vino el sol y me endureció, me hice roca indestructible,
me llené de orgullo y de vanidad,
me prometí soberbia que nunca nadie
me podría doblegar.
Siempre fui una mujer de barro,
vino el aire y me desmenuzó.
Me convirtió en arena, en tierra seca y me dolió.
Me llene de pozos y de cornisas, me hundí hacia dentro,
gaste energía, quebré los cimientos que me sostenían.
Siempre fui una mujer de barro,
vino el agua y me diluyó,
me hice fango y desaparecí.
Me llene de aire, me llene de sol,
hasta de agua logre llenarme, pero nada paso.
Siempre vivió esa tierra en mí.
Ninguna de esas cosas fui.
Vino el silencio y me calló,
me transformó en quimera y se quedó.
Las quimeras lloran en un rincón, cansada vida esta función,
tampoco tenia sentido hacerlo largo
siempre fui una mujer de barro.