22 octubre 2020

Charcos



No para de llover
y en el fondo de mi alma
se está formando un charco.

La humedad atraviesa los huesos
los rostros están desfigurados.
Sin luz, se han fugado los colores
y deseo que mi charco cubra, para cruzarlo a nado.

No para de llover
y el papel de la pared se ha levantado
las ventanas ya no cierran,
mi suelo firme, todo mojado.

Una manta sobre las piernas
tan heladas como las manos,
que ya no saben refugiarse
en la calidez de otro tacto.

Y llueve fuera
mientras tanto
en la esquina perdida
de mi universo cerrado.

El agua,
que lenta goteaba
se ha convertido en lago

pero a mí no me quedan fuerzas
para cruzarlo a nado.