10 octubre 2019

Telarañas

Quizá he dedicado demasiado tiempo a las telarañas
que cubren mis ventanas.
He mirado a través de ellas hasta no ver nada.

Me he convertido en la sombra
de la que huía desesperada
pero no hay forma de escapar
si son barrotes las entrañas.

Me parto en cien mil pedazos
para encontrar la forma adecuada
cuando no eres la pieza correcta
nada te encaja.

Supongo que daba saltos
y lo llamaba batir las alas
hasta que una pared me derribó
y el aire se hizo agua.

Quizá no he sabido limpiar a tiempo mis ventanas
cansada de que cualquiera que llegaba, las ensuciaba.


De una forma inevitable 
le cogí cariño a mis telarañas.







17 septiembre 2019

Algo menos



Por fin he encontrado las palabras,
sé que llegan tarde, a un lugar remoto
donde ya no hay nadie.

He tardado varios años en encontrarme con esta mujer
que ahora habita en mí.

Te quiero, siempre ha sido así
algo sigue removiéndose dentro
cuando me alimento de tu recuerdo.

Ojalá hubiésemos sido algo menos
que hubiese durado más.
Me gustaba estar contigo,
más que cualquier otra cosa que pudiésemos hacer,
esas que nos llevaron al desastre inevitable.

Te quiero, siempre ha sido así.
No podría llamar del mismo modo a ninguna otra cosa.

Perdóname, si hice más grande el abismo.
Te perdono, exactamente por lo mismo.

Te dije adiós porque hice más caso a la evidencia
que al corazón,

porque  podríamos haber desolado el mundo
y haberlo después reconstruido
pero tú nunca supiste volver atrás
y yo siempre te he querido.





20 agosto 2019

Superfluas palabras



¿Cómo llevar arrastras un piedra gigante
y que el peso lo soporten unas alas tan pequeñas ?

Superfluas palabras,
cualesquiera que diga, no reparan nada.

Salen rotas y cansadas,
caen sobre el papel en forma de cascada.

Por eso lo hago, aquí donde caen, no manchan.

Porque escribir es vivir en una habitación cerrada
y dibujar en las paredes, las ventanas.

La tarea más difícil es acallar las voces,
silenciar el rumor constante
anudar el dolor a las letras y transformarlo en una frase.

Construir un rincón protegido 
donde no pase nadie
que pise lo verde o ensucie el aire.

Elegir de pareja una palabra
y comenzar el baile.

Escribir para hacer el camino 
transitable
y dejar en el blanco pequeños detalles
que sean verdad a tus ojos
y para el resto, indescifrable.



Escribo
para que el tiempo no me arrastre lo vivido
para no ser efímeros y temporales
los mortales escribimos.

Para saber encontrar el camino de ida
sin extraviarse
y llenar el dolor de limpio aire
soñar con llegar un paso más
donde no ha llegado nadie
y poder arrastrar con la fuerza suficiente
esa piedra tan grande.









13 agosto 2019

Reventar los candados





Me pregunto si será más fuerte,
si habrás conseguido que se acostumbre
a los domingos por la mañana,
cada quince días, cuando tocaba.

A comprar el pan para hacerte las tostadas
al espacio infinito y a las pocas palabras.

Si has conseguido que le hagan gracia tus manías
si sabe hacerte el amor de cien maneras distintas
a la exacta misma hora
una vez cada quince días.
Si le habrás explicado ya que eres una bola de nieve
que tienes que recomponerte cada vez que algo te mueve.

Me pregunto si te querrá del mismo modo
si sabrá marcharse cuando tengas otras cosas más importantes.

Si querrá desnudarte cuando descubra tus capas
si será capaz de reírse cuando le hables de egoísmo
si cuando cubre tu piel con la suya
serás capaz de sentir lo mismo.

Me pregunto
si le habrás explicado con claridad cual es su lugar
todas las cosas que van antes de ella
y las pocas e intrascendentes que van detrás.

Que no vas a cambiar.
Que no puedes sentir.
Que a veces te asustas
y quieres huir.

Que no sabes salir despacito y con cuidado.
Que aprenda a interpretar el silencio
a guardarse las ganas
o a reventar los candados.







03 agosto 2019

El día que murió la poesía



El día que murió la poesía yo llevaba un libro escondido que no encontré 
el valor para darte.

Lo llevé durante 105 días, escondido siempre en alguna parte.

Me dio vergüenza porque era demasiado parecido a desnudarse.

El día que murió la poesía era un día como otro cualquiera,
tu llevabas una camisa rosa y yo estaba despeinada.

