06 junio 2013

Me quedo, me llevo y dejo aquí.



Me quedo todas las sonrisas que en mi vida he contemplado,
me quedo cada una de las caricias y cada uno de los besos,
las lágrimas derramadas, porque todas tuvieron un motivo,
mis cicatrices, esas que hicieron de mí una mujer más fuerte,
me enseñaron a vivir con intensidad y construyeron quien soy.
Me quedo con las promesas, las cumplidas y las perdidas,
las cumplidas porque me enseñaron en quien confiar,
pero más si cabe las perdidas que me demostraron la inmensa fragilidad
del ser humano.

Me quedo con tu mirada, con los abrazos por la espalda, con las risas a medias y con las carcajadas,
con las mañanas de invierno a través de la ventana, con la película de los domingos por la tarde,
con las cenas improvisadas,con la pasión desenfrenada.

Me quedo con mis errores, tarde o temprano los habría cometido,
me quedo con mi particular forma de ser, con mis defectos, con mi impulso, con mi desconfianza,
con esta soledad ermitaña, con mi escala para medir a cualquiera,
con todo lo que aprendí al pasar los años, esas cosas que me hicieron perder y ganar también, me quedo sin duda con mi forma de ver la vida, ni mejor ni peor que la de otro, tan solo distinta.

Me quedo con mi capacidad para observar, con mis silencios,
con lo qué de mí hicieron las pérdidas sufridas,
me quedo con las manos que me abrazaron, con la música que escuché,
con los paisajes que mi memoria fotografió,

Me llevo mis recuerdos, todos ellos.
Me llevo mi ímpetu destructor, mi fatiga y mi cansancio, mi desplome cotidiano, mi compleja estructura.
Me llevo mis miedos, mis carencias, mi falta de paciencia, me llevo los ideales que perdí por el camino, mi decepción constante,mi aplastante exigencia, mi alma imperfecta, mi ajetreada cabeza, mis tropezones y carreras, mi incierta presencia, las cómodas opiniones de quienes no se molestaron porque no les mereció la pena, me llevo lo que sé, que pesa más de lo que creen, me llevo lo que intuyo que aún pesa más.

Me llevo el huracán de desconcierto que dirigió mi vida desde el principio, me llevo las puestas de sol, mis infinitos precipicios,me llevo esta piedra de 500 toneladas que siempre cargo a la espalda, esta falta de aire asfixiante que me acompaña a cada instante, esta carencia de todo que me hace insignificante, solo tú has conseguido salvarme, saltar la infranqueable barrera de jamás decepcionarme, solo tú le has dado luz a esta oscuridad infinita, solo por ti merece la pena la vida.

Me llevo las noches contigo, abrazados como niños, tu respirar en mi cuello,
el movimiento de tu pecho, me llevo el todo que me has dado, me llevo lo que aprendí a tu lado.

Dejo aquí mi capacidad de amar, limitada en cantidad e insuperable en calidad,
dejo aquí la pasión con que viví, la lealtad con que hice mis promesas,
la nitidez que ofrecí a quien creí la merecía.
Dejo aquí el respeto que intenté mantener siempre por el mundo en el que vivo,
dejo aquí mis disculpas, porque no hice en la vida todo lo que me propuse,
dejo aquí mis sueños de niña porque resultaron ser más difíciles de lo que creía,
dejo aquí la melodía que desde pequeña mi corazón reproducía,
una que me decía que en esta vida todo llega y todo se marchita.
Dejo aquí mi inocencia, intente no perderla a pesar de las consecuencias,
dejo aquí mi integridad que es lo que más orgullosa me hace sentir, mi honestidad
pagada demasiado cara en muchas ocasiones y sostenida a pesar de todo.

Dejo aquí mi sonrisa que jamás supo salir fingida, mi mirada transparente,
delatora hasta el final, incapaz de someterse.
Dejo mi piel, susceptible a un roce de aire, frágil y vulnerable a tus caricias y hecha de acero a los avatares de la vida, dejo mi idealismo, porque al final siendo franca de nada me sirvió,
intenté salvarlo de caer en los agujeros, intenté que sobreviviera a todos los golpes
 y lo mantuve hasta el final a pesar de saber que ya había muerto.

Habita en mi la esencia que jamás podría rendirse a la evidencia.
Maniática y terca, observadora, soberbia, mas llena de contenido que la simple apariencia.
Obsesionada con cubrir de superficie lo que se hace profundo en mi conciencia,
hecha del barro imperfecto de los que conformaron mi existencia,
llena de oscuridad y de sonrisas a medias, idealista en el fondo, pesimista en las formas.
Dejo todo aquí para acabar llegando allí donde sobrevives por ausencia,
mis palabras fueron tuyas, tus silencios fueron míos,
tu anclabas la vida con fuerza silenciosa, y yo me perdí en las comisuras de tu boca.