24 febrero 2015

En este manicomio


¿ Cómo estás ?

Que pregunta tan sencilla de formular,
que compleja puede ser esa respuesta.

No quieres responder cuando la hago,
y yo prometo no hacerla más.

Siento curiosidad por ese empeño en
no querer hablar conmigo de las cosas que
suceden en tu vida.

Esta cordialidad se ha vuelto desmedida,
quería que supieras que solo es un formalismo
que me basta con lo que veo
y no necesito que me lo digas.

Pero a veces las maneras se vuelven
intensamente frías.
Pasamos del ¿Cómo estas ? y nos quedamos un "buenos días".

Lo pregunto porque me importa,
porque no he sabido poner candados a esta puerta,
lo pregunto porque quisiera oír que eres feliz.
Lo hago porque sé que puedo hacerlo,
porque aún me quedan fuerzas para adentrarme
en tus infiernos.
Lo hago porque sí, porque quiero,
porque tú eres un contante encerrarse y yo...
no he conseguido acostumbrarme.

Prometo no volver a preguntarte,
y no arrancarte lo que no quieras contarme,
en este manicomio siempre admitimos locos,
si quieres puedes entrar.... y charlamos otro poco.