Pensaba en las hojas que querían ser tocadas por tus dedos
pensé en la dedicatoria de la contraportada
en las noches escribiendo con el alma fragmentada.



Lo llevé durante 105 días escondido siempre en alguna parte.

Parecía más valiente mientras lo escribía.

Tropecé en el segundo escalón porque iba caminando con un cuerpo
prestado y dentro no estaba yo.

Me había ido al rincón de pensar, mi escondite favorito.

Me retumbaba tu voz en los oídos.
Fría y cavernosa
diciendo palabras sin sentido
carentes de emoción.

Y frente al alud de hielo
mi libro y yo.

El día que murió la poesía,
la misma luz que hacia sombras
entre nosotros, se apagó.

Por fin entendí porque todos los cálculos
nos daban un error.

Encontré un cubo de basura de camino a mi nueva posición,
me pareció el lugar perfecto donde dejar el libro
y el peso que llevo en el corazón.

El día que murió la poesía
yo tenía cien paginas que hablaban de amor
pero tú ya no me querías.














25 julio 2019

El rincón número 9

Había un rincón en una calle de Madrid.
Las alturas de un número 9
y una calle con un mal nombre.

Aquella casa llena de magia donde encontramos dos extraños
sin coraza.

Lo que tiene la memoria es que a veces transforma
los lugares, quizá sea eso.

Quizá sean las puertas que se abrían con unas ganas diferentes.
Quizá fuera ese suelo que pisábamos de forma inconsciente
sin pensar en las consecuencias
agarrados con las uñas al presente.

Quizá las risas de aquella cocina
distan demasiado de las conversaciones frías
que mantenemos distanciados
mientras yo me apoyo en la lavadora 
y desde tres metros tú solo me miras.

Quizá los muelles de aquella cama
hacían más ruido y por eso no escuchaba tu miedo
ni el crujir de tus heridas.

Sentía que entraba más aire por aquellas ventanas.

Echo de menos esos 20 segundos de ascensor que alimentaban
mis ganas.
Lo comparo con estas escaleras de ahora
que solo me cansan.


Quizá aquel suelo cálido me permitía andar descalza.

Aquella casa tenía magia,
o se la pusimos nosotros sin darnos cuenta
mientras nos quitábamos las telarañas.

Allí siguen viviendo los recuerdos
que merecían la pena
y todas las buenas intenciones
que nos ofrecimos como promesa.

Todo lo que vino después ya nunca tuvo la misma belleza
ni la misma ilusión, ni la misma fuerza.
Ya todo lo demás fueron intentos de arrancarnos a bocados la corteza.

De acercarnos sin rozarnos demasiado
de hacer de la piel una dura fortaleza.

Todo lo que vino después
ya  nunca tuvo la misma belleza.








17 julio 2019

Acariciarse lo roto




Seremos fuertes. Lo sabes.
El truco es empezar fingiendo que lo eres.

El secreto es saber que hacía bajo, los pozos también tienen suelo,
que afortunadamente hay un momento en el que ya más es imposible.

Como cuando hace mucho frío y ya no notas la diferencia entre -4 grados
y -20.

Seremos fuertes, porque la verdad se sitúa en un punto estratégico en el
que siempre es visible aunque tú cierres los ojos.

Lo malo es empeñarse en acariciarse lo roto.

Seremos fuertes. Lo sabes.

Porque todo pasa como pasan las nubes empujadas por el aire,
cuando miras a unos ojos vacíos y comprendes que dentro no hay nadie.

Amar lo oscuro, lo profundo, lo insalvable,
tirarse al mar helado para salvar un espejismo.

De eso también nos curaremos.
De los golpes rotundos y certeros
que llegan escondidos detrás del silencio.

Esos que apenas hacen ruido pero resquebrajan
los cimientos.

Nos curaremos de haber elegido un monstruo
como protagonista del cuento.
De haber cogido todo lo que tienes de bonito y haberlo volcado
en un cubo de basura.

No sé si sabes que esa mezcla imperfecta también será basura.

Seremos fuertes
porque todo se cura.











Otros distintos



Te veo fumando con la mirada perdida en el infinito,
con esa cabeza, tan llena de cosas, que se ha transformado en abismo.

Disimulo, como si no te hubiera visto.

¿Cómo hemos llegado a esto?

A no mirarnos.
A la absoluta transparencia.

¿En que momento dejaron de golpearme la piedras que lanzabas?

Siempre tienes aspecto de estar pensando,
de estar sumergido en un mundo al que no accedemos el resto
de los humanos.

