31 diciembre 2016

Cuaderno en blanco


Recuerdo que cuando era pequeña, a mi vecina, de 16 años entonces,
le surgía de vez en cuando algún admirador.
Recuerdo que había un chico de apariencia tímida que muchos días
estaba sentado frente a nuestro portal.

Yo, que era una niña de 7 años le observaba a través de la ventana de mi habitación.
Allí sentado, matando las horas solo para verla pasar un instante.

Si quería verla, aunque fuese por segundos, no tenía más opción.

No tenía Facebook al que entrar a fisgonear.
Ni Whatsapp, ni Instagram.

Había que ser muy valiente y escribirle una carta a una chica
y dársela en la mano.

O grabarle canciones románticas en una cinta TDK.

El mundo ha cambiado mucho, y lo seguirá haciendo
y hay cosas que ya no volverán a pasar.

Así que sed valientes, cielos míos.
Amad mucho y de todas las formas que podáis,
quizá dentro de 20 años ya no haga falta siquiera rozarse
pero hasta entonces rozad cada alma que encontréis.

¿Qué más da que a veces nos rompan?
de ese estallido haremos alguien nuevo.

De una explosión nació 
este mundo nuestro.

A veces para renacer hay que explotarlo todo.

12 uvas.
Lencería roja.
Algo de oro en una copa de champán.

Todos los rituales paganos
 para que sea un buen año.

Quemar lo malo
proponerse algo bueno.
El tiempo que acaba
para que sientas que eres nuevo.

Feliz noche soñadores
seguiremos pintando el mundo
de brillantes colores
salpiquemos la vida de cosas buenas
aunque nunca seamos los mejores.
Llenemos de ideas este blanco cuaderno
aunque acabe lleno de borrones.



Feliz nuevo año
soñadores.








24 diciembre 2016

Una noche cualquiera



No voy a desearte que seas feliz,
ese estado efímero y transitorio
que solo reconocemos cuando ya se ha ido.

Yo te deseo que seas fuerte
que seas firme con lo que sientes
que ningún pensamiento te haga de barrera
y que ningún dolor te haga de escondite.

No voy a desearte una noche maravillosa
porque deseo que todas tus noches sean así
y esto es solo una noche más.

Yo te deseo que seas valiente
que cuando el abismo te mire
le soportes la mirada
que la nada no se haga cotidiana.

Que cuando quieras comerte a alguien
empieces por el alma.

Yo te deseo que seas libre
que no te armes cadenas de hilos invisibles
que rías más de lo que llores, pero que llores también
para que no aprendas a esconderte el dolor bajo la piel.

Deseo que estés bien
que tengas con quién,
que vuelvas a ser.

Yo te deseo que esta noche tan especial para algunos
no te parezcas a ninguno.
Que te sonrías a ti mismo por estar aquí
en la cornisa de un abismo, que se llama estar vivo.

Deseo que toda la belleza de este mundo
cene esta noche contigo
y que no tengas que abrir los ojos para verla.











18 diciembre 2016

Pero no

Fue una suerte colisionar contigo en la inmensidad del espacio infinito.
Un encuentro fortuito entre 7000 millones de meteoritos.

Por un instante nuestras órbitas compartieron trayectoria.
Los fragmentos disueltos por el choque 
siguen girando en mi memoria.

Pretendía dibujar flores en los pliegues de las heridas.

Parece complicado. Pero no.
He encontrado la hoja arrugada en ese libro de 720 páginas. Pero no.

Crees saber lo que pienso, del mismo modo que yo creo saber lo que piensas.
Pero no.

Lo mismo nos ha engañado esta confortable sensación de habernos borrado.
Parecemos correctos y sosegados. Pero no.

Me cuesta mucho escribir desde que escucho más a mi cabeza.
Ya no puedo volar, desde que puse los pies sobre la tierra.

Estoy dedicando el tiempo a poner cada trozo en su lugar
y ver si consigo volver a ser humana, o al menos algo parecido.

