22 abril 2013
La mujer que habita en mí.
Hay una mujer preciosa que habita dentro de mí,
yo solo soy su corteza.
La protejo de todas las magulladuras, recibo los golpes por ella,
no quiero que pierda un ápice de su magia, no quiero que sus alas pierdan
ni una sola de sus plumas.
A veces se escapa, se hace tan fuerte que solo puedo observarla,
se escapa allí donde puede, sale confiada con los besos
y se hace pequeña con tus caricias.
Tiene el brillo de quien aún confía en la magia,
tiene el brillo de quien entiende mas allá de lo que hay a simple vista.
Peca siempre de lo mismo, orgullosa y coqueta, vestida solo con su venda,
tiene tantos remiendos, tantos fallos, tan poca certeza.
Busca siempre otras almas, y mejor más imperfectas,
se acerca a ellas con su maletín de costurera,
dispuesta a salvarlo todo, convencida de su fuerza.
Entre unos y otros, más algunos que ninguno, fueron apagándola,
porque el desgaste no siempre es evidente,
porque a veces no lo ves y otras simplemente no quieres.
La vi tan frágil que decidí esconderla, la escucho solo a veces
porque si lo hiciera siempre nos harían daño a las dos.
Yo la protejo con esta coraza permanente
y ella me ayuda a soñar con su alma de valiente.
A veces cuando estoy cansada, le explico que la vida es demasiado complicada,
me mira atónita, en realidad no entiende nada.
Es difícil contenerla, se remueve y me grita ofuscada, me hiere por dentro
mientras los demás lo hacen por fuera, tengo suerte de tener esta coraza
que casi todo aguanta.
A veces lucho, otras me doy por vencida, ella solo permanece ahí, llorando a escondidas,
la mimo, la consuelo, le oculto lo gris que puede ser el mundo para que siga intacta,
tiene una labor mas importante, anclarnos a las dos para seguir adelante.
Hay una mujer preciosa dentro de mi,
ella sabe poner palabras a cualquier sentimiento,
dibuja la belleza en su gastado cuaderno,siempre dice lo que siente y nunca supo
guardarse nada, quiere darlo todo porque aún no ha entendido que a veces las personas
se van con ese todo y no dejan nada.
Ella cree que el amor todo lo puede, cree que todo tiene algún sentido,
va descalza saltando, con una sonrisa inmensa que todo lo llena,
no puedo permitir que se llene de pena.
Ella me recuerda la importancia de ser honesto, de no venderse,
de arriesgarlo todo por aquello que lo merece,
me hace fuerte siendo frágil, le da sentido a este torpe caminar.
Me voy a la cama, la cobijo y me habla, me reprocha que a veces no la escuche,
le explico el porqué, en el fondo sabe que no tengo más opciones,
nos dormimos juntas intentando convencernos de que nuestro papel es el correcto,
ella siembra flores en mi yermo desolado,
yo me cuelo en sus sueños para ver si aprendo algo.
A la mañana siguiente, cuando amanece, yo me deleito con las flores que ha plantado,
ella sonríe y me guiña un ojo.
Cubriré mis heridas con la esencia de su risa,
yo mantendré las fuerzas para que ella sobreviva.