13 diciembre 2016
Desabrocharse
Parecía mentira que fuese a cicatrizar algún día.
Parecía que esa profunda incisión era para toda la vida.
Temí por un momento que no tuviese arreglo
que todos los colores del universo se hubieran tornado a negro.
Me desabrocho los botones que entrelazan nuestra pena,
porque las tuyas han echado raíz
y las mías son una verbena.
Te arranco, como se arranca la mala hierba
para que nazcan nuevas flores en mi tierra.
Yo que intentaba sacarte a caricias,
yo, que quería por las buenas.
Te goteo, como el amargo líquido de mis arterias.
Yo, que nunca pude a la fuerza.
Mi abismo es un árbol
al que arrancaron la corteza.
Tus negros cuervos anidaron
en el interior de mi cabeza.
Te escarbo, hundiendo los dedos en mi arena
hasta llegar al núcleo, escondido entre las venas.
Me descoso el alma para que todo escape fuera
el incomodo silencio
y la mirada negra.
El orgullo malherido
se ha tornado fortaleza.
A mí, que nunca pude a la fuerza.