Tiraste con cuidado de un hilo
y me deshiciste entera.
Ese hilo era el extremo de mi costura,
cosido con tanto esmero que soportaba la tirantez
de cualquier postura.
Siempre llega alguien tarde o temprano que se fija en el hilo suelto
alguien que no puede resistir la tentación de tirar de él.
Estoy preparando la maleta para marcharme a otro lugar
donde no esté tu presencia dando vueltas.
Quiero meter en ella las tres cosas necesarias
para empezar de nuevo, agujas, hilo y un dedal.
No sirve de mucho coserse de nuevo si tú estás cerca.
Eres tan descarado que miras los descosidos y ni siquiera
sientes vergüenza.
Estoy recogiendo mis cosas para marcharme a otro lugar
donde no esté tu presencia dando vueltas.
Me dijiste - No te vayas, no creo que te duela-
supe que deseabas verme convertida en piedra
y sabía que era imposible.
Cerré la puerta, arrastrando torpemente una maleta casi vacía
huyendo de forma cobarde para no mostrar el tejido roto que me
hacía sentir indefensa.
Tiraste con cuidado de un hilo
y me deshiciste entera.
y me deshiciste entera.
Ese hilo era el extremo de mi costura,
cosido con tanto esmero que soportaba la tirantez
de cualquier postura.
Siempre llega alguien tarde o temprano que se fija en el hilo suelto
alguien que no puede resistir la tentación de tirar de él.
Estoy preparando la maleta para marcharme a otro lugar
donde no esté tu presencia dando vueltas.
Quiero meter en ella las tres cosas necesarias
para empezar de nuevo, agujas, hilo y un dedal.
No sirve de mucho coserse de nuevo si tú estás cerca.
Eres tan descarado que miras los descosidos y ni siquiera
sientes vergüenza.
Estoy recogiendo mis cosas para marcharme a otro lugar
donde no esté tu presencia dando vueltas.
Me dijiste - No te vayas, no creo que te duela-
supe que deseabas verme convertida en piedra
y sabía que era imposible.
Cerré la puerta, arrastrando torpemente una maleta casi vacía
huyendo de forma cobarde para no mostrar el tejido roto que me
hacía sentir indefensa.
Tiraste con cuidado de un hilo
y me deshiciste entera.