27 noviembre 2017

Esconder



Esconder las alas para que no se ofendan
quienes no saben volar.
Esconder las ganas para no ser el primero
en tropezar.
Taparse las rendijas para que nada salga
aunque tampoco nada pueda entrar.
Esconder la verdad para que sus mentiras
no la puedan ensuciar.

Esconderlo todo tras el tapiz opaco
que usamos al decorar.

No ser demasiado bueno
no ser demasiado claro
ni demasiado oscuro
ni demasiado malo.

Esconder las aristas 
que sobresalen en la recta,
no hacer ruido,
agachar la cabeza
o levantarla tanto
que te sobren piezas.

Llenar todo el espacio
aunque no haga falta
aumentar la voz
acortarse la falda
acoplarse a las expectativas
de quien paga
olvidar lo que importa
y ser esclavos de un fantasma.

Esconderse del mundo
con los dedos en los ojos
navegar en vendaval
con un sencillo soplo.

Vivir a la mitad
o esconderse de los otros.







16 noviembre 2017

Me quedé



Me quedé sin espacio
con la duda atascada
entre la piel y los labios.

Me quedé sin el tiempo
que te estaba guardando.

Me quedé en la quietud
con los brazos cruzados
valorando la magnitud
de los daños causados.

Me quedé sin palabras
para las hojas en blanco.

Me quedé fragmentada
tocando asustada las brechas creadas,
metía los dedos y lloraba
hasta que las lagrimas saladas
se transformaron en rabia.

Con los pedazos rotos 
que quedaron de mí
he construido otra mujer 
y ahora le cuento a ella
las cosas que quería contarte a ti.

La he confeccionado a mi gusto, 
con todo lo que me falta.

Ella es la piel que no me sé poner.
Me he desdoblado en un viaje astral 
y ahora soy dos, pero te ama solo una mitad.


Me quede atravesada 
en mi mentira favorita, 
habría caminado hasta encontrar 
el cartel que indicase la salida.

Era la mentira más bonita 
que uno podía mantener.

Está lloviendo.
Ese sonido que hace de fondo a las letras,
la banda sonora perfecta.

He aprendido a descender
a volar a ras de suelo
y a caer
pero sobre tu árida tierra
no he aprendido a llover.

También me quedé 
con las dudas enraizadas
y preguntas sin responder.

Me rompiste el corazón
nada pegaba con nada
en aquel mundo sin color.

He intentado reconstruirme
ahora puedo volver a soñar
pero todo me parece incomprensible.

Me quedé en un sueño
fijada
esperando que la luz
te iluminara.

Me quede con el sabor y las ganas
y tú, ligero de equipaje,
no te has quedado nada.






14 noviembre 2017

Procura que no te afecte



Querer a alguien y conseguir que no te afecte lo que siente.

Tornarse fría, insensible y ausente.
Hacerte un traje con la pena impermeable y resistente
y esperar pacientemente a que los astros se posicionen.

¿ Cómo demonios se hace todo eso?

Me rompiste tú, pero rota no me quieres.
Me sujeto los pedazos con alambres y alfileres.
Rogando que no lo notes y te quedes.

No mienten los gestos.
La oscuridad tampoco miente.

De todas las heridas que me causé por intentar entenderte
la más dolorosa fue cuando me dijiste  - Por favor, procura que no te afecte -
como si esa elección fuese mía y no estuviera en tus manos hacerla distinta.

Vacío pesas más, esa es la parte que no comprendes.
Que solo quiero que seas, que ya no quiero tenerte.


Descender hasta encontrarse
en un punto intermedio que no ha pisado nadie.
En un recóndito lugar inhabitable.

Seamos valientes.
Seamos sinceros.

No dejaremos que la tristeza se nos cuele por las grietas.
No seremos marionetas de la inercia.
Seguiremos otro camino y
tropezaremos en otra piedra.

Deshacerse despacio hasta alcanzar el punto exacto
dónde seas una pequeña parte de algo llamado pasado.

Procura que no te afecte.
Esfuérzate lo suficiente.
Elige bien tu posición, yo no voy a moverme.

Todas esas ordenes inconscientes
que me arrojas como golpes en las sienes.

Seamos valientes.
Seamos sinceros.   

Ya sé que no puedes.

No fuiste mi herida más profunda 
quizá solo fuiste la peor curada.

Seamos sinceros
seamos valientes.

Ya sabemos que no podemos.
Procura que no te afecte.

Huyo de ti, torpe y asustada 
porque has llegado a la raíz
y me has dejado la pena incrustada.

No había nada sincero ni valiente en nosotros
y lo peor no fue romperse del todo
fue peor enamorarse de lo roto.





06 noviembre 2017

26 minutos



Le he dado argumentos de sobra a este corazón idiota
para que aprenda a cerrarse y a descargar de vez en cuando
el peso que almacena.

Me ha salido terco, errático y difuso.
Roto, enrevesado y lleno de nudos.

En lo que dura un café me aprieto las costuras.
Solo 26 minutos para despejar las dudas.

Para saber si te ha quedado en el fondo del vaso un poso de dulzura.
Si hay unas nuevas manos que te acaricien la nuca.
Si cuando dijimos adiós, significaba nunca.

Las horas invertidas en dolernos me han parecido demasiadas,
todo ese tiempo malgastado que podríamos haber usado 
batiendo las alas.


Te ha sido tan fácil que a veces creo que yo leía otro cuento.
Te sacudiste el polvo tan deprisa, mientras  yo estaba aún  
escapando de puntillas.
Te costó tan poco prescindir de aquello a lo que yo llamaba todo.


He tenido en mi cabeza cien conversaciones contigo
todas terminaban en desastre, excepto dos, que acababan en rotura.

No tener la posibilidad de una respuesta
esa es quizá la forma perfecta en la que hacer estallar mi cabeza.

Y entro en ese bucle infinito de razonamiento
en el que imagino excusas, verdades y argumentos
una ecuación de posibilidades inabarcables mantenidas por tu silencio.

Tiene que darme igual.  Lo sé.  Eso dice la lógica.
Que eres frío y calculador, y yo una loca.

Tu practicidad y tu estoicismo son un insulto para mi forma de sentir.

Borrón y cuenta nueva.
Parece sencillo cuando lo dices tú.

Pero yo no sé dónde tachar.
¿Había alguna cuenta a la que reemplazar?

Al otro lado de la línea
con la oreja pegada a un teléfono que no tiene a nadie al otro lado.

Asumiendo que la simplicidad de tus palabras no concuerda
con el desastre acontecido en mi interior.

Borrón y cuenta nueva.
Así de sencillo suena cuando escapa de tu boca.

Esa era la explicación que me torturaba.
Ahora tengo miedo de rozarte por si algo se descoloca.

Como si hubiésemos alcanzado el equilibrio
en menos de media hora.

Hablar contigo despeja mis sombras, 
mientras oigo tu voz parece que todo puede arreglarse.
Me siento fuerte para sanar a carne viva.

26 minutos de conversación que han empezado en roca
y han acabado en deriva.

No seré más fuerte por callarme que te echo de menos,
no seré más fuerte diciendo que te odio y sabiendo que estoy
mintiéndome.

Te llevaré conmigo en el interior del volcán
donde hiciste nido,
ahora que sé que de verdad te has ido.