Nos hemos mirado como dos desconocidos.
Así, como eramos antes.
Antes de conocer el sabor del otro, antes de confesar nuestras debilidades,
antes de desnudarnos, antes de equivocarnos.
Has sonreído, te lo agradezco, pero yo no puedo hacerlo.
Quería imaginar ese momento, convertirlo en otro mas sencillo,
en el que no me sienta como arena de un castillo destruido.
Pero algo me ha sorprendido,mis mariposas ya no vuelan,
se han quedado quietas mientras te observan.
Creo que están muertas, les falta aire y ya nada las sustenta.
Nos hemos saludado como dos desconocidos,
como lo haría cualquiera, con esa dosis justa de frialdad que tan mal me sienta.
-¿Cómo estás?-
- Bien. ¿Y tú ?
Y ese bien se ha quedado clavado en mi garganta.
¿ Cómo estás ?
Triste, perdida, confundida, decepcionada, dolorida.
Rota, desmenuzada, vertida e inundada.
Contenida, marchita y quebrada.
Me han faltado palabras, las tuyas más que nada, me ha faltado la verdad descarnada,
me ha faltado un "hasta aquí hemos llegado" dicho con ternura y chorreando por tus labios.
Me ha faltado un "lo siento", me ha sobrado un "te lo debo".
Nos hemos recibido como dos desconocidos.
Dos extraños que se alejan para no hacerse más daño,
dos extraños que han perdido más que han ganado.
Y así volvemos a perdernos,
tú te giras, yo me siento.
Parece que no ha pasado nada en este tiempo.
Abro el cajón y meto los recuerdos,
solo quiero deshacerme de ellos.
-¿ Cómo estás ?-
- Muy bien. Igual que tú -
10 octubre 2013
01 octubre 2013
Construir
Construir una sonrisa que sea solo para ti
hacerla con los trozos rotos que han quedado de mí.
Tenerte enfrente, con la misma apariencia, pero siendo diferente.
Aguantarte la mirada firmemente.
Entender el aplastante significado del término perderte.
Si hubiese permanecido ahí para siempre,
escondida tras esa pared que nos hacía de vertiente.
Me pregunto si los cimientos de tu renovado castillo serán resistentes,
me pregunto si -¡bien!- es -¡bien!-, o un parche solamente.
Me pregunto si aún recuerdas el sabor.
Si hay algo que haya aguantado los envites salvajes
de tu oscuro interior.
¿En que momento preciso dejaste de ser quien fingías?
Construir una sonrisa para demostrar que sigo viva,
conseguir que resulte convincente,
a tus ojos parecer suficientemente fuerte.
Construir una ficticia sonrisa y lograr que te la creas,
esa es hoy mi titánica tarea.
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