30 abril 2016

Envidiar la frialdad




Te reconozco que envidio la simplicidad
y a esas personas que al cerrar una puerta
ya nunca vuelven a mirar hacía atrás.

Envidio a la gente práctica y racional
que no se cuestiona sus laberintos
y saben siempre en cual no entrar.

Aquellos que no son empujados por la curiosidad.

Envidio la ausencia de gravedad
la plana superficie del agua estancada
que no esconde nada y apenas tiene profundidad.

Envidio la frialdad de quien decide quedarse a vivir
en una isla desierta y no arriesgarse nunca a navegar
y esas manos ásperas y frías que no dudan en soltar.

Envidio los ojos huecos que no reflejan nada
de lo que llevas dentro
y esa férrea sobriedad con que ofreces tus razones
sin que una sola te roce un sentimiento.

Envidio la facilidad con la que giras sobre tu eje
cuando ya no quieres mirar.

Te reconozco que envidio todas esas cosas que nunca
logré tener.

Reconozco que imitarlas no es suficiente,
que encajarlas a la fuerza no funciona.

Envidio la dureza con la que algunos sacan de su mundo
las cosas a la fuerza,
y la consistencia con que permanecen en quietud
mientras el mundo sigue dando vueltas.












29 abril 2016

Escuchar el eco



Lanzo la voz contra el vacío demoledor
solo para escuchar el eco.

Dejo
sobre las huellas pisadas
hojas que tapen el trayecto.

Unas palabras al azar
liberadas de su carga
para comprobar si permaneces 
o ya no queda nada.

Empezaste a dar marcha atrás
porque pensabas que te buscaba
e imaginabas anzuelos sujetando
mis palabras.

Sabía de sobra a quien le hablaba
a ese vacío demoledor
cubierto por la escarcha.

Solo para escuchar el eco.

Dejo
que se estrellé mi voz
contra tu silencio.

Ese que utilizas de refugio
para esconderte
como siempre has hecho
pero solo gritaba
para escuchar el eco.






Tirar de un hilo





Tiraste con cuidado de un hilo
y me deshiciste entera.

Ese hilo era el extremo de mi costura,

cosido con tanto esmero que soportaba la tirantez 
de cualquier postura.

Siempre llega alguien tarde o temprano que se fija en el hilo suelto

alguien que no puede resistir la tentación de tirar de él.

Estoy preparando la maleta para marcharme a otro lugar

donde no esté tu presencia dando vueltas.

Quiero meter en ella las tres cosas necesarias

para empezar de nuevo, agujas, hilo y un dedal.

No sirve de mucho coserse de nuevo si tú estás cerca.


Eres tan descarado que miras los descosidos y ni siquiera

sientes vergüenza.

Estoy recogiendo mis cosas para marcharme a otro lugar

donde no esté tu presencia dando vueltas.

Me dijiste - No te vayas, no creo que te duela-

supe que deseabas verme convertida en piedra
y sabía que era imposible.

Cerré la puerta, arrastrando torpemente una maleta casi vacía

huyendo de forma cobarde para no mostrar el tejido roto que me
hacía sentir indefensa.

Tiraste con cuidado de un hilo

y me deshiciste entera.















27 abril 2016

Cien mujeres





Habitan cien mujeres en mi alcoba.
La sincera, la nerviosa, la frágil, la orgullosa.

Mientras Picardía se hace rizos en el pelo con los dedos
Soledad se ha refugiado en los rincones de su miedo.

Cien mujeres,
diferentes todas ellas,
que comparten la complejidad, la pasión y la belleza.

Cuando orgullo comienza la caza, tristeza le acompaña,
y cuando llega la noche y se han alimentado
se transforman en soberbia.

Habitan cien mujeres en mi piel
la intensa, la cobarde, la terca
todas ellas dan golpes en mi sien.

Cordura se ha sentado a ver amanecer
Dulzura acaricia sus dedos, sonriendo
Paciencia se escapó hace unos meses
y esperanza salio corriendo tras ella.

Habitan cien mujeres en mi alma,
cada una con su brecha, cada una con su arma.








Todas tienen nombre



Todas las tristezas tienen nombre.
Todas las tristezas tienen dueño.

