20 febrero 2020

Donde estaba él ahora hay un iceberg



Hoy no me ha dolido.

Te he visto, y ese agujero por el que se colaban tus monstruos y 
se escapaban mis mariposas, hoy no se ha abierto.

El hombre que amé ya no existe y tú eres una sombra impostora
ocupando su puesto.

Hoy no me ha dolido y le he amado más que nunca.
A él, que se fue dejándome las noches vacías y oscuras.

Hoy he comprendido que no volverá,
que le perdí en algún rincón oculto de ese cuerpo que tú también ocupas.

No me ha dolido porque el dolor es finito.

Porque nadie merece tanto frío. 
Nadie que haya acariciado tu vientre
como si el centro del universo fuera tu ombligo,
nadie que te haya besado con los ojos cerrados y el alma de par en par,
merece tanto frío.

Nadie que haya ido corriendo y malherido a ocupar tu soledad,
nadie que te haya ofrecido sus alas arrancadas para que tú puedas volar.

Nadie merece tanta frialdad.

Y ha sido en mitad de tu iceberg cuando he descubierto que ya no dolía.

Era una tontería pensar que me dolía el frío, si mi piel ya estaba helada
de compartirse contigo.

Y te he mirado, pero no te he visto.
Porque tú solo eres la cubierta
todo lo bonito que había en ti
se ha desvanecido.



















       Ilustración ABO ( AboK2)