23 octubre 2014

Ella ...


Todos los días en las puntas de mis dedos,
amanece poesía.
Va corriendo por mis venas como una manada en estampida.
Te veo desayunando de pie en la cocina
¿Qué vida puede ser mejor que esta que es la mía?

Y nace poesía.

Abro las ventanas y respiro,
recompongo las piezas de mi cuerpo,
porque este mundo no es el mío.

Y ahora poesía me sirve de cobijo.

Miro de refilón en el espejo,
sé que estás mirando,
me pongo coqueta, y en los posos me deshago.

Y entonces poesía me coge de la mano.

Todas las noches me sumerjo
en los rincones de tu cuerpo,
me transporto al otro lado 
y dejo al miedo sin efecto.
Nada puede con lo nuestro.

Hoy la poesía me brinda un alma de repuesto.