28 diciembre 2015

Granos de arena


La vida a veces se parece a un inmenso castillo de arena.

Lo construyes cerca de la orilla,
terminas con los dedos sucios de escarbar la tierra.

Con cuidado, voy construyendo algo consistente que soporte los golpes de viento.

Pero siempre vuelves.

Te acercas y lo observas,
te miro asustada esperando una aprobación que nunca llega.
Siempre me parece insuficiente lo que he creado en este tiempo.

Me lanzo en picado a tu destrucción con una venda en los ojos.

Lo has hecho de nuevo.

Y vuelvo a comenzar, otra vez grano a grano, 
con una fuerza que ya no sé de dónde saco
consigo levantarlo.

Pongo más esmero, quiero hacerlo aún más resistente,
por si acaso vuelves.

Siempre estoy esperando que vuelvas a echarlo abajo.

Todas las veces que vienes
me arrancas algo.

Ya no puedo.
Ya no quiero esta arena ni esta playa.

Me acerco a la orilla
con mis magulladuras y mis marcas
sumerjo mis tristezas en el agua.

Ya no sé modelar la arena
y empiezo a estar cansada de tener los dedos sucios
y las manos magulladas.

Ya no me sirven esta arena y esta playa.

La próxima vez que vuelvas
te encontraras una montaña.