuyos ojos excesivamente maquillados podían ver tu alma,
llevaba muchos años haciendo aquella suerte de ritual que indicaba cual era tu propósito en la vida.

Providencia. Así se llamaba.

Todos en algún momento debíamos sentarnos frente a ella.

Entré en esa habitación oscura con más curiosidad que miedo.

Todos sabían a que iban a dedicarse en la vida dependiendo de lo que ella les decía.

A mi amiga Sole le dijo que su capacidad era entender cálculos complejos.
Y a mi amigo David que la suya era cuidar a la gente.

Ella no te decía a que debías dedicarte o que tenías que estudiar.
Solo te indicaba cual era tu cualidad primordial y dejaba en tus manos que tomaras,
en torno a ella, la elección correcta.

Me senté en una silla vieja de madera que crujía al menor movimiento.
Aguante la respiración mientras reunía valor para mirarla a los ojos.

Dentro de esos arcos de colores estridentes había dos ojos pequeños y redondos que miraban con
una profundidad desconocida para mí.

-No tengas miedo- me dijo. 
-No lo tengo - susurré.

Tengo que hacerte tres preguntas, debes responder rápido sin pensar demasiado y debes decir la verdad, porque si no es así, lo sabré, luego cerrarás los ojos y extenderás las manos con la palma hacía arriba y yo las cogeré.

-¿ Dónde estás?-
-¿ Qué te sobra?-
-¿ A qué temes?-

-En tu casa-
-Intensidad-
-A que mi cuerpo siga viviendo cuando mi alma deje de hacerlo-


Cerré los ojos, extendí las manos y sentí como ella las recogía entre las suyas.
Un calor cercano se fue extendiendo por mis brazos, duró a penas unos segundos.

-Tu capacidad es comprender-

Soltó de golpe, sacándome de ese trance de calor y oscuridad en el que me había sumergido.

-¡¡¿Cómo?!!-  

-Tu capacidad es comprender- repitió en tono neutro como si le hubiese preguntado qué día era hoy.

¿ Que significa eso?

Tu capacidad será comprender la naturaleza humana.

¿ Para que sirve eso ? ¿ Que se hace con eso ?

En una catarata de preguntas sin respuesta me empujo hasta la salida.

Todos sabían qué hacer con su capacidad, todos menos yo.

Nadie que yo conociese había cuestionado las palabras de Providencia, ni habían tomado un camino distinto al que ella les mostraba.
Nadie que yo conociese había recibido una respuesta que no entendiese.

Cuando llegué a casa, decidí mentir.

Mi familia esperaba nerviosa en torno a una mesa con café y galletas.
Dudé por una fracción de segundo entre la verdad y la comodidad de lo sencillo.

Escribir.  Mi capacidad es escribir.

Todos saltaron de alegría porque esa era la única respuesta que esperaban oír.

Han pasado 30 años por mi cuerpo y  por la vida desde que Providencia soltó mis manos.

Hace un par de noches, mientras daba vueltas en la cama porque las preocupaciones no me dejaban espacio para estirar las piernas, recordé sus ojos pequeños y redondos.

Soñé con ser niña otra vez y encontrarme de nuevo frente a ella,
pero en mi sueño ella no me cogía las manos, ni siquiera me miraba, con
absoluta indiferencia y gesto cansado me decía que mi capacidad era escribir.

Yo le rebatía que no era esa y en una rocambolesca discusión de y no transcurrían las horas
en mi sueño.

Me desperté angustiada y me lance a la cocina para buscar un vaso de agua
al regresar encontré una nota de papel sobre la cama.

Podrás actuar como si fueras otra persona
como si fueran verdad las cualidades con las que te decoras
pero cuando se apague la luz y te encuentres a oscuras y a solas,
ya no habrá en tu esencia nada más que sombras.

Y lloré porque yo era una persona
y no había conseguido comprenderme.



























