30 mayo 2013

Escribir

Escribir solo por escribir, para que las palabras que rondan en mi cabeza cobren algún sentido.

Siempre fui un extremo y un horizonte perdido, tengo la sensación de que las palabras
me han convertido en su esclava, se agolpan y me atropellan
ya solo puedo sentir a través de ellas.

Escribo para ahuyentar los monstruos, a veces incluso para traerlos hasta mi,
escribo para sobrevivir a mis propios altibajos, para ser la esencia que quede,
para leerme y recordar que todo pasa y todo duele.

Escribir, solo para vaciar este cuerpo sobrecargado, para dejar de nuevo espacio,
para anclar mis pensamientos a suelo firme, para que no vengan conmigo allá donde yo voy.

Escribo y al hacerlo parece que lo mucho se hace menos, como un soplo de aliento,
como sentir el principio de lo que puede doler y salir corriendo, escribir y sentir
que ya no queda nada dentro.

Las palabras van cayendo como piedras en mi cuerpo que se vuelven livianas al darles contenido.
Me refugio en mi cobijo de aire sostenido, cuando salgo de aquí mis demonios van conmigo,
pero los he perdonado, prácticamente están domesticados.

Escribir, para que no se me atragante lo que tengo que decir,
para darle forma corpórea a este lento existir,
juntar una palabra tras otra hasta ver mis heridas reflejadas, alimentadas y nutridas
con este visceral vivir.

Y meter más vida en esta para poder escribir.