Hemos cogido un par de hojas para escribir nuestra carta.
Nosotros, que aún soñamos, les hemos pedido a los Reyes Magos
que nos traigan cosas que no pueden comprarse en una tienda.
Y pediremos lo mismo para todas esas personas bonitas
que forman parte de nuestra vida.
Una mente grande con espacio suficiente como para
que entren las ideas diferentes.
Conservar a la gente bonita que hace bonito el mundo
y serlo tú para poner tu granito de arena.
Risas y ganas.
Conversaciones que inauguren la madrugada.
Más paciencia y más resistencia.
Tener la mirada más grande para ver las cosas pequeñas.
Perdonar y no alimentar voluntariamente a la tristeza.
Retener lo bueno con firmeza y mandar el resto a la mierda.
Leer más y juzgar menos.
Dejar que a la frívola belleza se la coma el intelecto.
Que se caiga esa corteza que te aleja del resto.
Que nos traigan amor del bueno, y si nos traen carbón
encenderemos un fuego.
Que siempre encontremos la manera de entendernos.
Que podamos ser frágiles si queremos.
Todo aquello que no compra el dinero.
Y sobre todo, que seamos valientes y honestos,
que no dañemos las almas que encontremos
y que tengamos la firme intención de ser los buenos.