He respirado el aire contaminado

con las fuerzas arrastradas por el suelo
y este rictus de dolor disimulado.

Y me convenzo de que el mundo no acaba aquí

 de que esto en algún momento también será pasado.

Todas las tristezas de mi vida se han cogido de la mano

y han hecho un océano de lo que tan solo era un charco.

En el fondo sobrevivo escondida entre corales

y de vez en cuando emerjo para llenar de aire mis pulmones.

Todas las tristezas tienen nombre.

Parece que se marchan pero se quedan en el borde
esperando que acontezca el desmorone.

Esta tristeza que habito ahora

acabará por borrarse,
como lo hicieron otras antes
y dejará una frágil huella
que no sabré limpiarme.

Le pondré un nombre nuevo

y entre caricias y alimento le diré
que ella también tuvo dueño.















26 abril 2016

Ahora todo son semillas



"Poco a poco vuelvo a enamorarme de la vida,
una que parece nueva, aunque solo ha cambiado mi punto de vista"






Me deshice de las flores secas
y ahora todo son semillas.

Crecerán, las regaré y estarán vivas.

Han cambiado cosas, empujadas a la fuerza
para que entraran otras.

Me río bastante más
y menos cosas importan.

Hablo menos con las hojas
y ya no hago caso a mi alma
cuando llora.
Ignorando el viento que sopla
ella sola se mejora.

Me deshice de la sobrecarga de tristeza
que generaba amar cosas sin comprenderlas.

Me deshice de la insistencia,
de la ceguera,
de las muletas y las vendas.

De la necesidad absurda 
de que me quieras.

Y ahora todo son semillas.











25 abril 2016

Deja todo fuera



Hay días en que soy fuerte,
y me parece sencillo seguir mi camino.

Días en los que veo a la primera las siete diferencias
y piso el suelo como si mis pies fueran de piedra.

Días en que siento que estas caderas 
no merecen ser besadas por cualquiera.

Que me veo dueña de estos sentimientos malheridos
y tengo fortaleza de sobra para destruirlos.

Hay días en que soy débil
y solo deseo estar contigo.

A mi debilidad, cualquier susurro
le sirve de abrigo.

Días en los que aún quedan lugares
a los que quiero llevarte.

Días en que el dolor se confunde con amarte,
en los que me parece buena idea dejarlo todo fuera
por que mi todo no te cabe.

Días oscuros todos
porque estás en otra parte.













Podré creerte



Si me dices que lo sientes
olvidaré que careces de esa capacidad
y podré creerte.

Si me dices que estabas perdido
desubicado en la oscuridad
haré todo lo posible por transformar
tus muros moviendo las piedras
hasta convertirlas en puente
y podré creerte.

Si me dices que se te abrieron los puntos
de la herida
y te daba miedo manchar a otros,
o me dices que has cavado tanto
que ya no encuentras el fondo de tu pozo,
haré lo posible por creerte.

Si me dices que perteneces a otra piel
pero tú no lo sabías
que lo descubriste un día comparando
sus caricias con las mías,
me sacaré con cuidado las espinas
y podré creerte.

Si me dices con firmeza que no nos
quedó nada pendiente,
que no era quien pensabas,
que ya tuviste suficiente,
arrancaré las páginas en blanco de este libro
y  podré creerte.




23 abril 2016

Esas pequeñas tonterías



A veces hago monumentales tonterías
no llevo bien sentir de más y llevo mal echar de menos.

Te lo he dicho
y al instante me he arrepentido.

Porque hasta soltarlo ese sentimiento frágil
era solo mío.

Me has preguntado -¿ Que echas de menos exactamente ?-
con la entonación de quien no entiende algo.

Como el doctor cuando te pregunta que clase de dolor tienes,
e intentas describirlo racionalmente.

Como si ardiera.
Como si me estuviesen clavando algo.
Como si fuese a explotar.

Pero a ti solo te duele.
Y no encuentras las palabras apropiadas.

No sé qué echo de menos.
Ojala pudiese describirlo.

Como si ardiera.
Como si me estuviesen clavando algo.
Como si fuese a explotar.

Ni siquiera sé si te echo de menos
o es tan solo esta distancia que no nos favorece.

