23 diciembre 2013

El tiempo puede.



La vida oscila, entre días como hoy y días como hace 365.

Y eso es lo que la vida tiene de encantador,
nunca sabes qué sucederá mañana
y si crees saberlo es un error.

El tiempo puede curarlo todo,
puede hacer que olvide tu sonrisa cuando escuchabas las locuras que te decía.
Puede que borre los caminos que tus manos dibujaban alrededor de mi ombligo,
puede silenciar los susurros que retumbaban en mi oído.
Hoy me he ido.
El tiempo va quitando nitidez a la perfección de mis recuerdos,
puede borrar esa huella de nosotros
cuando fuimos otros.

Ahora cuando te encuentro,
ya no se leer tus ojos,
el tiempo puede curarlo todo.




Puedo hablarte

Puedo hablarte de dolor,
del peso insoportable que supone cargar con él.
Puedo hablarte de caídas, de callejones sin salida,
de la muerte cotidiana y de la asfixia.
Puedo contarte con frialdad los fuegos en que ardí,
la desidia que es vivir, de alas arrancadas y de ti.
Puedo hablarte de fingidas fortalezas, de temblores en las piernas,
de pozos sin fondo, de tormentas y de piedras.
Puedo hablarte de pasiones que consumen, de entregarse sin reservas,
de vaciarse la existencia, de errores garrafales, de negarse a la evidencia.
De oleadas de rabia contenida, de oscuros paisajes y de silencios suicidas.
Del áspero tacto que proporcionan mis nubes.

Puedo contarte lo mucho que he aprendido,
para lo que esto me ha servido.

Puedo hablarte de mi esencia derramada, de la luz desperdiciada,
del peso de una lagrima cayéndose en la almohada,
de los pasos que se marchan, de mantener intacta la locura,
de morir una mañana y que nadie lo note.
De esperar todo el tiempo un adiós y hacerlo sin reproches.

Nunca pude contarte las cosas limpias ni mostrarme cristalina,
no supe contarte lo que yo veía con dulzura
en mi alma con palabras solo brotaba el oscuro sangrar de la amargura.

Puedo hablarte si te sirve, de volver a levantarse,
nunca supe pintar de colores lo que tengo que contarte,
solo tengo grises y negros y puntos a parte.