Me detengo a mirarnos,
se me antoja que somos
dos seres extraños
errantes motas de polvo
en el espacio.
Se nos ve desde aquí
como perros sin amo,
abruptos
cabizbajos
desconfiados.
Se nos ve desde aquí
la rotura y el estrago,
el miedo y la pereza
en egoísmo transformados.
Se nos ven desde aquí
nuestras taras de humanos.