Ni siquiera sé si te echo de menos
o solo soy una loca suicida
empeñada en impedir
que se le cierren las heridas.

Ni siquiera sé si te echo de menos
o solo quiero que me digas que tú a mí también.





22 abril 2016

Un cuento cada noche



Erase una vez una mujer que tenía por castigo la vida
y un cuerpo de paisajes abruptos
que acababan en pared.

La conocí un día o tal vez creí conocerla
entre las capas de coraza que llevaba encima.

Me enamoré perdidamente, que es la única forma de enamorarse
que aún puedo comprender.

Como no sabía hacer retratos, cada noche escribía un cuento
que siempre se llamaba erase una vez una mujer .

Los guardaba en un viejo cuaderno bajo la almohada,
esperando compartirlos con ella la noche en que por fin se desnudara.

De la ropa
de las capas
de las corazas,
hasta quedar suspendida en el aire sustentada por sus alas.

Erase una vez una mujer
que andando de puntillas hacía agujeros en el suelo.

Erase una vez una mujer
que hacía bonitos los remiendos.


Una mujer que tenía abismos
donde el resto tenemos cicatrices
todas las noches un cuento
y nunca comimos perdices.






Chica Joven, Mística, Blanco Y Negro







Sentidos y razones

Tú eres la razón
yo soy el sentimiento
tú te impulsas hacia arriba
yo me vierto para dentro.

Es imposible
que podamos entendernos.
Cuando tú te diluyes
me contraigo y me concentro.

Pisas firme el suelo
yo camino por el viento.

-¿ Cómo estás?-
preguntas como todos
a modo de saludo.

Yo quisiera responderte la verdad
que lo hace todo más confuso.

Te miro fríamente
al tiempo que mido mi pulso.


Tengo la absurda manía
de buscarle razones al sentimiento.

Me pongo racional y pretendo
catalogar el desconcierto.

Pero luego vuelvo a sentir
y dejan de servir los argumentos.

Con esa batalla voy
tropezando por la vida.

Contabilizando daños, ausencias y despedidas.
Haciendo estadísticas sencillas
de las veces que me caigo y de los puntos de la herida.

Luego miro esos ojos o me distraigo en una caricia,
obedezco a mi intuición; desaparecen las medidas.

Genero debates en mi propio interior
que a veces gana el intelecto
y otras muchas,
demasiadas...
    la pasión.






21 abril 2016

El aire liberado a trompicones






Para poder respirar es necesario abrir todas las ventanas.

Las he tenido demasiado tiempo cerradas,
no dejaban pasar la luz del sol cada mañana.

Para poder respirar mejor
le falta capacidad a mis pulmones
acostumbrados a coger el aire en pequeñas inspiraciones
acostumbrados a soltarlo en suspiros 
liberados a trompicones.

A mi imperfecta corteza le faltan cosas.
Me falta calidad
y calidez en las entrañas.
Y el hilo pegajoso que usaba
para mis telas de araña.

Me falta soltura
y soltarme las cadenas.

Me sobran sentidos
y me faltan talentos.
Para poder avanzar
lo hago todo lento.

Vivo siempre pendiente
de todas esas cosas que los demás no sienten.
Les enseñé las constelaciones
y me dejaron las estrellas desperdigadas por el suelo.

Para poder respirar mejor
con cuidado me hago espacio

Respiro hondo y por fin entra aire.

He soltado ese lastre que me impedía disfrutar del baile.
Ahora me miro y de nuevo soy grande.

Me cure una tarde, cansada de aguantarme.

Me hice terapia vaciando los cajones que cerraba bajo llave.
Me conté las penas con argumentos racionales.

Me esmeré en ver qué me dolía.

Los complicados somos nosotros, la vida es sencilla.

Arranqué esas falsas expectativas, y la forma absurda en que
condicionaban mis días.
Dejé que se marchara lo que tenía que marcharse
cerré lo que faltaba por cerrarse.


Respiré hondo y por fin entró el aire.





Habitación, Sofá, Ventana Francés

20 abril 2016

Lo que hacemos


Somos lo que hacemos.


Nos vamos moldeando con los choques,
como maleables figuras de húmedo barro.
De cada experiencia nos llevamos un matiz que modificará 
lo que percibimos y lo que reflejamos.

