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20 febrero 2020
Sin palabras, sin roces, sin aspavientos
Si supieras lo que estoy luchando para que no te conviertas
en un recuerdo sombrío, de esos que obligan a apretar fuerte los ojos
y a sacudir la cabeza para que desaparezcan.
Si supieras lo que lucho para que el arrepentimiento
no gobierne al resto de mis sentimientos.
Ay, si tú supieras lo difícil que resulta.
Esta es la forma que has elegido, de todas las formas posibles.
No he tenido más opción que aceptar
porque es imposible luchar contra la nada
que me has puesto delante.
Yo siempre sobrevivo.
Me levanto, me sacudo el polvo y camino.
Esta es la forma que has elegido.
Si supieras lo que me está costando reconocerte,
encontrar algo bueno entre tanto silencio y tanto gesto forzado.
Preguntarte tranquilamente en qué momento merecí tanto desprecio
con la sana intención de comprenderlo.
¿ Cómo puede el amor vertido transformarse en esto ?
Sin palabras.
Sin roces.
Sin aspavientos.
Yo siempre sobrevivo.
Esta es la forma que has elegido.
Seguiré los pasos que con rotundidad has marcado
para no salirme de tu guión estructurado.
Ya no ocupo, no molesto, no desordeno.
Ya no respiro ni quiero.
Ya soy una pieza más de tu inmenso tablero.
Me quedo quieta, aquí donde me has puesto
observando con la piel quebrada
lo poco que te pareces a mis recuerdos.
10 febrero 2020
Sé
para que mis demonios no se alboroten
y vivan tranquilos.
Sé dónde habito,
en la fina linea que separa el condicional perfecto
del pretérito subjuntivo.
Sé demasiadas cosas de mí mismo,
me he buceado por dentro
en mitad del cataclismo.
Sé por dónde camino,
el barro ya hace rato
que me cubre los tobillos.
que me cubre los tobillos.
Sé lo que necesito
y lo demás fueron rabietas
impulsos o caprichos.
Sé leer entre lineas que parecen paralelas
aunque tú las ves torcidas
porque saltamos sobre ellas a lo largo de la vida.
Sé de lo que prescindo
para que el tumulto no me haga ruido
y aún así tienen los huevos
de hablarme a mí de sacrificio.
Los ojos más bonitos
Me estrellé
en las negras pupilas
de unos ojos bonitos
en el gesto tímido
de un hombre sombrío
en su lento susurrar
y el resonar en mis oídos.
Tienes los ojos más bonitos del mundo,
lástima que lo cuenten todo
como que detrás no hay nada.
Un día te hice una foto sin que te dieras cuenta
y eso es todo lo que tengo de ti.
A veces la miro, en un silencio infinito
y me vale eso para sentir la nada que hemos sido.
Tus ojos son tan bonitos
profundos y perdidos
oscuros y cavernosos
sin luz y sin fondo.
Tienes los ojos más bonitos del mundo,
lástima que lo cuenten todo.
Que pena que cuando me miran
hagan periferia de mi centro
que sean tan negros
como el negro abismo
esos ojos tan bonitos
que han movido mi universo.
28 enero 2020
Incluso volando
Las sienes golpeando
no queda saliva en la boca
las manos están temblando.
Otro paso.
El aire entra caliente
y no sé como expulsarlo.
Un giro rotundo
un matiz humano.
Una cortina líquida descendiendo
de unos párpados cerrados.
Otro paso.
La soledad espesa
tocando las teclas de un viejo piano.
La arruga perfecta de tu liso plano.
El ceño fruncido de las sienes golpeando.
Un cuerpo desnudo de rodillas en el baño
con el agua cayendo sobre el pelo enmarañado.
Otro paso.
A veces, incluso cuando estás volando,
Te sigo hablando a ti
Te sigo hablando a ti,
aunque ya no estés.
Te sigo hablando a ti
porque te imagino buscándome
a través de las letras
y me saben a caricias
los golpes de las teclas.
Dejó de importarme
que estuvieras al otro lado
Y empecé a contarte
lo que nunca te había contado.
Que soy de cristal
y me empañaron
los dedos húmedos de tus manos.
No fue fácil desprenderse de
un sentimiento tan pesado
mi frágil cuerpo liviano
del suelo despegado.
Te sigo hablando a ti
aunque te hayas ido sin despedirte.
Aunque a tus ojos entreabiertos
me haya vuelto invisible.
Tengo tantas cosas que decirte.
Que te sigo hablando
como si no pasaran los años
como si las balas fueran de fogueo
y no hubiésemos muerto de aquel disparo.
Te sigo hablando
como si caminaras a mi lado
como si aún fuera posible
rozarme con tus manos.