Los recuerdos se me aturullan y me hacen un nudo de marinero.

Tu pelo engominado un domingo por la tarde.
La ropa mojada sobre la cama.
Hielos y limones en rodajas.
Una tarta congelada.
Una ventana abierta y el dibujo de una corbata.

Te miro a traves del aire que se ha vuelto sólido entre nosotros
y los recuerdos buenos se amontonan con los malos y ya no sé
distinguirlos.

Te metiste en la habitación una noche que planeabamos ir al cine,
yo, sentada en el salón, te oía susurrar.
Ese tono de voz solo lo usabas para la persona que estaba al otro lado.

Cuando había pasado casi una hora recogi mis cosas y me fui.
Sin reproches, sin excusas, sin explicaciones.

Elegí ese recuerdo como cumbre del desastre.


Te observo a traves del tiempo que nos ha vuelto imperfectos
y los recuerdos malos se amontonan con los buenos
y ya no sé distinguirlos.

Otro día. Después de 8 horas decidí que ya era hora de marcharme, tenía miedo
de estar ocupando tu espacio y tu tiempo.
Me llamaste y me dijiste que volviera, que por qué me iba tan pronto.

Elegi ese recuerdo como remiendo de lo roto.

Te miro a escondidas, ahora que ya somos otros.

Y los recuerdos se me atascan en el pecho
y se derraman como agua por mi rostro
ahora que ya no somos nosotros.







30 junio 2019

Han llegado a ti




Enredados de nuevo mis pensamientos
han llegado hasta ti.
He pensado que aunque ya no tenemos solución
quizás el tiempo nos cure.

Quizás algún día nos encontremos en una calle
y volvamos a sonreírnos,
porque hace tanto que no te veo sonreírme
que sería feliz solo con eso.


Enredados de nuevo mis sentimientos
han llegado hasta ti,
no he sabido dejar de quererte
y he tenido que huir.

He pensado que aunque ya no sabemos hablarnos
quizás el tiempo nos enseñe.

Quizás algún día nos abracemos
y cerremos con ello los agujeros.
Quizá algún día choquemos de nuevo
y hayamos arreglado los desperfectos
o seamos tan viejos que nos dé igual
quizas te atrevas entonces a cogerme de la mano
quizás yo me atreva a contarte la verdad.


Enredados de nuevo mis recuerdos
han llegado hasta ti.
He pensado que si sueño bajito 
quizás se nos olvide el ruido.
Enredados mis deseos a tu ombligo
han dejado de volar hasta volver
a encontrarse contigo.




13 junio 2019

Sé que te quiero

Tus gotas cayendo
se van filtrando cuando llegan a mi cuerpo.

Sé que te quiero
también sé que eso no sirve
que nunca ha sido suficiente.


Cuando avanzas comprendes
que todo puede empeorar
a pesar de lo que sientes.

Este habitáculo de silencio
en el que quedo,
apartada de tu vida
porque no te queda hueco.

Esas heridas que me abres
sin quererlo,
de absurda incomprensión
alimentada por el miedo.

Están abiertas
y me duelen si te creo.

Están cicatrizando
y me sangran si te veo.

Tus circunstancias son más grandes
que nuestros afectos.

Aunque pudiese mil veces, que puedo,
volver a levantarme,
acabaría por ir cojeando 
contigo a ninguna parte.

.





09 junio 2019

Quizá no es a ti




Quizá no es a ti
lo que echo de menos.

Quizá es a la emoción
o la incertidumbre,
el tobogán
la montaña rusa
las turbulencias
las mariposas de la tripa
el continuo tic tac de la bomba 
que  abandonaste en mi pecho.

Es mi impulso lo que añoro.

Te veo ahora
con esos surcos profundos
enmarcando tus ojos
y esa mata de pelo oscuro
que oculta tu rostro.

Otro ser distinto
que ya no siento mío
un dolor mirarte
que ha traspasado
al sentir primero
cuando quise dibujar en tus dudas
y que tú fueras el lienzo.

Quizá no es a ti
a lo que echo de menos.









04 junio 2019

Da la sensación



Da la sansación de que solo te aproximas cuando buscas algo
y de que sobro el resto del tiempo.

Da la sensación de que nunca llamas porque no tienes nada que contarme,
porque se te ocurren otros muchos con quienes no debas medirte.

Da la sensación de que eres frío conmigo para que no invada tu espacio.

Da la sensación de que lo mejor de mí es mi cubierta.

Da la sensación de que no importa lo que pienso,
ni lo que siento.