Fui ingenua y espontanea mientras no me paré a mirar.
Luego todo se llenó de gravedad.

Ahora me resulta imposible no pensar antes de hacer.
Eso limita las opciones.
Me convierte en alguien previsible que sale corriendo
si no encuentra los rincones.

Lo que hiciste de mí fue un desierto.
Hiciste de mi un espectro que se aferra a lo que fue
sin parecerlo.

Acumulé tus daños hasta asimilarlos como algo lógico.

Como si los mereciera solo por haberte querido.

Que inútil el esfuerzo de entenderse con quien no quiere entenderte.

Que caro resultó quererte.
Hasta asumiendo los riegos que conlleva tu cercanía 
resultaron al final ser demasiados.

Uno nunca sabe que va hacia un precipicio.
Andamos confiados sobre las expectativas que creamos
alimentadas con las sobras que a veces nos tiramos.

A veces todo depende de lo que damos y de lo que esperamos a cambio.
Esas transacciones cotidianas que obviamos porque se han acomodado.

Debí marcharme en algún momento entre el quinto beso y el tercer miedo.
Cuando aún no tenía que estudiar mi comportamiento
cuando aún podía ser inmune a tus efectos.


Pero me quedé, mendigando más daños.
Forzándome al dolor o al desencanto como únicas salidas.
Esperando a que muriera de viejo o de enfermo porque yo no era capaz de matarlo.

Somos lo que hacemos.
Con el amor y con el miedo.
Con los daños y los sueños.





Hambrientos

Rondan hambrientos los demonios
consumiendo la belleza de sus ojos
que ahora son tristes y vacíos.

Se han llevado el brillo
y han dejado en su lugar
la profundidad de un precipicio.

Un oscuro abismo
que contenía el caos
desde el principio.

Y así sin luz
no parecen los mismos,
parecen dos rocas heladas
producto de un espejismo.

Rondan ansiosos los demonios
deteniendo las olas de tus ojos
transformando en ruido aquel sonido
que era tu voz susurrando en mis oídos.









18 abril 2016

Mirando al infinito





Como si no pasara nada.
Así miro al infinito.
Como saltar desde la montaña rusa al suelo
sin argumentos ni motivos.

Como si no pasara nada,
como si estuviésemos en la misma posición desde entonces.

Frío.
Así miro al infinito.

Como si no doliese.
Como si hubiese roto algo.

Todo el calor que te envío
regresa transformado en frío.

Así miro al infinito.

Esperando tener la fuerza suficiente.
Esperando que el dolor mitigue cuando aprenda a desprenderme.

No mereces nada.

Escribo 200 veces en la pizarra,
como cuando era pequeña y me castigaban.

No mereces nada.
Como principio existencial  y como mantra.

Me veo el agujero que ha quedado
y lo tapo avergonzada.
Como si tuviese la culpa de la nada que lo ocupa.

Actúas como si no pasara nada.
Como si te limpiaras el sudor
y yo fuera la toalla.

Así miro al infinito.
Aguantando la respiración.
Pisando despacito.

No mereces nada,me repito.

Así, cuando llueve, miro al infinito.





Camino recto



Enredados en el frío
distantes, quietos, protegidos.

Soplando las cenizas que
el viento no ha barrido.

Me despierto en otra parte
donde no está
tu cuerpo dormido.

Te despiertas en la otra orilla,
en otro cauce, en otro río.

Te estás apagando
lentamente
y yo apagándome contigo.

Han crecido raíces en silencio,
hay gotas detenidas en suspenso.

Ese camino era recto
y nosotros 
dos idiotas dando rodeos.



Agua, Gota, Acuerdo

17 abril 2016

Trayectos y recorridos




He caminado tan rápido que no me he fijado en las vistas.
Ahora llego aquí,
donde tanto deseaba estar,
y me parece un lugar cualquiera.


Camino hacia atrás,
pisando las mismas huellas que dejé al avanzar.


Como si nada hubiese pasado en este tiempo
como si hubiésemos cogido un atajo
que nos ha traído de regreso.


El camino era lo mejor de mi proyecto.