Así no sirve
Entre
jadeos se nos fue escapando el miedo
y
así no sirve.
Si
al final respiras ese aire contaminado
que
con tanto esfuerzo has esquivado.
Entre
jadeos se me olvidaba
que
a la mañana siguiente
siempre
amanecía lloviendo
con
el agua golpeando los cristales
y
así no sirve.
Veo
el después amenazante
descendiendo
las escaleras lentamente
cuando
la piel ya no te arde
y así
no sirve.
Entre mi empeño por ser la buena
y la
inclinada pendiente de tus laderas
todas
las gotas de lluvia cayeron fuera
y así
no sirve.
No sirven las alas para levantar un cuerpo inerte
ni
sirven las escamas quebradas para nadar
y
mucho menos si es contra corriente.
Entre rodeos y silencios
se
nos partió por la mitad el respeto y el afecto
nos
esforzamos en fingirlo, torpemente y en exceso
y así
no sirve.
Enlazado a tu existencia
Mi temor enlazado a tu existencia
condenado a enraizarse en lo que piensas
como si la verdad calara en ti
y fueras verdad hasta la corteza.
Prolongas las sombras de mi cabeza
condenada a rendirse ante tu fuerza
una balsa flotando en el agua
mientras haces tempestad en la tormenta.
Punzadas agudas en tu presencia.
condenado a enraizarse en lo que piensas
como si la verdad calara en ti
y fueras verdad hasta la corteza.
Prolongas las sombras de mi cabeza
condenada a rendirse ante tu fuerza
una balsa flotando en el agua
mientras haces tempestad en la tormenta.
Punzadas agudas en tu presencia.
Como la noche rota
que ha caído sobre nosotros
como el suelo frío
bajo nuestros pies
como todo lo que pudo haber sido
y ya no es.
Como el viento soplando
contra una firme pared
inútil ante las piedras
que no puede derribar.
Como un profundo pozo
al que la luz no llega
como un pájaro herido
en un nido de cadenas,
así se enreda mi temor
enlazado a tu existencia.
Soltando
Me dicen que escribo triste.
Que a la gente tanta pena se le atraganta.
Deberías alternar con un poco de alegría.
Cuenta de vez en cuando cosas bonitas.
Pero a mí no me parecen feas las heridas.
Deberías esforzarte en ser más positiva.
Eso no vende.
Tiene mala salida.
Aún no he hablado de tristeza seriamente.
La he rozado y paseo por ella como otros pasean por la acera,
casi sin pensarlo.
Todo lo que dices sabe a nostalgia
a pena mal curada, a dolor profundo en las entrañas.
Mis musas son siniestras.
¿ Qué quieres que le haga?
Siempre entendí mejor a los monstruos
que el lenguaje de las hadas.
Me dicen que a la gente tanta pena se le atraganta.
Por eso escribo, para soltarla.
25 julio 2019
El rincón número 9
Había un rincón en una calle de Madrid.
Las alturas de un número 9
y una calle con un mal nombre.
Aquella casa llena de magia donde encontramos dos extraños
sin coraza.
sin coraza.
Lo que tiene la memoria es que a veces transforma
los lugares, quizá sea eso.
Quizá sean las puertas que se abrían con unas ganas diferentes.
Quizá fuera ese suelo que pisábamos de forma inconsciente
sin pensar en las consecuencias
sin pensar en las consecuencias
agarrados con las uñas al presente.
Quizá las risas de aquella cocina
distan demasiado de las conversaciones frías
que mantenemos distanciados
mientras yo me apoyo en la lavadora
y desde tres metros tú solo me miras.
Quizá los muelles de aquella cama
hacían más ruido y por eso no escuchaba tu miedo
ni el crujir de tus heridas.
Sentía que entraba más aire por aquellas ventanas.
Echo de menos esos 20 segundos de ascensor que alimentaban
mis ganas.
Lo comparo con estas escaleras de ahora
que solo me cansan.
mis ganas.
Lo comparo con estas escaleras de ahora
que solo me cansan.
Quizá aquel suelo cálido me permitía andar descalza.
Aquella casa tenía magia,
o se la pusimos nosotros sin darnos cuenta
mientras nos quitábamos las telarañas.
Allí siguen viviendo los recuerdos
que merecían la pena
y todas las buenas intenciones
que nos ofrecimos como promesa.
Todo lo que vino después ya nunca tuvo la misma belleza
mientras nos quitábamos las telarañas.
Allí siguen viviendo los recuerdos
que merecían la pena
y todas las buenas intenciones
que nos ofrecimos como promesa.
Todo lo que vino después ya nunca tuvo la misma belleza
ni la misma ilusión, ni la misma fuerza.
