27 mayo 2013

Me hago mayor.


Me hago mayor, he perdido vehemencia.
Hoy mis resortes han saltado con menos fuerza y me ha dado por pensar si será verdad
eso de que todo se matiza con la edad.

Hay tantas cosas que me desagradan de este mundo,
tantas que agolpan la sangre, que si lo pienso fríamente llevo toda la vida batallando
y es normal que me haya cansado.

A medida que más lejos van quedando los ideales soñados,
menos se desatan en mí todas las tormentas, en definitiva, me hago vieja.

Mis preocupaciones y desvelos han variado mucho desde hace un tiempo,
cada vez son menos, es curioso que cuantos más desatinos vienen, menos me importan.

Cuando eres joven piensas que todo es posible, que si luchas lo suficiente, llegarás,
que el mundo se puede cambiar, que la gente aún puede sorprenderte,
pero el tiempo pasa y termina por ganar lo evidente.

No es coherente luchar contra todo ni hacerlo siempre.
Hoy descubro que las cosas no tienen más importancia que la que yo quiera darle,
que la pasión con que las viva es regulable.
Ya no sé si me duele o me remueve que no exista la magia en la que mis principios reposaban, pasado el tiempo he descubierto que no recibes amor solo por merecerlo,
los múltiples prismas que puede tener un solo concepto, que la medida de la importancia
 es algo etéreo, que las caricias que regalas no regresan a tu cuerpo,
que la justicia es ciega e imperfecta y cuando quiero llegar casi todos están de vuelta.
Que hay mas puños cerrados que manos abiertas,
que los sueños gigantes también se cuelan por las grietas,
la fragilidad cristalina que se ocultaba tras mi fingida fortaleza.

Me hago mayor, he perdido resistencia.
Aprendo a golpes como rendirse a la evidencia, de repente mis heridas se han vuelto cicatrices, me importa más el cómo que lo que dices, mi piel ahora se rinde ante
las cosas sutiles.
Aquella complejidad que lo cargaba todo de un aire intenso,
se ha evaporado consumida por el calor de este infierno,
se ha quedado desolada y sin argumentos.

Todos creemos ser especiales,
diferentes magnitudes e iguales de inconstantes,
se ha empañado el espejo que me creía interesante,
me reflejo consumida, sin recordar como era antes.

El hastío y el dolor jamas fueron comparables,
levantar muros de piedra que me aíslen y me salven,
ya no me importa que no dejen pasar a nadie,
que nada pueda salir, eso es lo importante.

Me hago mayor, se me hace tarde,
sacrifico mis impulsos y me siento cobarde,
barro las cenizas que han quedado, y los restos del naufragio,
me convenzo a mi misma que nadie puede ya hacerme daño,
apago la luz, echo el candado.

¿Qué sería de mí si no salvo los restos que entre todos han dejado?