Me quedo
todas las sonrisas que en mi vida he contemplado,
me quedo
cada una de las caricias y cada uno de los besos,
las lágrimas derramadas,
porque todas tuvieron un motivo,
mis cicatrices,
esas que hicieron de mí una mujer más fuerte,
me enseñaron a vivir con
intensidad y construyeron quien soy.
Me quedo con
las promesas, las cumplidas y las perdidas,
las cumplidas porque me enseñaron en quien confiar,
pero más si cabe las perdidas
que me demostraron la inmensa fragilidad
del ser humano.
Me quedo con
tu mirada, con los abrazos por la espalda, con las risas a medias y con las
carcajadas,
con las
mañanas de invierno a través de la ventana, con la película de los domingos por
la tarde,
con las cenas improvisadas,con la
pasión desenfrenada.
Me quedo con
mis errores, tarde o temprano los habría cometido,
me quedo con
mi particular forma de ser, con mis defectos, con mi impulso, con mi
desconfianza,
con esta
soledad ermitaña, con mi escala para medir a cualquiera,
con todo lo que
aprendí al pasar los años, esas cosas que me hicieron
perder y ganar también, me quedo sin duda con mi forma de ver la vida, ni mejor
ni peor que la de otro, tan solo distinta.
Me quedo con
mi capacidad para observar, con mis silencios,
con lo qué de mí hicieron las pérdidas
sufridas,
me quedo con
las manos que me abrazaron, con la música que escuché,
con los paisajes que mi
memoria fotografió,
Me llevo mis
recuerdos, todos ellos.
Me llevo mi
ímpetu destructor, mi fatiga y mi cansancio, mi desplome cotidiano, mi compleja
estructura.
Me llevo mis
miedos, mis carencias, mi falta de paciencia, me llevo los ideales que perdí
por el camino, mi decepción constante,mi
aplastante exigencia, mi alma imperfecta, mi ajetreada cabeza, mis tropezones
y carreras, mi incierta presencia, las cómodas
opiniones de quienes no se molestaron porque no les mereció la pena, me llevo
lo que sé, que pesa más de lo que creen, me llevo lo
que intuyo que aún pesa más.
Me llevo el
huracán de desconcierto que dirigió mi vida desde el principio, me llevo las
puestas de sol, mis infinitos precipicios,me llevo
esta piedra de 500 toneladas que siempre cargo a la espalda, esta falta de
aire asfixiante que me acompaña a cada instante, esta carencia de todo que
me hace insignificante, solo tú has conseguido salvarme, saltar la
infranqueable barrera de jamás decepcionarme, solo tú le has dado
luz a esta oscuridad infinita, solo por ti merece la pena la vida.
Me llevo las
noches contigo, abrazados como niños, tu respirar en mi cuello,
el movimiento
de tu pecho, me llevo el
todo que me has dado, me llevo lo que aprendí a tu lado.
Dejo aquí mi
capacidad de amar, limitada en cantidad e insuperable en calidad,
dejo aquí la
pasión con que viví, la lealtad
con que hice mis promesas,
la nitidez que ofrecí a quien creí la merecía.
Dejo aquí el
respeto que intenté mantener siempre por el mundo en el que vivo,
dejo aquí mis
disculpas, porque no hice en la
vida todo lo que me propuse,
dejo aquí mis sueños de niña porque resultaron ser
más difíciles de lo que creía,
dejo aquí la
melodía que desde pequeña mi corazón reproducía,
una que me decía que en esta
vida todo llega y todo se marchita.
Dejo aquí mi
inocencia, intente no perderla a pesar de las consecuencias,
dejo aquí mi
integridad que es lo que más orgullosa me hace sentir, mi
honestidad
pagada demasiado cara en muchas ocasiones y sostenida a pesar de
todo.
Dejo aquí mi
sonrisa que jamás supo salir fingida, mi mirada transparente,
delatora hasta el
final, incapaz de someterse.
Dejo mi
piel, susceptible a un roce de aire, frágil y vulnerable a tus caricias y hecha
de acero a los avatares de la vida, dejo mi
idealismo, porque al final siendo franca de nada me sirvió,
intenté salvarlo de
caer en los agujeros, intenté que
sobreviviera a todos los golpes
y lo mantuve hasta el final a pesar de saber
que ya había muerto.
Habita en mi
la esencia que jamás podría rendirse a la evidencia.
Maniática y
terca, observadora, soberbia, mas llena de contenido que la simple apariencia.
Obsesionada
con cubrir de superficie lo que se hace profundo en mi conciencia,
hecha del
barro imperfecto de los que conformaron mi existencia,
llena de oscuridad y de
sonrisas a medias, idealista en el fondo, pesimista en las formas.
Dejo todo
aquí para acabar llegando allí donde sobrevives por ausencia,
mis palabras
fueron tuyas, tus silencios fueron míos,
tu anclabas
la vida con fuerza silenciosa, y yo me perdí en las comisuras de tu boca.