31 agosto 2017

No me pertenece




Cometí el error de mirarme a través de tus ojos,
era preciosa mientras tus manos querían acariciarme
y me convertí en un monstruo el día que ya no quisieron hacerlo.

Me aterraba el espejo y escondía tras capas de tela 

la vergüenza de mi cuerpo.

Parecía que lo que había de bonito en mí

dependía solo de tus deseos.

Bebo. 

Hasta enterrarme la oscuridad en el pecho, pero siento que
en un vaso no entra el alcohol suficiente como para borrarte.

Uno detrás de otro, hasta que la conciencia no me pertenezca.

Siento ganas de  pedirte que me prestes tu piel una vez más,
aunque ya sepamos que prestada no sirve.

He perdido la cuenta de los vasos que amontonados frente a mí
representan la medida del esfuerzo que supone prescindir de ti.

Mi boca llora mientras mis ojos intentan sonreír
en un cambio de papeles que me convierta en la fuerte.

Un triste papel que no me pertenece.



Siento ganas de pedirte que me prestes
las palmas de tus manos para acariciarme
y usar el revés para sujetarme cuando quiera estar de pie
pero las fuerzas me falten.

Otro vaso más
y un agujero inconmensurable.

Cometí el error de ser siempre lo que tú necesitaras ver,

un muro o una llama incandescente,
por eso ahora que tus ojos no me miran
me he vuelto transparente

y llevo una piel

que no me pertenece.











25 agosto 2017

Para un momento como este

Me gustaría haberte enseñado mis rincones y esos lugares de mi alma 
donde escondo estrellas a millones.

Me gustaría haber despertado esta mañana 
y sentir el peso de tu cuerpo ocupando mi cama,
reír juntos de lo loco que anda el mundo 
y verte caminar por el pasillo, desnudo.

Aquí, en este silencio, tan lejos de todo, resulta más sencillo 
dar perspectiva a los sentimientos antes de verlos convertidos en heridas.
Siempre esperé demasiado de ti, sin lógica alguna, 
sin experiencias que respaldaran tanta absurda expectativa.

Había un brillo en ti que el tiempo ha disipado.

Tal vez solo fue un destello
y me empeñé en seguirlo hasta perderlo.

Estoy sola en una casa en mitad de la montaña y todo parece 
pequeño desde aquí.
El dolor, la pena y las lágrimas, la fragilidad innata de la naturaleza humana.

En lugares como este uno se vuelve consciente del sentido 
que tiene vivir sin el ruido llenando los vacíos, 
enfrentado a uno mismo, sacando a la luz lo que llevas escondido.

Aquí en este lugar perdido donde no llega tu ruido,
no he encontrado un solo motivo para sentir lo que sentí por ti.

Esas barreras tan altas jamás dejaron pasar la magia,
tus alambradas atraparon y arrancaron las plumas de mis alas.

Creo que algún día tendremos una bonita conversación,
en este loco mundo o en lo profundo de la imaginación,
una sincera, en la que yo no tenga miedo y tú de verdad quieras escucharme.

Quiero contarte lo doloroso que fue quererte, 
lo difícil que resultó esconderlo
lo inútil de mis intentos por descargar tu peso.

Hubo noches que imaginé lo que seriamos juntos.
La de mañanas que desperté convencida de que iría allí 
donde tú quisieras llevarme.

Daba igual que fuesen paraísos de humo o los infiernos de Dante.

Podré decirte que te he querido con más intensidad 
de la que nunca has merecido,
que el camino al desconcierto siempre comenzó en tu ombligo,
que pensaste que me entendías
y ni siquiera llegaste a aproximarte.

Quisiera decirte que he dejado de quererte y me he enamorado de mí.
De mi valentía y de mi resistencia.

He acariciado esa cuerda floja 
por la que he transitado estos últimos años
y al rozarla me ha quemado las manos.

Te contaré que olvidé cómo volar
y ahora tropiezo todo el rato

Que la realidad se me abalanzó al perderte.
Te contaré todas esas cosas que guardé 

para un momento como este.





18 agosto 2017

Tambaleo



Es complicado
cerrar los ojos para no ver
y que tu alma siga mirando.

Apartarse de todo
para que todo no haga daño,
que siga doliendo cuando estás solo
y saber que no puedes arrancarlo.

Que está tan adentro
que la única forma
es disfrazarlo.

Lloré demasiado
y ahora tengo dos surcos oscuros
haciendo a mis ojos de marco.

Lloré demasiado.

Es complicado
que el suelo se tambalee
mientras tú sigues caminando.

He llorado inútilmente
por tu forma oscura y siniestra de dolerme.

Es complicado cerrar los ojos
y tapar las grietas
y que aquello que te ha roto
ni siquiera valga la pena.






09 agosto 2017

11 de febrero



Nadie merece tanto, tanto amor, tanto empeño, tanto pecho al descubierto.
Nadie merece tan poco, tanto silencio, tanto daño, tanto egoísmo enmascarado.

Sí, eso es lo que quiero.
Que en esta onda expansiva se separen nuestros trayectos.

Eso es lo que quiero.
Que mis alas tengan plumas de nuevo.

Que no siembren de miedo mis deseos.

- Si eso es lo que quieres - respondes con un tono que se ha quedado a medias
entre el orgullo malherido y la indiferencia.

Como si alguna vez lo que yo quiero hubiese sido importante.
Como si no te hubieras comportado todo el tiempo de una forma burda, egoísta y cortante.

Tú que pones tus antojos siempre por delante.

Te he pedido que no vuelvas,
ha sido el dolor proporcionándome fuerza.

- Vale, pero tampoco vuelvas tú-

Idiota. Yo nunca me he ido,
por eso era imposible que pudiese regresar.

Ahora sí. Ahora me voy,
si me haces otra herida no sabré quién soy.

Sí.
Eso es lo que quiero.

No dejar ninguna grieta por la que puedas pasar.
No alimentar la esperanza de que algo pueda cambiar.

No volver a pisar ese charco que se ha formado
de tanto llorar.

Quiero que esta valentía compense los agujeros
permanecer inmóvil ante los envites de tu viento,
no contar las veces, ni la intensidad ni el tiempo.

Sí.
Que dejes de apagar las colillas en el centro de mi pecho
mi amor y mis costillas no son tu cenicero.
Idiota.
Eso es lo que quiero.










04 agosto 2017

Pequeños detalles

Hay cosas que comienzan de una forma tonta.
Con algo mío que te has quedado,
con versiones de cuentos y puertas arrancadas.

Hay cosas inmensas creciendo de la nada.

Entre mis dedos
vagos recuerdos
tranformados en letras
para retenerlos.

Hay cosas, frágiles en apariencia,
que se hacen de roca solamente
porque tú las alimentas.

Una mirada descuidada
que ha alcanzado el objetivo
sin que te dieras cuenta.

Un pellizco en el ombligo
que ahora es una ruleta rusa
y un cargador dando vueltas.

Esos pequeños detalles, efímeros en apariencia,
que se graban en la piel sin darte cuenta.

Buscar formas en las nubes y no preveer la tormenta
que eran cuatro gotas al principio
incapaces de mojar la tierra.

Hay cosas que comienzan de una forma tonta
pero crecen tanto que te hacen sombra.

Que van calando hasta tocar 
el suelo de tus pozos
donde el sol nunca calienta,
y está tan oscuro que tú no te das cuenta.

Ya ves, cosas fútiles, en apariencia.