25 agosto 2017

Para un momento como este

Me gustaría haberte enseñado mis rincones y esos lugares de mi alma 
donde escondo estrellas a millones.

Me gustaría haber despertado esta mañana 
y sentir el peso de tu cuerpo ocupando mi cama,
reír juntos de lo loco que anda el mundo 
y verte caminar por el pasillo, desnudo.

Aquí, en este silencio, tan lejos de todo, resulta más sencillo 
dar perspectiva a los sentimientos antes de verlos convertidos en heridas.
Siempre esperé demasiado de ti, sin lógica alguna, 
sin experiencias que respaldaran tanta absurda expectativa.

Había un brillo en ti que el tiempo ha disipado.

Tal vez solo fue un destello
y me empeñé en seguirlo hasta perderlo.

Estoy sola en una casa en mitad de la montaña y todo parece 
pequeño desde aquí.
El dolor, la pena y las lágrimas, la fragilidad innata de la naturaleza humana.

En lugares como este uno se vuelve consciente del sentido 
que tiene vivir sin el ruido llenando los vacíos, 
enfrentado a uno mismo, sacando a la luz lo que llevas escondido.

Aquí en este lugar perdido donde no llega tu ruido,
no he encontrado un solo motivo para sentir lo que sentí por ti.

Esas barreras tan altas jamás dejaron pasar la magia,
tus alambradas atraparon y arrancaron las plumas de mis alas.

Creo que algún día tendremos una bonita conversación,
en este loco mundo o en lo profundo de la imaginación,
una sincera, en la que yo no tenga miedo y tú de verdad quieras escucharme.

Quiero contarte lo doloroso que fue quererte, 
lo difícil que resultó esconderlo
lo inútil de mis intentos por descargar tu peso.

Hubo noches que imaginé lo que seriamos juntos.
La de mañanas que desperté convencida de que iría allí 
donde tú quisieras llevarme.

Daba igual que fuesen paraísos de humo o los infiernos de Dante.

Podré decirte que te he querido con más intensidad 
de la que nunca has merecido,
que el camino al desconcierto siempre comenzó en tu ombligo,
que pensaste que me entendías
y ni siquiera llegaste a aproximarte.

Quisiera decirte que he dejado de quererte y me he enamorado de mí.
De mi valentía y de mi resistencia.

He acariciado esa cuerda floja 
por la que he transitado estos últimos años
y al rozarla me ha quemado las manos.

Te contaré que olvidé cómo volar
y ahora tropiezo todo el rato

Que la realidad se me abalanzó al perderte.
Te contaré todas esas cosas que guardé 

para un momento como este.