21 marzo 2017

Estar a salvo



Estés dónde estés
quiero que sepas que si volvemos a encontrarnos
en esta vida o en otra,
con esta piel o con otra,
volveré a quererte como aquella vez.

Fuiste un parpadeo
y yo me quedé enamorada del monstruo 
que te albergaba.

Te fuiste y me dejaste con él.

Te quise tanto,
con esa fragilidad que asomaba
a través de las grietas.

Te quise tanto
que no supe ver
cuando ya no estabas.

Estés dónde estés
fuiste real por un instante.

Si hubieses visto cómo me quedé,
allí, en aquel pozo oscuro, esperando volverte a ver.

Te cubrí de piel
porque a veces amamos con los ojos
y me valían sus labios
y me valían sus manos
pero tú ya no estabas.

Lloraba a solas
porque a él mis lágrimas le estorbaban.

Y recordé la forma en que tú me abrazabas
para frenarlas.

Ese monstruo que habitabas
nos mató a los dos
y ahora yo le veo cada día.

Me repito que esos ojos no son los tuyos
que parecían iguales pero miraban de otra forma.
Que esa boca no es la tuya
que parece igual pero está muda.

Estés dónde estés
si algún día volvemos a encontrarnos
te amaré con la misma fuerza que te guardo,
aquí, en el cajón de la memoria
dónde estaremos a salvo.