31 agosto 2017

No me pertenece




Cometí el error de mirarme a través de tus ojos,
era preciosa mientras tus manos querían acariciarme
y me convertí en un monstruo el día que ya no quisieron hacerlo.

Me aterraba el espejo y escondía tras capas de tela 

la vergüenza de mi cuerpo.

Parecía que lo que había de bonito en mí

dependía solo de tus deseos.

Bebo. 

Hasta enterrarme la oscuridad en el pecho, pero siento que
en un vaso no entra el alcohol suficiente como para borrarte.

Uno detrás de otro, hasta que la conciencia no me pertenezca.

Siento ganas de  pedirte que me prestes tu piel una vez más,
aunque ya sepamos que prestada no sirve.

He perdido la cuenta de los vasos que amontonados frente a mí
representan la medida del esfuerzo que supone prescindir de ti.

Mi boca llora mientras mis ojos intentan sonreír
en un cambio de papeles que me convierta en la fuerte.

Un triste papel que no me pertenece.



Siento ganas de pedirte que me prestes
las palmas de tus manos para acariciarme
y usar el revés para sujetarme cuando quiera estar de pie
pero las fuerzas me falten.

Otro vaso más
y un agujero inconmensurable.

Cometí el error de ser siempre lo que tú necesitaras ver,

un muro o una llama incandescente,
por eso ahora que tus ojos no me miran
me he vuelto transparente

y llevo una piel

que no me pertenece.