29 febrero 2016

Mujer de un solo verso



Ella era mujer de un solo verso,
pero todos los poemas
comenzaban en su cuerpo.

Se desnudaba despacio
frente al espejo
con los rizos cayéndole
sobre el pecho.

La veía perfecta
anudada a mi cuerpo
me nacían las rimas
entre sus besos.

Ella era mujer para un soneto
estaba llena de palabras
que rimaban con tormento.
Fuego.
Silencio.
Deseo.

En asonancia perfecta
cubierta por el miedo.

Ella era mujer de un solo verso
pero todos los poemas
terminaron en su cuerpo.







25 febrero 2016

Batallas ganadas


Cada vez es más sencillo.

Los días pasan mitigando el silencio, 
el frío 
y la distancia.

Cada vez más fácil.

Sin la voz ni el olor,
sin las partículas
del caos flotando alrededor.

Cada día una batalla ganada.

A la nostalgia
a las ganas
a la ausencia programada.

Cada vez más consistente
la resistencia,
cada vez más cierta.

Detenido el huracán
a medida que te alejas.

Si lo pienso sin sentirlo,
esta sí, es la correcta.





23 febrero 2016

Recuerdos

-Las cosas que me gustan son recuerdos,
¿ Cómo si no iba a saber que me gustan? -



Una primera vez.
El vestido azul de los domingos.
Aquella casa perdida.
Los bollos de chocolate en papel de estraza.
La risa.
La lluvia.
Una playa vacía.
El retrato de Dorian Grey.
Oscar Wilde.
Benedetti.

Barrio Sésamo.
La sirena del recreo.
Maquillarse para parecer mayor.
El primer conjunto de lencería.
Maquillarse para parecer más joven.

El pan con nocilla.
Ver atardecer desde una orilla.
Champan y uvas en un maletero
o solo uvas en una cueva del desierto.

Pasear de la mano en silencio.
Cantar a gritos y usar de micro un lapicero.
El beso de buenos días.
Dormir en tu hueco.
Llorar juntos y abrazarnos luego.

Seguir jugando porque la vida es un juego.

Una pizarra llena de frases que te recuerdan 
que para alguien eres importante.

Un beso en un vagón repleto.
Palmas de flamenco.
Aprender a nadar.
Aprender a caer sin tropezar.

Volver a comenzar.
Tener la oportunidad.

El viento en la cara.
Sumergirse en agua templada.
Quedarse dormido
con caricias en la espalda.

Bandadas de aves surcando el cielo.
La hierba, Sharif y sus letras.
Cosquillas.
Abrazos de enredadera.
Tu cuerpo encajado en mi cadera.

Todas las cosas bellas.












15 febrero 2016

Allí donde te quedaste



Te quedaste allí
y me fui a buscarte a otros lugares.

Si te hubiese dejado allí sin tocarte
serías perfecto en mis recuerdos.

Pero me empeñé
y puse terquedad en el empeño.

Eras perfecto.
En sudadera.
Con el pelo revuelto.
Con las verdades abiertas,
sin saber esconderlo.

Eras perfecto,
nervioso,
asustado.
Sintiendo cosas
al fin y al cabo.

Eras perfecto
llamándome princesa.
Hablando de humanidad
y saltándote tus reglas.

Cuando pude encontrarte
ya no sabía quien eras.

Y yo te buscaba a ti
entre todas esas caretas.

Llegó una tarde cualquiera en que ya no supe si existías realmente,
si te habías marchado o eras un producto de mi mente.

Escalé hasta donde pude para verte
pero la conclusión nunca ha sido lo importante.

No estás. Eso debe bastarme.

Te quedaste allí
y yo te busqué en otros lugares.





En un suspiro.... 37




De un soplido 37 velas.

Incómoda me balanceo en la silla.
Por delante me parece que queda menos de lo que llevo.

Se ha vuelto complicado descubrir algo nuevo.

Buceo con cuidado entre mi montaña de recuerdos
cuando las primeras veces aún formaban parte del trayecto.

En un suspiro, 37.

Ya vi amanecer en unos brazos prestados
y caer la noche en otros igual de equivocados.

Ya almacené esperanza como para cambiar este mundo y otros cuantos.
También coseché decepciones y como si fuesen flores, las junté en un ramo.

Me cuesta mucho recordar el significado del término entusiasmo
cuando los días transcurrían y siempre estaba esperando algo.

Ya me solté de algunas manos
y algunas manos me soltaron.

De un soplido, 37 velas.

Y me siento más cansada que aventurera.
Mi curiosidad se hace vieja y no le vale con cualquiera.


