09 octubre 2014

En estos días.

Hoy me he levantado con una sensación de amargura que supera en creces a la ya , de por sí, habitual.

Siento pena del país en el que vivo.
Podría tener muchos motivos, podría refugiar esa sensación en la clase política que nos gobierna, en la forma en que se burlan de los derechos sociales, del descaro con el que se ríen y nos roban.
Pero hoy esa tristeza la han creado las personas que lo conforman.
Este es un país democrático, nuestros lideres han sido elegidos en las urnas, la mayoría los ha votado.

Cuando uno valora a su clase política debe hacerlo mirando también a sus ciudadanos.

En estos días, en los que en " mi " país se ha producido el primer contagio de una enfermedad mortal fuera de África, en el que los jueces son inhabilitados por apuntar a los corruptos, en el que las fiestas populares consisten en torturar a un animal hasta la muerte, en el que la gente intenta reunir dinero para la fianza de una ladrona que tiene más dinero del que ellos ganaran en una vida, un país en el que la culpa recae siempre en el mas débil, en el que la sanidad y la educación han sido deterioradas hasta grados intolerables y el numero de parados es inconcebible, en estos días, miro a mi alrededor y desgraciadamente, me doy cuenta de como hemos llegado a esta situación.

Soy una defensora de los derechos de los animales, en coherencia con eso, para mí Excalibur es una victima innecesaria. 
Entiendo que no todo el mundo puede compartir mi sensibilidad ni mi punto de vista, ayer tuve que escuchar a demasiadas personas burlarse y atacar descaradamente a los que defendíamos los derechos de "un animal".

No voy a defender aquí esos derechos porque quién no esté convencido ya, no necesita mis argumentos.

Cuanto veo manifestaciones ProVida en contra del derecho de una mujer a decidir sobre su cuerpo, o cuando leo barbaridades volcadas sobre los catalanes por su derecho a elegir, cuando leo que las criticas a Pablo Iglesias son por el tamaño de sus camisas, pienso que no somos distintos a aquellos que nos gobiernan.

Somos corruptos y prevaricadores cada uno a nuestra escala.

Mientras nos riamos de los principios del que tenemos enfrente, mientras consideremos que nuestra vida vale más, muchos defienden que más que la de un animal, también más que la de un africano,  y podemos valorar si más la de un rico que la de un pobre, y así infinitas posibilidades, pero la verdad, es que todas las vidas son igual de valiosas, biológicamente.


No faltan mejores políticos, faltan mejores personas, falta empatía, sensibilidad, inteligencia y cultura, de esto último sobre todo.
Faltan libros y sobran chismes.

Si no le gustan los gay´s no sea gay, si no le gusta el aborto, no aborte, si no le gustan los animales, no los mate, si no le gustan las mujeres no las pegue.
Estas deberían ser las normas básicas de educación.

Opinar es libre, si.  Pero intente informarse sobre lo que va a opinar.

Ayer escuche más necedades de las tolerables, no de los medios de comunicación o del gobierno, no.
Las escuche de mis compañeros de trabajo, de la gente que comía en el mismo bar, de las personas que estaban en la cola del autobús, ahí fue donde me pareció imposible cambiar la situación de este país.

Hoy me he quedado encerrada en casa, no tengo fuerzas para enfrentarme al mundo.
La sensibilidad que debería ser un don precioso en realidad es un castigo. 

Necesito recobrar la esperanza alimentándome de las personas que me rodean en mi trayecto, personas que me recuerdan que aún quedan unos pocos diferentes.

La ministra de sanidad no es menos competente que mi medico de cabecera que me recetó paracetamol y me mando a trabajar con Mononucleosis, no es menos competente que los funcionarios que me atienden en los inevitables papeleos, no es menos competente que algunos directivos de grandes empresas, todos ellos deberían dedicarse a otra cosa, si, al menos a una que no afectara a la vida de otras personas.

Empiecen dando ejemplo en su día a día, con su actitud y trabajen en sus opiniones para asegurarse de que realmente son las suyas, hagan del lugar por el que transitan, un lugar mejor. No juzguen al primer golpe de vista y cuando suceda eso, quizá esa vida si que sea en realidad más valiosa.