02 enero 2014

Propósitos

Es casi una obligación ponerse algún propósito para el año nuevo pese a la aplastante certeza de que la mayoría de ellos perecerán en el camino.
Yo nunca me los puse, mi naturaleza perezosa y realista tomó esa decisión por mi.
Este año, en cambio, es distinto, han sucedido cosas que han transformado aquello que yo consideraba mi condenada naturaleza.
Me he propuesto algunas cosas trilladas, como ir al gimnasio, fumar menos, comer mas sano, no sé, eso de privar al cuerpo de algunos placeres para que no olvide valorarlos.
Otros en cambio, son mas profundos, mas cosecha de mi experiencia que fruto de mi actitud.

Primero...
Quiero dejar de decorar las cosas que no necesitan decoración.
Descubrí, hace poco, y bajo absoluta perplejidad que debajo de tanto cinismo habitada una loca decoradora. Se empeñaba en poner flores sobre las heridas, en crear complejos artesonados sobre la desnuda verdad, decoraba todo sin control, hasta decoraba las palabras para ocultar lo que tenia que decir.

Quiero vivir sencillo.
Quiero demostrarme que la complejidad que existe dentro puede salir apenas sin maquillar.
Me voy a empeñar en eso de restarle peso a la vida.

Quiero dejarme llevar.
No tenerlo todo controlado, no crear expectativas imposibles para justificar mis decisiones, disfrutar todos los días de algo nuevo aunque sea imperceptible para el resto.
No empeñarme en descubrir de que forma acabaran los caminos, no imponer mis prejuicios para acomodarme en mi posición.

Son unos propósitos muy ambiciosos, lo sé. 
Quise ponérmelos esta vez porque algo me dice que en eso consiste esto de vivir, 
que si me esfuerzo en ser alguien mejor los días merecerán la pena solo por intentarlo.