Da la sensación de que soy un entretenimiento,
una frívola mujer dispuesta para el sexo.

Da la sensación de que estoy hueca por dentro.

Da la sensación de que no piensas en mí.
Que no te interesa mi vida ni su forma de transcurrir.

Da la sensación de que nunca me quedo a dormir
porque no sé con quién despertaré.

Da la sensación de que jamás me acaricias
por si confundo el deseo con muestras de cariño.

Da la sensación de que soy demasiado tonta y demasiado buena.
Que no me quieres.
Que no estoy dejando huella.

Que es tiempo perdido
todo lo que invierta.

Da la sensación de que solo tú
puedes cerrar o abrir la puerta.

De que cuando a ti te viene bien
levantas las barreras.

Da la sensación de que quiero destruirme
porque soy una imbécil y jamás supe rendirme.





26 mayo 2019

Qué pena me da



Qué pena me da tu cama fría,
tu piel sin caricias.

Qué pena me da
la forma fútil
en que consumes tu vida.

La ausencia prolongada de las sonrisas en tu cara
lo vacía y asolada que está tu alma.

Qué pena me da que comas de pie, en la cocina
que no sepas llenar el tiempo con nada nuevo
que no despiertes cada día con un beso
que no sientas nada parecido al apego
que llenes de trapos los agujeros
para no caer siempre en ellos.

Qué pena me dan tus habitaciones grises
tus horarios inflexibles y tus caminos trillados.

Qué pena me da que no sientas nada
que no veas nada
que no te pares nunca
por si a la vez todo se para

Que pena me da
que un sentimiento te desordene
que no dejes espacio para que nada entre
que huyas de todo
que duelas siempre.







10 mayo 2019

Pero soy yo la que está rota




Me he desbordado hacia dentro
y en esta cueva chocan las olas.

He perdido el tiempo y la energía
para intentar estar a solas.

He girado el mundo para encontrarme
y descubrir que estaba rota,
hay quien viene sin herramientas
aunque sepa usarlas todas.

He abierto las puertas que daban al abismo
mientras hay personas que ni las rozan

pero soy yo la que está rota.

He visto a la gente lamer el suelo
alimentarse de las sobras
pero el fondo es intrascendente
frente a la importancia de las formas

eres tú quien lo hace feo
pero soy yo la que está rota.

No cabe mas basura
debajo de tu alfombra
se te transparentan los monstruos
bajo la ropa.

Pueden fingir cualquier emoción
porque es la apariencia lo que importa

Cuando caminas se escuchan
tus piezas sueltas
y los glaciares habitan en tu boca


pero soy yo la que está rota.






08 mayo 2019

Aire amargo




El día que tuve que decirte adiós
el aire sabía amargo,
me abrasaba la piel y las entrañas
tener que respirarlo.

Quise ser valiente, por una vez.
Reuní todo el dolor en una sola frase
porque no existen palabras exactas
cuando se trata de marcharse.

Te parecerá una tontería que te diga
que no he dejado de amarte ni un instante.

Te decía adiós y sabía 
quien tardaría más en curarse.


Supe que desde ese momento
la tristeza me haría de paisaje
que volvería la rabia sobre mí
hostil y salvaje.

Porque nunca es fácil permanecer
si quieres salvarte
y no existen puertas abiertas
cuando se trata de marcharse.


Te decía adiós y sabía 

quien tardaría 

más en curarse.







03 mayo 2019

Una noche sin estrellas



Era una noche cerrada,
sin estrellas ni luna que nos iluminaran.

Tú y yo por una calle desierta
sin decirnos nada.

Me retumbaba en los oídos
el eco de las pisadas,
la respiración entrecortada
el silencio haciéndose espeso
y la mirada siempre fija en el suelo.

Me llevaste lo suficientemente lejos,
a un lugar perdido, donde nadie pudiera vernos.

Nos abrimos en canal
en lo que dura un paseo.

Querías que tu vida funcionara
y dejarte fuera los sentimientos.
Que la vida te encajara
haciendo lo correcto,
yo seguí caminando con la mirada en el suelo.

Quería cuidarte,
que mis palabras se posaran en tu piel
que supieras que estaba dispuesta
a deshacer tus nudos.
A deshacerme yo,
que solo era un nudo más.

Miré alrededor,
a las sombras siniestras 
de los arboles en la noche
escuché tus abstractas palabras
con tintes de reproche.

Me quedé perdida en tus ojos
y pensé - no me conoce- 
y la vida se nos vino abajo
desde entonces.

Ahora sé que todo lo hicimos mal
desde aquella noche.