29 noviembre 2015

No me toques

No me toques
no quiero que notes
la tormenta que desatas.
No me toques
¿aún no sabes que tus roces
me parecen puñaladas?

No quiero que percibas
la inexplicable facilidad
con que me dominas.

No me toques.
No quiero que notes
el desastre que provocas.

No pasees tu cercanía
por mi piel gastada.

Olvido lo que viene luego
en los tres metros que separan
tu corteza de tu cama.

Que difícil contenerte
evitar tu mirada
el sexo que desprendes
el espacio que reclamas.

No me toques
No quiero que notes
mis fibras desatadas,
las piezas que me faltan...
no quiero que notes
lo mucho que me rompes.

Esa nube que te rodea




Se te escapa la tristeza a través de ese muro que has levantado.
Miro tu tristeza y me pregunto si eres tú capaz de verla.

Allá donde tu vas ella te rodea.
Contamina lo que toca y tú la dejas.


Soy complicado.
Soy oscuro.
No me quieras.
Hago daño.
No quiero hacerlo.
Pero estas son mis maneras.
No puedo cambiarlas.
Y además no quiero.
Soy retorcido.
Pero no idiota.
Hago infelices a quienes me quieren
con frases como esta.
Pero no soy idiota.
Aunque lo parezco.
No siento nada.
Yo no tengo amigos.
Lo único que hago es mirarme el ombligo.
No se si soy feliz
y no quiero responderme.
Tampoco me importa
el cariño de la gente.
Y no te lo tomes mal
pero no veo lo que sientes.
Si alguien me necesita
el compromiso se me hace exigente.
A mi me gusta a mi ritmo,
y que los demás me sigan la corriente.


Esas frases dice tu boca cuando tú no estás presente.
Y yo escarbo como loca buscando los defectos 
y tristeza es lo único que encuentro.

Filtrada por los muros de hormigón que has levantado,
tus ojos cuentan una historia diferente y no te siguen el engaño.

Y esa tristeza no me deja ver lo que escondes debajo
y te has puesto tantas capas que no sé si queda algo.

He soplado y he soplado hasta quedarme sin aire en los pulmones
intentando disiparla para ver al otro lado.


Márchate.
No me quieras.
Estoy resquebrajado.

Puedo ser algo mejor
pero solo puedo un rato.

Y he dejado de soplar 
porque tu tristeza pesa demasiado.






27 noviembre 2015

Ascensores



Hemos descendido.
Pasamos de un cuarto a un primer piso.

Hemos empeorado las vistas, y ahora hace más ruido.
Miro la calle a través de unas rejas que están llenas de metáforas.

Ya no somos creíbles
matemática secuencia de los fallos posibles.

Hemos descendido
y ahora estamos atrapados en el medio.
Hay tantas cosas que podría echar de menos.

Aquella ventana siempre abierta a la que me asomaba
cuando el calor del interior me sofocaba.
La manera sutil en que te aproximabas
paseando las manos por mi cadera
y acercándote a mi espalda.

Aquella alfombra en la que me tumbaba
a contarte historias que a tu gravedad no le importaban,
te sentabas en el sofá y me observabas
mientras yo hacía tiempo para conocerte en medio.

Aquella encimera donde cortabas los limones en rodajas.
Aquella a la que me subía para que tu cuerpo me encajara.

La misma sobre la que lloré desconsolada
cuando entendí que no podías ofrecerme nada.

Echo de menos aquella casa.
Allí se quedaron fijadas a las paredes aquellas primeras veces.

Echo de menos aquel ascensor.

Aquel movimiento de ascensión que empujaba esas mareadas mariposas
a escaparse por mi boca.
Nunca 19 segundos duraron tanto.

En ese corto espacio de tiempo
mientras te miraba
y el aire no entraba.

Hemos descendido
y noto que nos falta
la magia del principio,
esta necedad de insistir
cuando todo lo que queda
es desperdicio.

Hemos descendido
y se me han extraviado
mariposas por el camino.