No era el ritmo del paso ni el destino,
lo que importaba era el trayecto.


En marcha atrás a ritmo lento
voy desaprendiendo
esa estúpida costumbre
de ir corriendo a todas partes.


Agacho la cabeza y cojo aire.
No pasará nada porque me pare.


Meto las manos en los bolsillos,
a medida que me hago viejo
todo parece más sencillo.


Las cosas vienen y se van.
Y lo que importa es el camino.



Vías Del Tren, Caminar, Viaje, Solo








15 abril 2016

La pena




Esta vez no golpearé las paredes como lo hice otras veces.
Esta vez no voy a culparte ni a culparme.

Esta vez da igual que llueva,
el suelo está empapado.

La pena es lo que no has sabido ver.
la pena es que estuvieras mirando hacía otro lado.
La pena es esta incomprensión y este cansancio.

La pena es este adiós vaticinado.

La pena es todo lo que has dejado.
Te pedí solo un paso a cambio de todo lo que llevo caminado.

Pero tú siempre estás primero.
Y los demás sobrando.

Intuía desde hace rato que habría una nueva decepción
a la vuelta de la esquina, esperando.

Intuía amenazante este vació de darlo todo y no llevarme nada a cambio.

La pena es tu egoísmo enfrentado a mi fortaleza para sumergirme en los abismos.
La pena es que el centro eres tú y los demás somos cometas.

Mis hilos se han roto de tanto darme vueltas.


La pena es lo poco que he importado.
Las escamas arrancadas.
La frialdad y la distancia.

La pena es lo insignificante de mi esfuerzo.
Lo peligroso que es pedir entendimiento sin merecerlo.

La pena es este adiós sin estruendos.
Los días esperando que llegara ese momento.


La forma en que detuve mi vida
para poder hacerte hueco.

La pena no es que hayas apagado la luz
la pena será el día que la enciendas.













14 abril 2016

Interpretaciones




Desesperada, leyéndote entre lineas
buscándole a tus actos algún significado.

Esperando encontrar el mensaje oculto
y descifrarlo.

Interpretando
los sutiles matices que tiene un abrazo.
Una frase al azar sobre el suelo mojado.

¿Porqué no dices nada?
El silencio no puedo interpretarlo.

Y comienzo a buscar señales en las pausas,
en los desaires y en la compleja pauta 
que marca tu frialdad con más distancia.

Me siento como Pedro en el cuento
gritando que viene el lobo.

Y el lobo llega después de todo.

Enloqueciendo, 
interpreto en el aire que libera tu aliento,
la velocidad del parpadeo.
La presión de tus pasos.
Los enredos de tu pelo.
Si has dormido poco, si estás cansado
si necesitas calor o algo más de espacio,
si seguimos aquí o ya no estamos.

Si veo tu imagen cuando cierro los ojos
y ya no te veo cuando los abro.













Mereces el amor














Mereces el amor
aunque tú no lo creas.

Aunque te hayas impuesto esa condena
de prohibir absurdamente que te quieran.

Mereces el amor
y las caricias
y los besos que quieran darte.

Los que vamos rotos
tenemos más grietas para que entre el aire.

Mereces aprender
que las heridas cicatrizan,
que la vida continua.


Mereces amor,
aunque tú creas que no.

Mereces el brillo en los ojos
de quien ama mirarte,
mereces los suspiros
las risas y los bailes.

Mereces el amor
aunque tú no lo creas.

Aunque te asusten
las palabras,
las caricias,
la protección,
sentir en tu frío mundo
el calor del sol,
tú también
mereces el amor.







13 abril 2016

Rozando tu interior



Esta luz que pretendías apagar
permanecerá encendida
de todos modos.


Con la yema de los dedos
he rozado tu interior
salpicado de semillas
de dolor y confusión.


Con la venda caída,
el amor partido en dos
y las palabras transformadas
por el tono de tu voz.


Desando el camino
que me acercó a tu mundo
recogiendo las migas
que marcaban el rumbo.


No vi la verdad
sentada frente a mí.
Todos mis sentidos
reservados para ti.


Y ahora soy menos yo
y hay menos vivir,
 con la yema de los dedos
he rozado tu interior
y yo no quiero estar ahí.