Cuando eres joven ansías llenarte de contenido
absorbes, aprendes, consumes; tienes tanta prisa por llegar allí,
donde parece que están todos.

Llenarse de contenido, con gente, con posesiones, con polvos de una noche, con amigos a montones.
Con el hombre de tu vida. O con la mujer de la tuya.
Con una prometedora carrera. Y la hipoteca. Con un coche más grande para que entren los niños.
Con más trabajo. Con más horas.
Con la pensión alimenticia. Con los papeles del divorcio y el salario del notario.

Crecemos. Un día nos vemos reflejados como adultos
y ya solo deseamos descargarlo.

Llega un momento en que rebasamos esa linea imaginaria dibujada en las paredes
interiores de nuestro organismo.

Una gruesa linea a mitad de camino que te señala que para el viaje
habrá cosas que no podrás llevarte.

Porque no siempre todo cabe.

Me hice adulta en contra de mi propia voluntad.
Me desperté un día con más cosas de las que podía cargar.

Me puse seria y cambié
los impulsos por cómoda sensatez.
La curiosidad ansiosa por la verdad de la experiencia
y el arranque por la inercia.

En un suspiro.... 37 velas.

















14 febrero 2016

Felicidades



Felicidades mamá.

Tiene gracia que nacieras un 14 de febrero.

Esta estirpe de mujeres incrédulas y poco románticas
azotadas por la vida y por las circunstancias.

Estás preciosa porque llevas marcas de vida por todas partes.
Estás preciosa sobreviviendo y siendo fuerte por nosotras.

Estamos aquí mamá viendo como llueve y como sale el sol.

Olvido a veces recordarte todo lo bueno que te veo
precisamente por esa fortaleza que nos hemos puesto.

Todas esas almas que cuidas descuidando la tuya.
Esa niña que conservas, que tras los desastres sigue impoluta.
La experiencia acumulada en esos ojos chispeantes
que dicen siempre lo que piensan y no saben doblegarse.

Tú no envejeces,
tú te haces grande.







Se nos ve



Me detengo a mirarnos,
se me antoja que somos
dos seres extraños
errantes motas de polvo
en el espacio.

Se nos ve desde aquí
como perros sin amo,
abruptos
cabizbajos
desconfiados.

Se nos ve desde aquí
la rotura y el estrago,
el miedo y la pereza
en egoísmo transformados.

Se nos ven desde aquí
nuestras taras de humanos.




Me voy mientras miras a otro lado


Me voy.

Discúlpame si recojo mis cosas mientras miras a otro lado.

La última vez que tu engranaje encajó en el mío
descubrí la oscuridad, la soledad y el frío.

He dejado de ser liviana 
he dejado de ser palabra atrapada en la garganta
has dejado de ser calambre bajando por la espalda.

Disculpa el silencio que acompaña mi despedida
no supe contarte que en nuestra noche amanecía.

Que estiré el amor, el deseo y las caricias
hasta convencerme de que no los merecías.

Y se hizo tarde, muy tarde
para coser esas heridas.

Se ha hecho un vacío en mi mundo
y estoy sacándome astillas todavía.

Me voy.

Nunca supe acoplarme a tu medida.
Fingí ser tantas mientras la buena se moría,
me protegí de más para aguantar las embestidas.

Ya no soy la luz que encendiste un día
me parezco demasiado a ti para que la suerte nos sonría.

Me has contagiado el miedo, la quietud y la desidia.

Me voy.

De allí donde nunca estuve,
del lugar oscuro que se escondía entre tus nubes.
De las preciosas vistas que se ven mientras subes,
que hacen olvidar la caída y el caos que produces.


Me voy
sabiendo que no habrá nada que puedas echar de menos,
no cambié los objetos de lugar en tu universo.

Me voy ahora con el invierno
cerrando este bucle nefasto de no lograr comprendernos.

Acariciando tu rostro cansado
con imaginarios dedos,
con invisibles labios cubriéndote de besos.











13 febrero 2016

Palpando tu pared



Ha dolido.
Pero menos.

Porque eso tienen los recuerdos.

Se van
viniendo a menos.

He cerrado la puerta con llave 
y me he quedado dentro.
Ahí no hay nada bueno.

Ha dolido,
pero menos cada vez.
Me preparo para ello
cuando palpo tu pared.

-No es lo que crees-
Pero lo era.
Un muro infinito hecho de piedras.

Si me hace sentir bien
me balancea.

Y yo quiero quietos los columpios.

Ha dolido
pero menos.


Vivimos



Vivimos al ritmo de una descompasada melodía.

