27 abril 2016

Todas tienen nombre



Todas las tristezas tienen nombre.
Todas las tristezas tienen dueño.

He respirado el aire contaminado

con las fuerzas arrastradas por el suelo
y este rictus de dolor disimulado.

Y me convenzo de que el mundo no acaba aquí

 de que esto en algún momento también será pasado.

Todas las tristezas de mi vida se han cogido de la mano

y han hecho un océano de lo que tan solo era un charco.

En el fondo sobrevivo escondida entre corales

y de vez en cuando emerjo para llenar de aire mis pulmones.

Todas las tristezas tienen nombre.

Parece que se marchan pero se quedan en el borde
esperando que acontezca el desmorone.

Esta tristeza que habito ahora

acabará por borrarse,
como lo hicieron otras antes
y dejará una frágil huella
que no sabré limpiarme.

Le pondré un nombre nuevo

y entre caricias y alimento le diré
que ella también tuvo dueño.