Tenía miedo de que tu cuerpo hubiese
dibujado una huella indeleble en mi
cuerpo.
Tenía miedo de no volver a besar con
las mismas ganas
y el mismo deseo.
De no saber ya distinguir las mentiras
de lo cierto,
de no saber interpretar un sentimiento.
Tenía miedo a la ausencia y a ignorar
lo que vendría luego.
Comenzar de cero
con los puntos sueltos
con la magia mermada
y los remiendos.
Tenía miedo
de que ya ningunos labios
supiesen a tus besos,
que esta caprichosa piel
no se rindiera a otros dedos.
Tenía miedo del silencio
con el que solías castigarme
de no saber llenarlo con disculpas
o verdades.
Tenía miedo
de no ser importante
de no poder recuperar
lo que arrancaste.
Tenía miedo a convertirme
en un desacierto,
en una extraña que no comparte
tus recuerdos.
pero ya no lo tengo.