21 septiembre 2015

El jardín

Es mucho más bonito tu jardín cuando lo siembro
cuando dejo de escarbar porque están
sangrándome los dedos.

Es mucho mas bonito sin tanto adorno y artificio,
con el batir de unas alas estará todo más limpio.

Somos raíces primigenias
estamos aquí desde el principio.

Tienes un jardín prohibido escondido entre alambradas
con carteles de advertencia decorando las murallas.

Está tan escondido que no sé cual es la entrada.

No dejes pasar a todo el mundo
o se convertirá en una explanada.

Tampoco lo dejes desierto,
eso no sirve de nada.

Tienes suerte de tener este jardín, casi todos tienen un desierto
mi sangrar constante es que tú no puedas verlo.

Tengo prohibido el paso pero mi empeño es jardinero,
a veces encuentro un hueco y entro a hurtadillas, en silencio.

Recorto la maleza que ha crecido en este tiempo
dando abstractas formas al contorno de los setos.

Reviso con cuidado las semillas que en tu descuido están creciendo.
Las arranco y me las guardo, todo cabe en este cesto.

Riego solo de vez en cuando
aquí siempre está lloviendo.

Me retiro cuidadosa para que no puedas darte cuenta
que escondida planto rosas para ver si las encuentras.
Te preguntas sorprendido:
¿Cómo brotan rosas de la nada?

Y soy feliz con eso, con las flores que te encuentras
y lo que cuenta tu mirada aunque yo no esté en ella.