Tu luz crepuscular
iluminando mi orilla
unos dedos paseando por la
nuca
haciéndome cosquillas.
Quizá esta vez
quizá mañana esta orilla
no sea iluminada.
Me enredo en tu cuerpo
y me aferro como un naufrago
a las astillas.
Como si pudiera retener
y guardarlo después
en un cajón de la mesilla.
Quizá esta vez
una triste huérfana de tus
caricias
que espera tu luz crepuscular
sentada a solas
en una orilla.