28 diciembre 2015

Susurrando en viernes



Estás tan lejos que si me voy no te darías cuenta.

Como si nuestros abismos se miraran a distintas distancias.

Como si tú no me vieras
y yo solo te rozara.

A veces pienso que lo que hay en medio solo es tiempo.
Que si dejo pasar el suficiente, ya no estaremos.

Es un túnel con entrada y sin salida
en el que empiezo a conformarme con las manos vacías.

Quedan posos de amor todavía,
flotando en este charco que somos ahora.

Quiero casi siempre respirar ese aire que respiras,
me repito que solo es una necesidad absurda 
de sentir desnuda tu piel contra la mía.

Ese momento que me queda,
del que cuelgo todo el tiempo,
de entrar en tu universo
a través de los jadeos.

De tanto intentarlo
lo estoy consiguiendo.

Y si he de ser sincera,
me da mucha pena.

Esas arrugas que se formaban en tus comisuras
ya no están.

Esa picardía en la mirada
ahora va vestida de tristeza.

Aquel impulso con el que me subía a girar en tu mundo
se ha convertido en protocolo, acomodado e insulso.

Créeme, me he esforzado mucho.

Y ahora tengo un agujero que no llena nada.
y tengo una dulzura atravesada entre las costillas y las alas.

Porque yo
de verdad te amaba.

Con todo lo que ello comportaba.

Y te admiraba con tanto empeño
que puse tu existencia primero.

Y ahora siento
que el día que tenga
la valentía para hacerlo
tú ni siquiera vas a darte cuenta.