No sé si serán diez días, tres meses
o quince años.
Nunca usé el tiempo como medida de
la importancia.
Tal vez solo pases de largo.
Tal vez decidas quedarte un rato.
Tal vez nos sorprendan las arrugas y
el pelo blanco.
Si alguna vez has ocupado de
verdad
este mundo mío,
complejo y desordenado,
y en algún momento nos rescató
el simple hecho de cogernos de la
mano,
me siento afortunada
porque nuestras vidas se cruzaron.
Si has saltado la barrera de hielo
que me hace de frontera con el mundo
y has rozado, aunque sea un
instante,
la piel desnuda sin la barrera que
pongo delante,
te agradezco el tiempo y el cariño
invertidos.
Si alguna vez me has confesado un secreto
y has hecho de cofre para los míos,
si alguna vez en mitad de la peor
tormenta
nos hemos sonreído
si aunque sea un solo minuto de esta
vida efímera
nos hemos querido,
siempre podrás contar conmigo.
Tal vez seas la conversación de una noche
o el último que ardió al primer
roce.
Tal vez seas los diez minutos de una
estación
donde solo estamos tú y yo, y lo
demás está vacío.
Pero si alguna vez nos hemos cruzado en el camino
y te he prestado las plumas para
evitar el frío
pasen los huracanes que pasen por
nuestro destino
aquí estará siempre tu sitio.