06 junio 2013

Habrá días.


                                                                         




No deseo vivir esperando que algo suceda, que de repente un día, abras los ojos y lo veas.
No puedo vivir sobre estos puntos suspensivos que alimentan la esperanza de lo que yo quisiera.
Me niego a despertar cada día esperando que descubras de lo que hablo, 
eso a lo que suelo referirme cuando me quedo abrazada a ti y ya no existe suelo firme.
Me voy sintiendo rendida, un poquito más cada día, las mariposas que me habitan 
han perdido el hambre, ya apenas pueden volar, ya ni siquiera saben moverse.

Mi aire se ha vuelto irrespirable, cuando pienso en ti, 
y en lo que siento que puedes darme, cuanto más intento caminar
la cima me queda más distante.
Ahora me conformo solo con saber acostumbrarme.

En esta nueva composición se me han perdido piezas, no encuentro la luz que poseía  
y no me queda nada de princesa.
Resulta que el cuento tenía un final incierto y nadie te cuenta que hay finales feos.


No puedo caminar sobre este puente quebradizo, cada escalón que subo me da un enfoque distinto, hay días de radiante sol y otros de destructor granizo
y lo peor de todo es ese color que solo depende de como yo lo pinto.
Hay días que pienso que podría mover tu mundo, 
hay días que no tengo fuerzas para mover el mío, 
hay días en que me pierdo en los pensamientos más negros 
y hay otros que incendian lo que queda de mi infierno.

Pero sé lo que quiero...
aunque sepa que no debo hacer que todo gire en torno a ello.

Me acomodo en mi posición y me recojo el pelo, cierro los ojos y me marcho 
aunque tú no puedas verlo, me lo guardo todo dentro, mastico despacio y en silencio.

Estoy escondida en mi cuerpo, la apariencia parece funcionar, por hoy permanecerá todo perfecto.

No deseo vivir esperando que veas lo especial que hay en nosotros, 
si pudiese arrancarme esta absurda venda de los ojos.
Habrá días grises en nuestro cielo, no te lo puedo negar, 
no puedo garantizarte que nada penetre en nuestra burbuja de cristal.
No seremos perfectos cada día, la vida seguirá doliendo igual, 
habrá tormentas en nuestro sótano, no te lo puedo negar.
Pero nos despertaremos cada mañana, con renovada fuerza y usadas ganas, me mirarás, te miraré, entenderemos el sentido que tiene todo esto.
Nos reiremos de lo rápido que la vida pasa por delante, y descubriré con ilusión que sé interpretar 
tus gestos, que tu piel tiene el sabor de los buenos momentos y que tu compañía contiene las alas 
con las que vuelo.