24 junio 2013

Escuché tu voz.



Escucho tu voz de fondo muchas veces a lo largo del día.

Oigo tus palabras superfluas resbalando lentamente desde mis oídos a mi cuello,
van deslizándose por cada recoveco, es lógico conformarse con lo único que tengo.
Silencio.

De nuevo tu voz, esa que da órdenes y no sabe dónde alojarse después de todo.
Me quedo sola en esta montaña de barro sin fin, tu allí, yo aquí.

Cae lluvia desatada en este planeta perdido donde nada de lo que haces 
me proporciona contenido, tu cuerpo es un abismo que nunca he recorrido, 
se funde y se colapsa con el mío.

A veces el sabor de tu piel vuelve a pasearse por mi lengua, 
me lo aclaro con recuerdos que saben más amargos.

Escucho tu voz de fondo, se ha quedado alojada en mi cabeza, 
repitiendo estupideces sin sentido que creíste sentir y eran mentira, 
tan mentira como la respiración entrecortada que nos nublaba cada día.

He recogido mis cosas, mis maletas van vacías, 
las apoyo contra la pared y me siento a respirar, si continuara no podría.
Arrastro los pies hasta el ascensor, como si todos los lugares de este mundo estuviesen
en una guerra nuclear.
Casi no puedo ver con este mar que se ha desatado en mis pupilas, 
se han enturbiado mis aguas cristalinas.

Eres la tormenta que destruyo la poesía.

El color del mundo ha desaparecido, gris, oscuro, nublado y frió.
Este no es mi planeta, yo vengo de otro sitio, 
lamento comunicar que de nuevo me he perdido.

Escucho tu voz diciendo -nada podrá pasarte mientras estés conmigo-
y pasaron ciclones, estampidas y huracanes.
Y paso el dolor, y paso la vida.
Pasaron tus labios por mis mejillas y se pasó la noche y amaneció el día, 
y me parecieron mas soportables las cosas que decías....