Porque parece sencillo. Pero no.

He puesto los ojos donde antes tenía las manos,
tengo los labios donde antes había ombligo,
escondidos y cerrados.

Soy un cuadro abstracto de Picasso.

Parecía fácil colocar cada cosa en su lugar. Pero no.

Me estoy acostumbrando a esta calma y a este frío
tengo nuevos defectos y como cumbre a este caos
ya no creo en lo que escribo.

Parecía que había letras para varias vidas. Pero no.

Creía que las palabras me harían de salvavidas. Pero no.

Ten paciencia. Pero no.
Se buena. Pero no.
A ver si se te pasa que ya es hora.
Le das demasiada importancia a las cosas.
Eres demasiado sensible. Pero no.

Tengo las orejas en los pies para escuchar por donde piso.
Todos los huesos de mi cuerpo amontonados en el hueco
que ha dejado el corazón.

Lo he movido de lugar y no sé donde está.

Lo mismo era una de esas cosas 
cuyos pedazos no he sabido juntar.

Toda la vida escribiendo, y tuve en mis manos 80 hojas encuadernadas,
una portada diáfana en blanco y negro y una dedicatoria en la contraportada.

Al pasar las hojas con las pestañas y releer las palabras 
supe que esa ya no era yo.

Que nunca encontraría la manera de volver a poner los pedazos en esa posición.

Sentí vergüenza de esas confesiones disfrazadas de poemas, 
sentí dolor al pensar en la fuente de inspiración.

Era nuestro libro. Pero no.
Te he querido. Pero no.
Me has dolido. Pero no.








15 diciembre 2016

Inabarcable



La verdad es que no me gustabas.
Nunca me fijaba en los hombres con traje
que siempre van corriendo y parece
que nunca pueden pararse.

Aquella primera noche en que vi que podías destaparte 
comprendí demasiado rápido que eras la ciudad prohibida
y yo quería visitarte.

Aquella noche mudaron en curvas
mis huellas dactilares
supe lo que era tu olor en el aire
y sentirse un intruso por rozar
lo que no ha rozado nadie.

Llegaste al rincón inhabitable
a la zona protegida de mis fondos abisales
porque eras un barco a la deriva
y yo soñaba con rescatarte.

En mis oscuros sueños sigues siendo inalcanzable
como aquella última noche en la que vi que podías disfrazarte
y comprendí que eras y serías siempre
el causante del desastre.

Comprendí que nunca fuiste un lugar
si no un momento efímero 
imposible de capturar
pero ya era, para todo, demasiado tarde
y me quedé con la impresión de que eras 
mi trozo de tierra inabarcable
no había espacio ni aire
y yo soñaba con quedarme.








13 diciembre 2016

Desabrocharse


Parecía mentira que fuese a cicatrizar algún día.
Parecía que esa profunda incisión era para toda la vida.

Temí por un momento que no tuviese arreglo
que todos los colores del universo se hubieran tornado a negro.


Me desabrocho los botones que entrelazan nuestra pena,
porque las tuyas han echado raíz
y las mías son una verbena.

Te arranco, como se arranca la mala hierba
para que nazcan nuevas flores en mi tierra.

Yo que intentaba sacarte a caricias,
yo, que quería por las buenas.

Te goteo, como el amargo líquido de mis arterias.

Yo, que nunca pude a la fuerza.

Mi abismo es un árbol
al que arrancaron la corteza.

Tus negros cuervos anidaron
en el interior de mi cabeza.

Te escarbo, hundiendo los dedos en mi arena
hasta llegar al núcleo,  escondido entre las venas.

Me descoso el alma para que todo escape fuera
el incomodo silencio
y la mirada negra.

El orgullo malherido
se ha tornado fortaleza.

A mí, que nunca pude a la fuerza.

















10 diciembre 2016

A la distancia de la luna



Me enamoré de una mujer meditabunda,
distinta y distante
compleja y profunda
me eclipsé con el contorno de sus curvas
y me acostumbré a estar a oscuras.