Ya todo lo demás fueron intentos de arrancarnos a bocados la corteza.
De acercarnos sin rozarnos demasiado
de hacer de la piel una dura fortaleza.
Todo lo que vino después
ya nunca tuvo la misma belleza.
Ya todo lo demás fueron intentos de arrancarnos a bocados la corteza.
De acercarnos sin rozarnos demasiado
de hacer de la piel una dura fortaleza.
Todo lo que vino después
ya nunca tuvo la misma belleza.
10 mayo 2019
Pero soy yo la que está rota
Me he desbordado hacia dentro
y en esta cueva chocan las olas.
He perdido el tiempo y la energía
para intentar estar a solas.
He girado el mundo para encontrarme
y descubrir que estaba rota,
hay quien viene sin herramientas
aunque sepa usarlas todas.
He abierto las puertas que daban al abismo
mientras hay personas que ni las rozan
pero soy yo la que está rota.
He visto a la gente lamer el suelo
alimentarse de las sobras
pero el fondo es intrascendente
frente a la importancia de las formas
eres tú quien lo hace feo
pero soy yo la que está rota.
No cabe mas basura
debajo de tu alfombra
se te transparentan los monstruos
bajo la ropa.
Pueden fingir cualquier emoción
porque es la apariencia lo que importa
Cuando caminas se escuchan
tus piezas sueltas
y los glaciares habitan en tu boca
pero soy yo la que está rota.
15 marzo 2018
Errantes pájaros
Pienso, que para lo malo,
demasiadas veces
son más de dos.
Creo en lo bueno cuando nace solo.
Creo que a la fuerza siempre es peor.
Creo firmemente que nada me pertenece.
Pienso que las palabras
no nacen
si no tienes nada que decir,
porque que a veces el silencio
es la más poderosa de las armas.
Creo en empezar de cero,
sigo creyendo en ti
como eres en mis recuerdos.
Creo que he perdido las llaves
y me he quedado dentro.
Siento que he cambiado tanto
que nisiquiera me parezco
y arrugo las hojas
con la fuerza que nace
de un sitio perdido
de un hueco en el suelo
al que los errantes pájaros
siguen llamando nido.
11 enero 2018
Por si acaso
Yo no sé si esta es nuestra última vez sobre la tierra o
si nos reencarnaremos y volveremos a encontrarnos.
Si serás una ardilla de cola anillada
o un narval de las costas de Islandia.
No sé si apareceremos en un escenario distinto
no sé si será cielo o infierno, pero si por algún motivo
esta es nuestra última vez, quiero aprender de lo vivido.
Y me llevo conmigo
el eco de tu risa en mis montañas
la forma sublime y lenta
en que bailan tus pestañas.
La tímida sonrisa y el ligero parpadeo
cuando no te salen las palabras.
Los besos torpes atropellados por las ganas
que se hicieron laguna en los huesos de mi espalda
y todas las veces que vencimos al miedo
y nos lanzamos al hielo sin preguntarnos por mañana.
Y me llevo conmigo
todas las veces que, desafiando la lógica, coincidimos.
No sé si es nuestra última vez
si nos reencarnaremos y volveremos a encontrarnos
o seremos polvo en un mar paradisíaco.
Tal vez solo seamos ceniza en un cielo contaminado.
Por eso me llevo todo lo bueno que hemos sido
la parte bonita entre tanto desatino
me quedo con las huellas que en mi arena has dejado
por si acaso esto es el final,
pero solo por si acaso.
16 diciembre 2017
Permeable
Descubrí que soy permeable
que su lluvia me ha calado hasta los huesos.
Me protejo buscando palabras que rimen,
palabras que acallen el ruido
cuyo significado vacío no me recuerde a nada.
Palabras mojadas que han cambiado de liquido matriz
ahora, demasiado saladas, se han podrido de raíz.
Me protejo buscando palabras que arreglen lo roto
que sirvan de parche y de acomodo, palabras sesgadas
que ya no hablan de nosotros.
Descubrí que a una piel herida
le deja sal cualquier sutil caricia.
Me protejo cambiando partes del cuento
para que nadie nos reconozca al leerlo.
Me protejo buscando palabras que rimen,
palabras cimiento que llenen el hueco.
A veces me quedo en silencio
porque creo que he malgastado tantas fuerzas
que ya no tengo.
Porque a veces rozas algo que te mueve
y tienes que volver a la quietud
pero ya no sabes
porque has aprendido a volar
y ahora el suelo
te parece inestable.
Su lluvia me ha calado hasta los huesos.
Ahora sé que soy permeable.
27 noviembre 2017
Esconder
Esconder las alas para que no se ofendan
quienes no saben volar.
