10 febrero 2020

Las razones por las que he llorado.


Esta tristeza insoluble, escondida en los pliegues de mi sonrisa,
te ha dicho adiós sonriendo porque no conoce otra forma de hacerlo.

Luego, mientras me duchaba, intentando que el agua se mezclara con las lágrimas,
por primera vez he querido comprender por qué lloraba.

No te he perdido, siempre estarás conmigo.
Porque eso es algo que yo he elegido.

He llorado por hacerme prescindible.
Por las cosas simples y cotidianas que ya no viviremos
por los compartimentos estancos que se han creado
en lo recóndito de mi alma.

No conseguí compartir contigo mis locuras.
No conseguí que supieras quien soy
ni siquiera logré disiparte la bruma.

Lloré
por no volver a recoger la ropa esparcida por el suelo
por no haber dicho adiós a tiempo y por haberme conformado
con un simple hasta luegoporque cuando he podido asimilarlo, 
ya había demasiadas cosas que se habían venido a menos.

He llorado por lo cerrado de tus accesos
por no recorrer de nuevo el trayecto de tus venas
por la forma en que leo lo que piensas
por esos ojos que cambiaron la rotación de mi mundo 
haciéndolo inhabitable.

Por no poder comprenderte o por entenderte demasiado.

Ya vivía preparada para un momento como este,
teníamos el final vaticinado desde aquella primera vez 
en que pisé tu suelo mojado.

He llorado por no preocuparme por mí tanto como lo hice por ti,
he llorado por lo innecesario que fue el dolor causado, 
el miedo y la cobardía que han logrado transformarnos.

He llorado por la impotencia de encontrar una pared de frente,
allí donde mi alma pedía un confidente.

He llorado por tus borrones y tus cuentas nuevas
por lo rotundo y pesado de tus puertas
por no poder huir a un lugar donde nunca más me veas.

Por esa oscura nube que ahora siempre te acompaña
por no haberte dejado nada bueno en las entrañas
por todos los ayeres posibles
que ya nunca serán mañana.

Por esas cosas que no pude comprender
por permanecer impasible a un dolor que te vino de frente,
por cambiarme, por romperme,

por tener como única opción dejar de quererte.

Por fingir ser más fuerte de lo que era
mientras la vida se me hacía mil pedazos
por la ausencia irreparable que has dejado
por todas esas razones he llorado.