Vivimos con el temor de que nos hagan daño.
Con el miedo de estar dejando pasar algo.

Vivimos temiendo el transcurrir del tiempo
y tenemos miedo a estarnos quietos.

Vivimos pendientes de que nada nos roce,
temiendo el silencio igual que las voces.

Mis cuentos se llenaron de lobos feroces.

Porque los demonios se disfrazan
pero tú los reconoces.

Vivimos tropezando entre girasoles
esperando que anochezca para que paren de girar.
Vivimos descalzos al borde de una orilla
soñando con nadar.

Somos sirenas varadas aprendiendo a naufragar.

Vivimos escondidos tras un muro
que la luz no puede atravesar,
pálidos y consumidos, presos de la gravedad.

Somos dos gotas de agua que se encadenan
en la oscura inmensidad.

Vivimos aferrados a esta trascendencia de estar siempre equivocados,
de haber perdido la paciencia,
de estar cansados y viejos para todo
de llevar demasiado lastre de conciencia.
Vivimos a empujones entre impulsos e inercia
comerciando con los restos
en un mercado cualquiera.

Vivimos sin hacer música.
Vivimos golpeando las cuerdas.




01 febrero 2016

Stand By



Tras el desastre, solo queda recomponerse,
no manchar lo poco que ha quedado limpio
amontonar los escombros y subirse a lo más alto
para ver con perspectiva la magnitud del desastre.


9.20 am

El despertador lleva sonando más de diez minutos,
un agudo y molesto sonido golpeando mi sien,
pero el cuerpo no me responde.

Este pequeño ser pesa ahora toneladas,
desnudo, solo cubierto por una sábana.

Se me ha llenado tanto la cabeza y el alma
que no puedo moverlos.

Stand by.
Así me siento.

Suena el teléfono, pero no tengo preparado el papel
que represento en esta función.

Debería levantarme y sonreír
seguir haciéndolo todo del mismo modo.

Si me esfuerzo e interpreto
nadie sabrá donde están los huecos.

No es la primera vez.
Ni será la última.

En un derroche de fuerza sin igual
consigo llegar a la ducha.

Sé que debo encontrar el botón que activa el piloto automático.

Ese que hará que me vista.
Que simule la vida.
Que dé los buenos días.
Que prepare la comida.
Que pase inadvertida.
Que vaya a la oficina.


El que hará que la vida parezca vida.

Al final lo encuentro al tocarme las costillas.
El el lugar preciso donde apoyabas la barbilla.

Ahora funcionaré como lo haría cualquier día.
mientras algo se muere en una cama fría.









Perdóname la próxima vez



Perdóname si me ves diferente la próxima vez.

Si ya no te miro a los ojos
si no te sonrío
si no me preocupo por ti,
me estoy transformado en menhir.

Perdóname si no me reconoces la próxima vez.

Con los trozos que he encontrado por el suelo 
he levantado una pared.

Perdóname
si te arranco de mi vida como si nunca hubieras sido
si convierto en tiempo perdido cada minuto contigo.

Si ya no me importa tu vida
ni lo que hagas con ella
ni como la vivas.
Me estoy transformando en orilla.


Perdóname si ya no estoy la próxima vez.

Si ya no están las mariposas
Si ya no quiero iluminar tu mundo,
estoy tan llena de piedras
que me he transformado en muro.





La vida que tenías cuando yo te imaginé



Me miré en ti y me vi reflejada.
Tus rarezas se parecen tanto a las mías
nuestras taradas neuronas rebotando como locas.

Te imaginé otra vida, en la que no guardabas cosas detrás de las cortinas,
una vida alternativa en la que nos encontrábamos y
los caminos a recorrer eran  mucho más sencillos.

Hoy me he visto escribiendo en la terraza,
con esta expresión abstraída tan parecida a tu cara.
Tú estás en la habitación donde trabajas,
donde te mueves entre datos mucho más certeros
que la complejidad humana.

Ambos circulando en nuestras propias galaxias.

Respetamos los escondites donde crecen nuestras almas.
Esta casa está llena de ventanas.

Nos encontramos de repente en un pasillo
bajamos de la nube, y al mirarnos sonreímos,
no resulta fácil sentirse comprendido.

Deseo tus caricias y el fluir de tus corrientes
luego puedes volver a encerrarte
mi espíritu salvaje nunca va a juzgarte.

Nos deshacemos los nudos solo con mirarnos.

A veces somos nosotros, otras no se queda nadie,
nos movemos por el aire y
desconectamos el mundo.

Te imaginé otra vida, llena de luz y de sonrisas
una en la que eras feliz con el soplo de mi brisa.