17 diciembre 2015

Atascados



Tengo algunas de tus palabras atravesadas en la garganta
y llevo atravesados en el pecho la mayoría de tus silencios.
Me complico a veces la existencia preguntándome como
serías si no fueras como eres.

Siempre me dicen que soy perfecta
para encontrar causas perdidas y
perdí también la cuenta
de los pozos y las cimas.

En mi mundo se baja cuesta arriba.

Tengo tu gravedad atravesada en la barriga
acumulas 1000 años en tu ser y yo a penas soy una niña.

Me pones el peso del mundo encima
y yo solo quiero que nos hagamos cosquillas.

Ando saltando en busca de tu sonrisa
pero siempre te pillo corriendo,
y yo no sé querer deprisa.

Es más fácil, parece,
que yo vaya a tu tristeza
y tu no llegues a mi risa.

A veces me pregunto si encontraremos
el centro a este circulo vicioso,
si hallaremos un equilibrio
entre mis nubes y tus fosos.

Yo solo quiero brillar
en la noche oscura en la que vives.
Que cuando pienses en mí sonrías o te excites.

Tengo tus espacios delimitados por sectores
y de los lados cerrados me topé con los peores.

Me pediste claridad y desde entonces
ya no encuentro palabras para llenar las voces.

Que te rías
que respires
que la puta vida son dos días.

Que salgas a cenar
que te vayas a un concierto
que no se exprime la vida
haciendo siempre lo correcto.

Que te vayas de viaje a mediados de febrero
que dejes de pensar en el camino que conoces
que seas valiente y te preguntes lo que quieres
que no lleves la vida sujeta con alfileres.

Que tropieces.
Que disfrutes
que te rompas
que suspires
que te olvides
que camines.