Esta luz que pretendías apagar
permanecerá encendida
de todos modos.
Con la yema de los dedos
he rozado tu interior
salpicado de semillas
de dolor y confusión.
Con la venda caída,
el amor partido en dos
y las palabras transformadas
por el tono de tu voz.
Desando el camino
que me acercó a tu mundo
recogiendo las migas
que marcaban el rumbo.
No vi la verdad
sentada frente a mí.
Todos mis sentidos
reservados para ti.
Y ahora soy menos yo
y hay menos vivir,
con la yema de los dedos
he rozado tu interior
y yo no quiero estar ahí.