Déjame ayudarte.
Puedo ponerle voz a tus silencios
con un teclado de ordenador.
Voy a ofrecerte unas cuantas frases que puedas usar para marcharte.
Puedes decirme que la vida es
demasiado complicada y que no acabas de aclararte.
Que no sabes lo que haces.
Que no ha pasado el tiempo
suficiente o
que ahora ya es muy tarde.
Que pides disculpas por no ser
consciente del dolor que causaste.
Que prefieres hacer daño nuevo en
otra parte.
Que has vuelto a equivocarte.
Que no merezco explicaciones porque yo no soy nadie.
Que lo habías advertido. Que lo avisaste desde el principio.
Que te has transformado en laberinto.
Que te has cansado de mi sabor o que ahora
te sabe distinto.
Que pido demasiado.
Que no conseguí que volaras y
ademas hago tu cuerpo más pesado.
Que te lo pongo muy sencillo o lo hago
todo complicado.
Que te has cansado de mí.
Que notas que he cambiado.
Que eres tú la razón y vas a evitarme el daño.
Que no sigo tus reglas.
Que siento demasiado.
Tu silencio dice tantas cosas
que al final significan lo mismo.
Que no te quiero.
Que no eres tú.
Que no te necesito.