Los domingos por la mañana 
entre caricias y tostadas
nos repasábamos las costuras.

Entre besos, raíces y cambios de postura
rozábamos levemente la locura.

Me enamoré de las abstractas flores
que crecían en su espesura
y las vistas del mundo cambiaron
columpiado en su cintura.

A veces se encerraba
y yo la miraba asustado
a la distancia de la luna.

Mil razones no bastaban para marcharse
y ella me daba solo una.

La intrínseca matriz de su rotura.

Los jueves paseábamos por un Madrid
que no descansa nunca,
ella propulsada por sus alas
yo enterrado por el peso de mi nuca.

Siempre la miraba hipnotizado
atrapado en el medio del deseo y la ternura,
siempre supe que algún día
se elevaría como la bruma
y que a partir de ahí
ya no valdría ninguna.

Y me vi oscurecer
a la misma distancia que la luna.













07 diciembre 2016

Te quise demasiado




Si hoy, desde la cómoda lejanía que me alberga,
tuviese que describir cómo te quise
empezaría diciendo que fue de un modo triste.

Te quise demasiado
te quise mal
te quise con el alma boca abajo
sumergida en profundos agujeros
o a la fuerza dando saltos.

Te quise cuando no lo merecías
cuando ya era tarde para rogarse las caricias.

Te quise desde abajo,
desde las arenas movedizas
te quise a medias 
porque a medias era 
lo que pedías.

Te quería con un miedo
que no era mío
y te quise todo lo que podía.

Si hoy, desde la gélida corteza que me sustenta,
tuviese que describir cómo te quise
empezaría contando las cicatrices.

Te quise demasiado
de un modo desequilibrado
con el corazón a pedazos,
dándote el amor que a mí mismo me arrancaba
y te quise mal y te quise hasta la nada.

Hasta ser un recuerdo que te estorba en la garganta.
Hasta no reconocer mi contorno.

Te quise en un instante precioso
del que nunca hubo retorno.

Te quise hasta la superficie
y te quise desde el fondo.





03 diciembre 2016

Letras suicidas que ya no son bonitas



Esas cosas que se supone debo sentir,
me faltan
y disimulo
esperando que nadie note
que estoy fingiendo
que ya no siento 
las cosas que se supone debo sentir.

Se me metió un dolor en las entrañas
tan profundo y ensordecedor
que ya no siento nada.

No hay espacio en este caos para nada bueno
solo queda tristeza en la punta del lapicero.

Ya no sé hablar del amor verdadero,
ni de sentimientos correspondidos, ni de nada nuevo.

Me quedé atascada en la aguja del minutero.

Solo me sale tu pena en forma de soneto,
promesas rotas y amargos sentimientos.

Ahora solo sé de arrepentimiento,
de taparme las taras con la punta de los dedos
y de espinas clavadas que se han metido dentro.

Me hiciste oscura como una noche de invierno
sin estrellas ni luna decorando el cielo.

Ahora soy una noche fría de enero.

No recuerdo dónde estaba el interruptor
que lo pone todo a cero,
pero lo intento.

En intentarlo se están escurriendo los años
y sigo pensando que soy menos mujer 
de lo que fui
antes de ti
y sigo pensando que te has llevado algo 
que no consigo localizar 
en el fondo 
de mi saco.
Y sigo pensando que he merecido el daño
que nada ya será bonito 
que mi vida es un capítulo acabado.

Ni alcanzas a imaginar
el dolor que hay sembrado en mi interior.

Mis letras suicidas ya no saben ser bonitas
una caricia las ha deformado
desde que sus dedos abrasaron mi costado
se ha vuelto todo malo.

Y me faltan esas cosas que se supone
debo sentir,
me faltan 
y disimulo
esperando que nadie note
que ya no siento del modo
que se supone
debo sentir.





Imagen de Luis Muñoz.