Esconder las ganas para no ser el primero
en tropezar.
Taparse las rendijas para que nada salga
aunque tampoco nada pueda entrar.
Esconder la verdad para que sus mentiras
no la puedan ensuciar.
Esconderlo todo tras el tapiz opaco
que usamos al decorar.
No ser demasiado bueno
no ser demasiado claro
ni demasiado oscuro
ni demasiado malo.
Esconder las aristas
que sobresalen en la recta,
no hacer ruido,
agachar la cabeza
o levantarla tanto
que te sobren piezas.
Llenar todo el espacio
aunque no haga falta
aumentar la voz
acortarse la falda
acoplarse a las expectativas
de quien paga
olvidar lo que importa
y ser esclavos de un fantasma.
Esconderse del mundo
con los dedos en los ojos
navegar en vendaval
con un sencillo soplo.
Vivir a la mitad
o esconderse de los otros.
06 noviembre 2017
26 minutos
Le he dado argumentos de sobra a este corazón idiota
para que aprenda a cerrarse y a descargar de vez en cuando
el peso que almacena.
Me ha salido terco, errático y difuso.
Roto, enrevesado y lleno de nudos.
En lo que dura un café me aprieto las costuras.
Solo 26 minutos para despejar las dudas.
Para saber si te ha quedado en el fondo del vaso un poso de dulzura.
Si hay unas nuevas manos que te acaricien la nuca.
Si cuando dijimos adiós, significaba nunca.
Las horas invertidas en dolernos me han parecido demasiadas,
todo ese tiempo malgastado que podríamos haber usado
batiendo las alas.
batiendo las alas.
Te ha sido tan fácil que a veces creo que yo leía otro cuento.
Te sacudiste el polvo tan deprisa, mientras yo estaba aún
escapando de puntillas.
escapando de puntillas.
Te costó tan poco prescindir de aquello a lo que yo llamaba todo.
He tenido en mi cabeza cien conversaciones contigo
todas terminaban en desastre, excepto dos, que acababan en rotura.
No tener la posibilidad de una respuesta
esa es quizá la forma perfecta en la que hacer estallar mi cabeza.
Y entro en ese bucle infinito de razonamiento
en el que imagino excusas, verdades y argumentos
una ecuación de posibilidades inabarcables mantenidas por tu silencio.
Tiene que darme igual. Lo sé. Eso dice la lógica.
Que eres frío y calculador, y yo una loca.
Tu practicidad y tu estoicismo son un insulto para mi forma de sentir.
He tenido en mi cabeza cien conversaciones contigo
todas terminaban en desastre, excepto dos, que acababan en rotura.
No tener la posibilidad de una respuesta
esa es quizá la forma perfecta en la que hacer estallar mi cabeza.
Y entro en ese bucle infinito de razonamiento
en el que imagino excusas, verdades y argumentos
una ecuación de posibilidades inabarcables mantenidas por tu silencio.
Tiene que darme igual. Lo sé. Eso dice la lógica.
Que eres frío y calculador, y yo una loca.
Tu practicidad y tu estoicismo son un insulto para mi forma de sentir.
Borrón y cuenta nueva.
Parece sencillo cuando lo dices tú.
Pero yo no sé dónde tachar.
¿Había alguna cuenta a la que reemplazar?
Al otro lado de la línea
con la oreja pegada a un teléfono que no tiene a nadie al otro lado.
Asumiendo que la simplicidad de tus palabras no concuerda
con el desastre acontecido en mi interior.
Borrón y cuenta nueva.
Así de sencillo suena cuando escapa de tu boca.
Esa era la explicación que me torturaba.
Ahora tengo miedo de rozarte por si algo se descoloca.
Como si hubiésemos alcanzado el equilibrio
en menos de media hora.
Hablar contigo despeja mis sombras,
mientras oigo tu voz parece que todo puede arreglarse.
Me siento fuerte para sanar a carne viva.
26 minutos de conversación que han empezado en roca
y han acabado en deriva.
No seré más fuerte por callarme que te echo de menos,
no seré más fuerte diciendo que te odio y sabiendo que estoy
mintiéndome.
Te llevaré conmigo en el interior del volcán
17 octubre 2017
Luz crepuscular
Tu luz crepuscular
iluminando mi orilla
unos dedos paseando por la
nuca
haciéndome cosquillas.
Quizá esta vez
quizá mañana esta orilla
no sea iluminada.
Me enredo en tu cuerpo
y me aferro como un naufrago
a las astillas.
Como si pudiera retener
y guardarlo después
en un cajón de la mesilla.
Quizá esta vez
una triste huérfana de tus
caricias
que espera tu luz crepuscular
sentada a solas
en una orilla.
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