y tu detrás, respirando el aire compartido.
Me gusta tu forma de despertar al mundo cada mañana,
y si te observo en silencio desde la cama, puedo entender
porque volvería a elegirte entre cualquiera.
porque volvería a elegirte entre cualquiera.
Por tu intelecto, por tus maneras, por tu soberbia fortaleza,
por la forma abstracta en que funciona tu cabeza.
La luz apagada que te hace dormir,
esa a la que tanto me cuesta acostumbrarme,
esa a la que tanto me cuesta acostumbrarme,
la dulce caricia de buenas noches,
el beso de empuje del buenos días, como me miras,
el beso de empuje del buenos días, como me miras,
como sostienes sin cansarte mis castillos en el aire.
Nuestros tropiezos tan predecibles aunque nos pillaran por sorpresa,
nuestro empeño en caminar cuando nos fallaron las piernas.
Me gustan tus despistes, hechos de la sal que te hace inconfundible,
tu terquedad imprevisible, el olor de tu cuerpo,
la rapidez con que te vistes.
la rapidez con que te vistes.
Me gusta la forma en que ríes, y perderme en tus pestañas,
tu sabor, tu complejidad, el constante empeño de sostenernos.
Me gustan tus matices, tus manías, todas esas cosas tuyas,
que he tomado como mías,
que he tomado como mías,
ese espacio en los armarios que has perdido,
los que he llenado con mis telarañas y mis líos.
los que he llenado con mis telarañas y mis líos.
Tu infinita paciencia y comprensión que no cabrían en una frase.
Todo lo que sientes y aún más como lo haces.
Todas las puertas de par en par,
yo soltando lastre y tu cargando sin parar.
Tu mente lógica contra mi caos emocional.