No cumplí la mitad de mis promesas,
la sangre inconformista siempre ha corrido por mis venas,
se deposita lentamente y oxida las cadenas.
Frías noches conformando mi existencia,
cálidas noches que aún presionan mi conciencia.
No cumplí la mitad de mis promesas,
apresada fiera encorvada con las uñas siempre fuera.
Solo quien puede arder sabe lo que es extinguirse.
Siempre fui un ser inconsistente,
demasiado frágil para los avatares de la vida,
demasiado permeable para las idas y venidas,
ansiosa, suspicaz y retraída,
susceptible al dolor pero demasiado curiosa como para prescindir de él.
No cumplí la mitad de mis promesas, de las que me hice a mi misma
no a cualquiera,
es tan difícil cumplirlas cuando las ideas se transforman.
Como envidio tu sencillez, asomarse al abismo y no querer caer en él.
Yo soy un precipicio sin barreras,
una lluvia desatada sobre un mundo de acuarela,
me pides que lo haga sencillo, como si pudiera.
No te imaginas como admiro tu fortaleza y tus maneras.
Tengo un día complicado, de esos que en vez de andar de puntillas
se abren paso a puñetazos, un día de esos infinitamente largos,
uno de esos en que quisiera dormir en tus brazos, pero no me sirven prestados.
Este sabor amargo que me parte en mil pedazos,
ha cogido sus maletas y finalmente se ha instalado.
No cumplí la mitad de mis promesas, se me da fatal andar a tientas,
tampoco supe nunca soltar del todo las riendas.
Como envidio tu capacidad de resistir, tu forma de coser lo roto, una vez y otras mil.
Yo soy de un material que remendado no sirve,
que muere un poco mas con cada dolor que vive.