Hay noches sin estrellas, como esta, en las que solo piensas en
huir,
desparecer de este mundo que parece que ahora fuera solo
tuyo.
Me conformaba con cosas insignificantes,
escribirte mensajes en una nota que puedas leer después
cuando estés a solas o recibir nublados mares sabiendo que son tu paisaje.
cuando estés a solas o recibir nublados mares sabiendo que son tu paisaje.
Cosas normales.
Sentir que entre tus rígidas reglas, tus horarios y pesares
yo era algo importante.
Pero no soy nadie.
Yo en verdad quería salvarte.
No pedía nada a cambio salvo que me prestaras en tu lienzo
un espacio en blanco y llenarlo de colores.
Yo quería importarte.
un espacio en blanco y llenarlo de colores.
Yo quería importarte.
No puedes imaginar el tamaño del nudo de mi garganta
cuando digo esa frase.
Por el camino hasta ti fui matando mis esencias fundamentales
modificándome a cada paso para que nada te estorbase.
modificándome a cada paso para que nada te estorbase.
Tus monstruos tan grandes y yo cada vez más pequeña.
No quiero molestarte, no quiero respirar y que mi respiración pueda cansarte.
Así me veo de insignificante.
Quiero estar escondida y ni siquiera pensarte.
Que me reharé lo sé
que te lo pondré sencillo, lo sabes.
Me levantare de esta como lo hice antes.
Ahora no me importa que lo sepas,
como te he querido yo jamás va a hacerlo nadie.
Ahora solo necesito que te marches.
Que este espacio que has pedido se haga inabarcable.
Recuperar el recuerdo limpio antes que lo tocases.
Saborear la vida
volver a renacer de las cenizas, fortalecida
que si vuelves a buscarme alguna vez
y me veo al borde de la inevitable caída
sea este infinito dolor el que me lo impida.